conciertos

Los que vivimos los años 80, tuvimos la suerte de vivir la mejor época de muchos grupos de rock, ahora considerados legendarios. Aquellos héroes veinteañeros que lucían melena en grupos como AC/DC, Queen, Deep Purple, Led Zeppelin, Motorhead o nuestros queridos Triana han envejecido, ahora pasan de los sesenta años o los peor parados ya no están en este mundo.

La controversia que os quiero contar nació unos años más atrás. Había un famoso trío llamado Los Panchos, en aquel grupo los componentes envejecían y fallecían y eran sustituidos por otros componentes hasta que ya no quedó nadie del grupo original, pero ello no terminó con el grupo, ante la sorpresa de muchos. Aprendí que la rueda del éxito sigue adelante mientras alguien esté dispuesto a pagar la entrada. Aquella gente fallecida vería desde el más allá como otros interpretaban sus temas, música inmortal; que flipe! (sin que pudieran dar su opinión ).

El nombre del grupo es un filón de oro que se puede seguir explotando hasta sus últimos resquicios, recuerdo leer que el héroe Rodrigo Díaz «el Cid Campeador» ganó una batalla después de muerto, ataron el cuerpo a su caballo  y los moros al verlo huyeron… No existen normas escritas de cuando un grupo ha de renunciar, ni siquiera tiene la posibilidad de eutanasia que termine de una vez con la agonía(cuando sobre el escenario apenas pueden hacernos recordar glorias pasadas). Miles de carroñeros, en forma de bandas tributo estarán dispuestas a seguir manteniendo el barco a flote. Los jovenzuelos de hoy en día (que en su mayoría venderían a su madre por tener un móvil nuevo) no tiene escrúpulos sobre el glorioso pasado, los veteranos vemos impasibles como nuestros grupos se despedazan en trozos haciéndolos irreconocibles y ellos sólo ven una entrada que poner en la pared y presumir que han visto aquel grupo que su padre tiene en vinilo y tantas veces se lo ha puesto de crío.

Nos hacemos viejos, está implícito en el ser humano, el problema en los grupos es el relevo generacional, algo que va frenado desde los años 90. En aquellas fechas la televisión y la radio aún gozaban de libertad, ahora han eliminado los programas musicales y los que quedan están en manos de unos pocos que te van a poner a quien ellos tengan en nómina.  Los compositores y autores de temas propios no tienen hueco en televisión, unos concursos insulsos que sólo premian la voz, como si la voz fuera el único «instrumento» que hace música. Las radios tienen importancia, muchos me diréis que por Internet tienes para escoger, pero yo pienso en los críos que van en la escuela y escuchan la radio del coche o los obreros que están en las fabricas y echan mano  de una radio que apenas coge las emisoras de más potencia, esas que utilizan la radio fórmula, o que ponen una criba donde solo se salvan grupos y estilos determinados. Generaciones de jóvenes aborregadas con los 40 principales o Disco Grande de radio 3.

En nuestras manos está cambiar esto. Larga vida al Rock & Roll .