Si Aurora Beltran se marca un acústico en Madrid, no hay nada que pueda evitar que lo disfrutemos. Si encima se rodea de Mercedes Ferrer, Nat Simons y Laura Rubio, el interés se multiplica.
Un viernes cualquiera de septiembre en el centro de la capi. Cuatro magas del rock, con la navarra al frente, dejan claro quién manda en esto, ellas.
Mercedes Ferrer, una fija en la vida musical de Aurora, siempre colaborando con esa sensibilidad especial. Nat Simons, sin pretender jubilar ni apartar a nuestra dama del rock estatal de los escenarios, ella debe ser su relevo generacional orgánico. Laura Rubio Blanco cierra el círculo del akelarre de la noche.

Con un esperado sold out, o como ella misma dijo, lo habéis petado, sala una encantadora Aurora guitarra en mano. He estado jodida con mi maldita salud, casi no vengo. Lujuria rompe el hielo y une a todo los presentes.
Esto me cura nos dice mirándonos emocionada, Vida ya hizo brotar alguna lágrima entre los fieles a muerte. Clases de baile la dedicò a una pareja de invidentes que habia viajado para la ocasión.
Dicen que los que soñamos en colores estamos un poco locos, Azul fue maravilla. Miraba el setlist del suelo, sin prisa, pero con garra. Tocaba dar hostias a sionistas y demás asesinos y genocidas y mencionar, por supuesto el tema festivales. El mecánico de almas, otra joya en forma de canción que acarician el alma desde dentro.
Para La niebla nos describe el lugar donde vive y nos reta a recordar con ella la letra de La tormenta. Va marcando los tiempos a su guitarra con los pies, nos pregunta qué haríamos si solo quedarán horas de vida, tic tac, Horas.
Vamos a desengrasar esto un poco con un tema de Tahúres Zurdos, El lo predijo. Para ella la música es quitarse miedos, nos habla de uno suyo, el Alzheimer, y nos regala su Silencio, otra de las más emocionantes de la noche.
Pasé la actuación con los ojos temblando a lágrimas, y ella nos miraba y lo sentía. Una versión Fire Years y anuncia a sus invitadas porquè dice que ya no aguanta más sin ellas al lado.

La primera, la hechizante Mercedes Ferrer, una dama de cabeza a pies Telecasrer incluida. Cuentan su viaje a Palestina hace años y se marcan una Cuenta Vacía de flipar abrazo final incluido, piel erizada de solo recordarlo. Afiladas palabras fue el afortunado tema en ser revivido en las dos voces.

Para esa mítica versión que ya parece más suya que de la Patty nos pide que nos rompamos las manos recibiendo a Nat Simons, otra carga brutal de alma sobre la sala. La llorera absoluta llegaría con Tocaré, ese himno inolvidable sonó de la hostia.

Sale Laura Rubio y nos confiesan que durante la prueba han llorado ya con el tema, Sabor a sal, casi nada, sin garras sin poderío apenas, repito, maravilloso.
Como no podía ser de otra forma, ese Chicas Fuertes con las tres invitadas a brazadas dejando el protagonismo a Aurora da por concluido un acústico maravilloso, emocionante y vibrante que nos deja el corazón patas arriba de cosas bonitas que nunca deberíamos dejar de sentir. Qué referentes, qué brutalidad y que bonito lo hicieron todo.

Una guitarra y cuatro voces, no se necesita más como bien proclamó Aurora Beltrán, la gran dama del rock estatal. La Rockville como testigo, los de siempre por allí. La sala llena, como debía ser. Es única y nosotros, afortunados.







