La banda que toma el nombre de su fundador, una de las figuras más icónicas del Black Metal, cumplió con creces con las expectativas en una noche con sorpresas, alguna más positiva que otra.

Creo haberlo dicho ya alguna vez, pero Murcia es una buena plaza para las giras de bandas que se engloban en los subgéneros del Metal Extremo y del Heavy más clásico, especialmente lo que se conoce como el «True» Heavy Metal. No ocurre lo mismo con el Metal más moderno o contemporáneo, algo que he podido comprobar a lo largo de tantos años formando parte de esta escena musical de diversas maneras.

Buenos ejemplos que corroboran esta afirmación son los carteles del Rock Imperium o del Leyendas del Rock (que a pesar de celebrarse en la alicantina Villena tiene su origen en la Región de Murcia), donde la apuesta es clara: una base fuerte de sonidos clásicos y otra importante de extremo, pues es en estos estilos donde creo que encontramos un núcleo importante de seguidores incondicionales que acuden a la llamada en eventos como dichos festivales o en conciertos de sala -unos con nombres más consagrados y otros que son puro underground del género-.

Este es el caso de la gira que daba el pistoletazo de salida a 2024 por parte de la promotora Madness Live, con cinco fechas en España era imposible resistirse, aunque en el caso de Murcia fuese entre semana y en plena cuesta de enero.

Tras dejar buenas impresiones en Barcelona, donde también tuvimos el gusto de estar:

y Madrid, el jueves 11 de enero el Dread Reaver European Tour de llegó a la capital del Segura y desde primera hora la afluencia a la sala Garaje Beat Club fue importante. He de reconocer que de las tres bandas que conformaban el cartel sólo conocía a Abbath, pero no debí ser el único que sentía curiosidad por ver cómo se las gastaban los escoceses Hellripper. Quienes para mi sorpresa eran un proyecto de un sólo miembro, James McBain, que recluta al resto de músicos para los directos, venían con el cartel de hacer un subgénero denominado Black/Speed Metal.

Desde el principio, su joven líder y el resto de la banda derrocharon actitud Heavy Metal ochentera, y su sonido no se quedó atrás. Como persona no ilustrada en profundidad en todas las vertientes del Black Metal, me pareció que el estilo tenía un indudable y marcado gusto por el Speed Metal de manual, pero mezclado no con Black Metal (aunque sí tuviese algunos de sus elementos sonoros) sino con las bandas de la NWOBHM especialmente las que se emparentaban también con el Punk, como por ejemplo Motörhead o Raven. Donde sí creo que se ve más su lado Black es en la temática de sus temas, a tenor de los títulos y frases que pude entender. En definitiva, un divertido y cañero comienzo de noche que dejó un gran sabor de boca y bien pronto los habituales pogos en la zona delantera del público.

De hecho, al término de la velada hubo muchos asistentes gratamente sorprendidos por el magnífico show, por encima de la siguiente banda de la noche, los americanos Toxic Holocaust, que venían con la vitola de potente banda de culto. Sin duda la duración y actitud durante el concierto de McBain y los suyos, con la destacable actuación de su baterista -situado más adelante de lo normal pues atrás estaba ya montada la batería de Abbath– fueron los elementos diferenciales a la hora de entrar en las inevitables comparaciones.

Galería de fotos HELLRIPPER

Siguiendo con puntualidad como ya es habitual en los conciertos de la sala GBC, los esperados Toxic Holocaust, banda de Thrash Metal con pinceladas de Black (el hilo conductor, como si fuese un requisito aunque fuera en detalles, de las bandas de la gira) empezaron con potencia pero algo más reposados que sus predecesores.

