Laio – Balmog: «Buen equilibrio entre madurez y personalidad en el metal extremo actual»
La banda gallega está de regreso, no suelen decepcionar y aquí vamos a comentarlo. Su nuevo trabajo discográfico ha sido grabado y mezclado en Moontower Studios, con Javi Félez al mando, conocido por su trabajo con Destroyer 666, Teitanblood o Graveyard. La masterización se realizó en Orgone Studios a cargo de Jaime Gómez Arellano, responsable de producciones para Hexvessel, Ulver o Paradise Lost.
La portada y el diseño los ha desarrollado personalmente el guitarrista y voz de la banda, Baloc, partiendo de una fotografía original de Beatriz Castillo. El resultado final es una producción cuidada, precisa y coherente en lo sonoro y lo visual. Siempre han dado a entender que hacen lo que les da la real gana con el grupo.

El disco abre con 46 segundos instrumentales de Falling para dar inicio con Mud To Gold que recuerda a los antiguos Deathpell Omega y por momentos siguen progresando y madurando en todos estos años. Un inicio muy espectacular cargado de buenos riffs en la que podemos apreciar bien la mezcla sin que suene artificial.
Se mantiene así durante todo el disco y es algo de agradecer. Tongue In Pieces abre con una leve introducción que ya caracteriza a la banda como lo que son y vemos que tienen tablas en el género desde hace mucho años. Por momentos recordamos a Mayhem e incluso Pink Floyd y gusta mucho que hagan lo que quieran con su música pero que a su vez sea tan coherente y haya tantas cosas que sacar de aquí.
Se definen así mismos como gente que compone muy rápido y tienen las ideas siempre claras y con este último buscaron la fórmula diferente esforzándose más de lo que debían. Un proceso muy mental pero les marcó el resultado saliendo más espontáneo, directo y menos «extraño» siendo más black metal. Like God Who Knows dice bastante de su experiencia, no tienen problemas en arriesgar, van a salir un montón de cosas y siempre dejan margen a que sucedan cosas en el proceso compositivo.
Ortus Umbra es una introducción «épica» de dos minutos que entra directo en Mashalam, seguimos con el black metal directo y crudo pero muy cercano al rock. Balc nos cuenta en entrevistas que no saben qué van a ofrecer pero por ahora se quedan aquí y que a estas alturas ya tienen bastante bagaje y carrera pero han crecido tanto que no les hace falta salir de su comodidad y que ya lo tienen todo atado. Y que varias de sus canciones se compusieron en dos tardes.
The Silence Of The Trumpets es cuestión de madurez, llevan muchos años juntos y es de los temas más lineales del disco en el buen sentido y radica en el punto de que son capaces de hacer cosas que les requería más tiempo en el pasado. Sobretodo en su último tema de 8 minutos titulado Getsemaní que en momentos es más lento y progresivo pero muy equilibrado y bien empastado.
Más directo que Eve, pero igual de profundo, Laio es más rebelde y emocional. Independientemente de que el resultado sea positivo o no es un camino en sí mismo. Y lo que hacen ellos es para ellos.







