deathgasm

Creo que el título de este artículo es una dramatización apropiada para hablar del tema que trataremos hoy de forma simple e incluso satírica, de modo que (como algunos iluminados ya habrán imaginado) vamos a hablar de la evolución de la música, y más concretamente del metal.

A día de hoy seguro que todos los músicos que nos ganamos la vida en el mundo del rock y el metal hemos oído en el local de ensayo frases como “Tío, eso no es metal” o “Es que no se parece suficientemente al core” y demás, y los que no son músicos, seguro que han escuchado al típico amigo que no duda en tachar con el temible calificativo de “poser” a todo el que no haya escuchado a su fantástica banda de black metal experimental sinfónico, que tiene más o menos unos dos fans y medio y que está grabada como la puta mierda.
A mí personalmente siempre me ha resultado tremendamente molesto oír este tipo de palabrerías, ya no por el mero hecho de que, a mi parecer, no hay palabra más vacía de significado, innecesaria y estúpida que «poser», sino por el mero hecho de que todo ésto induce a una sola cosa, impedir la evolución de un género.

Así pues, debemos pensar por un momento ¿qué habría ocurrido si a Da Vinci le hubieran dicho “Tío, la perspectiva aérea no es lo suficientemente clásica, deberías hacer como Giotto y como Fra Angelico, esos si que hacen buena pintura”? Ya os lo digo yo, no habríamos tenido a uno de los cuadros más destacados de la historia, como es La Gioconda. ¿Y si a Kubrik le hubieran dicho “Céntrate en tu género, no metas cosas raras que vas a hacer un mezclete extraño que no querrá nadie”. Pues no tendríamos obras de arte como 2001: Odisea en el Espacio. Sin embargo, parece que este tipo de argumentos están a la orden del día en la música y más concretamente en el metal y el rock, pero ¿por qué? Esta es una cuestión que da para mucha especulación, mi teoría personal, y no estoy diciendo que sea la que más se ajusta a la realidad, es la siguiente:

En el caso del compañero de grupo que rechaza una propuesta por no ser metal se trataría de miedo al rechazo de la gente que ha asimilado como su tribu urbana y entre la que pretende integrarse.
El segundo caso al que hacíamos referencia es algo más complejo, aquí podríamos ver miedo a que alguien le robe una identidad (en este caso de true) que lo suyo le habrá costado fabricarse y dentro de la que se siente cómodo. No nos engañemos, estas identidades no son más que máscaras que todos nos ponemos día a día para sobrevivir en sociedad, el problema llega cuando dicha máscara te absorbe y te impide ver lo que hay en el exterior, este caso es además el más nocivo, puesto que no solo desprecia posibles obras sino también personas, utilizando, además, unos motivos que, en su mayoría, son realmente absurdos.
Además, podríamos añadir que el hecho de que el rock y el metal sean géneros underground y que no buscan llegar a un público tan abierto como el pop ha generado en algunos de sus seguidores un sentimiento de soberbia que, personalmente, no puedo evitar tachar de tóxico y destructivo.

Desde luego hay una cosa que no se puede dudar y es que, el arte, no avanza a base de repetir las mismas fórmulas una y otra vez, esperando a que de repente cobren más sentido y valor que cuando las realizaban otros artistas, y tampoco avanza únicamente gracias a esos artistas que, siendo tan buenos como cualquier otro, no conoce nadie, puesto que no consiguen influir al resto.
La música y el arte avanzan por todos aquellos que ignoran los “consejos” de los que se creen eruditos en el tema y mezclan todas sus ideas sin miedo a que algo suena “raro” o distinto porque ¿Qué sería de la música actual sin Queen? ¿o sin Frank Zappa, David Bowie, Pink Floyd y demás?

A ésto hay que añadir algo más, la evolución que sufren los artistas a lo largo de sus carreras.
A mí personalmente no se me pasa por la cabeza la idea de seguir tocando y haciendo lo mismo con 40 años que con 20, porque obviamente en esas dos décadas habrá cambiado mi forma de ver el mundo y yo con ella, además, mis fuerzas no serán las mismas, sin embargo, el mundo está plagado de gente que parece empeñarse en que un artista siempre debe sonar a sus comienzos, lo que nos lleva a problemas como el que prácticamente toda la discografía de Slayer sea una canción que se ha alargado décadas, o a que Metallica haya sacado un nuevo disco intentando volver a tener 20 años cuando NO los tienen y NO da el pego.

Me gustaría continuar hablando de una conversación que tuve hace unos meses con un compañero de facultad sobre Muse. Él alegaba que Muse no le gustaba lo más mínimo (opinión más que respetable) y aseguraba que a cada disco se comercializaban más y más.
Dejaremos el debate sobre la “comercialización” de bandas para otro momento, ya que lo que nos interesa ahora es lo siguiente: Muse me parece una de las bandas más respetables del panorama actual, ya que, en ningún momento han mostrado miedo a hacer algo distinto, ni se han “acomodado” haciendo lo que saben que triunfará. Por lo contrario, todas sus canciones son distintas y tienen algo que las hace únicas, sin dejar de lado el sonido propio del grupo que impregna cada una de sus composiciones. Por lo que se han ganado mi más sincero respeto y admiración y por lo que creo que son un ejemplo más de esos artistas que consiguen que la rueda siga girando y la música evolucionando.
No puedo acabar este artículo sin citar al gran Frank Zappa y su mensaje para el futuro, de modo que “uueeauiieoo”.