Festival Internacional de Música Progresiva de Granollers (1971)
El comienzo de los años 70 en España fue un periodo de apertura musical con los primeros “festivales” de música (así, entre comillas, todos los comienzos han sido malos siempre). La decadencia del franquismo empezaba a ser palpable y la sociedad española demandaba cambios. Era cuestión de tiempo de que lo que estaba ocurriendo en el resto del mundo en el plano cultural en general y el musical en concreto, llegara a España. Los medios de comunicación comenzaban a informar de los Beatles, la libertad sexual, las drogas, los hippies…. y la juventud de este país empezó a alzar la voz reivindicando más libertad.
Guardando las distancias y siguiendo la estela de lo acontecido en la Isla de Wight o en Woodstock, en 1971 se celebró en el Campo de Fútbol de Palou en Granollers (Barcelona) el Festival Internacional de Rock Progresivo, convirtiéndose así en el primer festival al aire libre de música rock en España bajo el lema de “Paz, Amor y Música Pop”. Se pudo llevar a cabo gracias al promotor Joan Illa Morell “JIM”, que por aquel entonces era director del Centro de Iniciativas y Turismo “Comarca del Vallés”, con la ayuda de los asesores Oriol Regàs, Santi Guix y Joan Lacueva.
“Por primera vez en España, más de 20 horas ininterrumpidas de música joven al aire libre” rezaba un anuncio en el diario La Vanguardia días antes del festival. Desde las 6 de la tarde del sábado 22 de mayo hasta las 2 del mediodía del domingo 23 de mayo fueron más de 20 los grupos que deleitaron a los 4.500 asistentes que pagaron sus 200 pesetas de la época, más los 500 que se colaron saltando la tapia del recinto, y que pudieron convertirse en honorables miembros dentro de la trascendencia que ha tenido este festival. LSD, marihuana, sacos de dormir…. todo sobre la tierra del campo de fútbol y frente a un escenario ubicado en la grada del estadio con cuatro mástiles de madera que sustentaban una gran lona que proyectaba la sombra necesaria para que los artistas no sufrieran los rayos incómodos del Sol, aunque luego el día estuviera nublado.
Presentados por un entonces desconocido Constantino Romero, Sexto Sentido, Fusioon, Senso, Eddie Lee Mattison, Evolution, Yerba Mate, Delirium Tremens, Tucky Buzzard, Sangre, Sisa, Màquina!, Tapiman, Dumagra, Odisea, Pan & Regaliz y Contraste fueron los precursores de las dos grandes actuaciones del festival.
Los sevillanos Smash interpretaron 12 temas bajo su particular fusión de psicodelia y flamenco, que con su inconfundible El Garrotín hizo levantarse a eso de las 11 de la mañana del domingo a los semidormidos o drogados asistentes que no estuvieran despiertos aún.
Pero como siempre, lo mejor se hizo esperar. Sustituían a las primeras opciones previstas para los organizadores como cabeza de cartel, que no eran otros que Pink Floyd y Pretty Things, pero el elevado caché de los primeros y problemas a la hora de cuadrar fechas de los segundos, hizo que fuera el grupo inglés Family, con Roger Chapman a la cabeza, y que el año anterior habían sido la gran revelación en el Festival de la Isla de Wight, los que saltaran al escenario como estrellas principales del festival. Lo hicieron con casi dos horas de retraso, ya que se empeñaron en cambiar los equipos de sonido porque querían tocar con el suyo propio. Pero las hordas hippies esperaron. Su música, junto a la estimulación de la imaginación provocada por el LSD en los asistentes, sirvió de primera página para la historia de los festivales en España.
Campo deportivo casi destruido, indignación en Granollers por la “invasión”, hospitales negando el ingreso a los drogados que necesitaban asistencia, gallinas volando por el escenario, pirotecnia para despertar al público a primeras horas de la mañana…. Anécdotas mil para la prensa de aquellos días, lo que hizo que ese fin de semana tuviera casi más repercusión en lo social que en lo musical. Una columna de la revista Por Qué hablaba de que entre los asistentes “el 15 por cien tomó LSD y el resto fumaron marihuana”, pero ni una sola crónica de cualquiera de las actuaciones acaecidas esos días.
Pero es evidente que el festival marcó un antes y un después en la manera de entender la música en directo y la realización de festivales en nuestro país. Fue el primero de estas características que se realizó en toda España. Reunió a los principales grupos del momento del país en torno al fenómeno del rock progresivo y a dos de los grandes exponentes del rock y la psicodelia a nivel internacional.
Un grupo de valientes marcó la senda a seguir. Junto a los promotores y organizadores, el alcalde de Granollers Francesc Llobet asumió la responsabilidad de lo que ocurriera en el festival, ya que no dio tiempo a que llegara desde Madrid el permiso definitivo para hacerlo. Pero la presión social evitó una segunda edición. Este tipo de manifestación artística y cultural estaba definida como un acto de rebeldía contra el régimen franquista. Aun así, la primera piedra ya estaba establecida. Desde ese momento el panorama musical español se transformó por completo abriendo camino para futuros festivales.