Artículo: ¡¡Larga vida al AzáRock!!

Como reza el título: larga vida al festival y bravo por la honestidad con que gestionan este evento desde hace casi veinte años.

Como músico participante en esta XIX edición he tenido la oportunidad de conocer de primera mano los pormenores organizativos que han forjado los pilares fundamentales para que no quedase nada a la improvisación y todo estuviese bajo control.

El trato hacia las bandas es inmejorable. Desde la primera toma de contacto hasta el momento de desalojar el escenario nos sentimos valorados más allá de mover masas o ser una banda underground. No hay distinciones, en Azá Rock cada uno tiene su lugar y cada miembro del staff su cometido para que todo salga como es debido.

Las barras funcionando ágilmente, la bebida mantenida fría a la antigua usanza y la plancha a pleno rendimiento, ¿qué más se puede pedir? Una zona de mercadillo artesanal, puestos de merchandising de las bandas y otros dedicados a nobles causas como el bienestar y protección animal hacen del coqueto parque del río de Abarán un lugar idóneo para que todo fluya.

Este evento destila un vago aire de camaradería y buen ambiente que se ve reforzado por el cartel escogido para esta decimonovena edición; bandas emergentes de La Vega Alta murciana como The Nadies, Violet y La Esencia de Chuky combinaron bien con el buen hacer de los navarros Cobardes, la originalidad en clave de fiesta de Awakate y los incombustibles O’Funkillo.

Fotos cedidas por: «El Cura» Photography

A pesar del intermitente chispeo y los inevitables momentos de incertidumbre en los que vimos venir la cancelación de todos los conciertos, se quedó una noche casi redonda en la que solo faltó la actuación de los gaditanos O’Funkillo, el plato fuerte de esta edición. No obstante, regresarán en mayo para contentar al respetable y celebrar su 25 aniversario con la ya confirmada presencia de su vocalista original, Andreas Lutz. Destacar la calma que los técnicos de escenario transmitieron en todo momento a las bandas en momentos en los que se debatía si se actuaba o no, siempre haciendo lo posible por empatizar y no poner en riesgo a ningún artista.

Tras más de seis horas de descarga musical y ya entrada la madrugada, se va acercando el final porque la lluvia arrecia y no es posible continuar la fiesta. Nos da tiempo a ganar un premio en la tradicional rifa del festival y nos despedimos hasta el año que viene. La XX edición promete ser de armas tomar.