Víctor fraile en Madrid | El alma en canciones
El pasado 14 de febrero no fue un San Valentín cualquiera, ya que fue la noche elegida por Víctor Fraile para la presentación de su disco Cantos de lejanía junto a su banda en Madrid.
La Sala Rockville fue la elegida para la presentación de este disco tras unas actuaciones previas en las que había estado tocando de formato acústico acompañado a la guitarra del guitarrista y compositor Juan Navazo

Puntuales como un reloj a las 10 de la noche comenzaron a sonar los primeros acordes de Agua de lluvia un elegante arranque acústico que supo conectar rápidamente con el público y que junto a la versión más eléctrica de Mis buenas voluntades demostraron la dinámica que iba a pasar a lo largo de la noche.
Hubo momentos para recordar su debut Diarios de un instante como fue el arranque de Hay niños que saben matar.
A estas alturas, queda demostrado que Víctor es un compositor que expone su alma en cada canción, y así fue cuando nos presentó Antes de que guarde silencio, una canción que surge en un momento duro de su vida y de la necesidad de poder expresar con naturalidad la situación, destacando el piano de Paul Álvarez, quien supo ganar atención a cada nota.

La noche siguió recordando Tu secreto antes de llevarnos a los versos del poema musicalizado de Blas de Otero titulado Hombre y que puede que sea una de las canciones más crudas del repertorio.
La libertad creativa que da el hacer un proyecto en solitario es increíble, y con temas como El mismo final, con esos aires de vals y de tango Víctor demostró no tener miedo de etiquetas, conquistando terrenos ricos y diversos de este universo que es la música.

Víctor siguió abriendo su alma al público gracias a la canción Las voces que admiramos, un precioso tema dedicado a su madre.
Y llegó el momento de que empezasen a desfilar invitados, arrancó Alicia Sánchez al violín acompañando a la banda en habitación 408 una triste canción con aires de canto a la vida sobre aquellos que se van en soledad. Tras ella, quedaron Alicia, Víctor y Paul Al piano para hacer Adiós uno de los adelantos del disco que es una demostración de elegancia y sutileza.

Volviendo a animar la Rockville, volvió la banda al completo para tocar Solo un cobarde. Víctor, Josete al bajo y Marcos Martínez a la batería muestran una complicidad notable, fruto de tantos y tantos conciertos a sus espaldas como base rítmica de Whisky Caravan.

Hubo un momento para la nostalgia al invitar a Carlos quien formaba parte de Laguna, primer gran proyecto de Víctor y juntos rindieron homenaje a la siempre latente banda jienense Supersubmarina con una excelente versión de Viento de cara.

La noche iba llegando a su fin, más aún hubo tiempo para recordar Todo lo que aprendí antes de que la banda volviera a desaparecer para que sonase Lirio de papel solamente a piano y voz.

Las luces se apagan, la noche parece que va a terminar, pero solo es una ilusión, pues quedaron como bises la preciosa Son de luna en formato trio con un casi improvisado trio de palmeros antes de cerrar con el maravilloso ¿Quién puede bailar? poniendo el broche final a la velada.
Una noche más, Víctor Fraile ha dejado claro que lo suyo es dejarse el alma en canciones. Gracias por compartirlas con todos los presentes.