Venidos desde la norteamericana ciudad de Portland, con su líder y fundador Joel Grind a cargo de bajo y voz, el trío fue entrando en calor demostrando el porqué del importante número de seguidores de la banda que se encontraban dándolo todo desde la primera nota. Uno de ellos protagonizó el momentazo de la noche. El amigo Julián, del Metal Massacre Kommando alicantino, además de dejarse las cervicales frente al escenario, salto al escenario como un espontáneo al más puro estilo Jimmy Jump, ataviado con una máscara de gas. Poco le duró la excursión, pues el stage manager de la sala le invitó amablemente a salir de escena. Hubiera molado un salto con crowdsurfing de manual. Una lástima!!

La sorpresa en el concierto de los americanos, no exactamente negativa pero sí al menos desconcertante, es que con apenas media hora de duración, y cuando estaban en todo lo suyo, dieron por terminado su concierto, dejando al respetable sin entender qué había pasado y esperando que volvieran a salir a tocar algún tema más, aunque ni era momento ni el tipo de banda o concierto en el que esperas unos bises.

No volvieron a aparecer y enseguida se personó en el escenario el staff de Abbath para preparar todo con al menos 45 minutos de antelación a la fecha programada de inicio de su concierto.

Galería de fotos TOXIC HOLOCAUST

Rezaba la nota de prensa para anunciar la gira algo así como «LA OSCURIDAD SE CIERNE SOBRE ESPAÑA CON ABBATH»; pues haciendo honor a tal premonición y como ya nos podemos imaginar quienes hemos ido a conciertos de Black Metal, a las 21:15 hrs, tras bocanadas incesantes de humo y luces de un rojo más intenso que la sangre sobre una cara cubierta con corpse paint, aparecieron en escena los escuderos del Sr. Olve Eikemo, aka Abbath Doom Occulta seguidos inmediatamente por éste, para arrancar con un sonido a bastante volumen y, como se dice vulgarmente en esta tierra, «a tó pijo».

Únicamente había tenido el gusto de ver a Abbath hace unos años en un Leyendas del Rock, y ya me pareció un verdadero personaje. Bastante alejado en sus apariciones públicas y entrevistas de la solemnidad y hieratismo que caracteriza a los iconos del Black Metal. No obstante, el ínclito, irreverente y a veces cómico Abbath, estuvo bastante comedido en su «performance» y no nos deleitó con ningún pasito de cangrejo o de baile…. bueno sí, miento, algún leve gesto bailongo cual señor mayor en una verbena, que siempre se agradece, tuvo puntualmente.

Dicho esto, y sin querer caricaturizar al artista, para un inculto de este estilo como es un servidor, la importancia de la imaginería del Black es atractiva como propuesta visual para el espectador y, en mi caso, para un fotógrafo. En este aspecto tanto Abbath como los miembros de su banda, dieron el nivel, eso sí, sin ceremoniales ni parafernalia como otras bandas que he visto. Imperando la majestuosidad, comedido en sus pocas intervenciones para interactuar con el público entre un tema y otro, oculto en sombras durante toda la noche, el que fuera miembro fundador, voz y guitarra de los míticos Immortal, nos dejó su impronta con mano firme y contundencia.

Musicalmente he de decir que detrás de toda esta imagen que tanto caracteriza y define estéticamente a este género musical hay todo un universo sonoro nada desdeñable. Ritmos endiablados que te llevan la locura, riffs pesados muy marcados que se alternan con guitarras más distorsionadas que crean un muro de sonido que te aplasta. Varias veces hubo hasta solos de guitarra (de aquella manera, claro) o partes donde la guitarra apenas sonaba con un delay que por momentos me recordó a Juan Valdivia de Héroes del Silencio (que me perdonen tanto los blackers como los seguidores del guitarrista zaragozano, jaja). Y todo esto, como decía, a un volumen brutal.

En el setlist alternó temas propios de su carrera en solitario, con algunos de Immortal. Sin duda una master class en sobriedad y contundencia de un personaje clave en la creación y desarrollo de este subgénero del Heavy Metal. Justo en duración y sin apenas tregua, como me suelen gustar los conciertos.

En definitiva, buena dosis de Metal extremo para empezar el año, esperando que vengan muchas más.

Galería de fotos ABBATH