Crónica Download Madrid 2019 (Viernes): Jornada de calentamiento

El Download Madrid comenzó con muchas sorpresas en una jornada en la que los grupos emergentes destacaron sobre las primeras espadas del cartel.

Os traemos la primera de las crónicas del Download Madrid de este año; por desgracia, este año no hemos sido acreditados y por ello mismo no tenemos fotos, aún así no dejamos de ofreceros nuestra visión de uno de los grandes acontecimientos de este 2019.

Tras una magnífica organización respecto a la entrega de pulseras, llegamos a la jornada del viernes a las 6 puntuales para ver a Le Temps Du Loup. Los madrileños son un grupo que gana muchos puntos en directo, ya consiguen dotar de vida su obra y diferenciarse de otros grupos que en estudio son más similares. La verdad es que les hubiera venido bien otro horario, ya que a las 6 era difícil mantenerse mucho rato al sol y el post-rock que practican necesita de que el oyente esté a gusto para poder entrar en los mantras que plantean. Aún con todo en contra, consiguieron ejecutar uno de los mejores bolos de los que asistimos ese día gracias a los matices del sonido, contrastando bases rítmicas potentes con riffs agudos y repetitivos. Ojalá tengan muchas más oportunidades, ya que no dejarán de ganar adeptos.

Además, también tuvimos la oportunidad de ver a Comeback Kid, que fue un conciertazo. Ya que, aunque sean canadienses y no estén acostumbrados a las temperaturas de Madrid se mostraron superactivos y participativos con el público que no pararon de ser mojados con las mangueras que sabiamente dispuso el festival. De esta forma, consiguieron activar a un público que hacía un esfuerzo continuo por caer en la tentación de irse a las zonas de sombra. Uno de los conciertos del día, sin duda alguna que cerraron magníficamente con Wake the Dead.

Posteriormente, y tras soportar en este primer turno un calor terrorífico nos fuimos a atender el primer concierto del nuevo vocalista de Vita Imana, Mero Mero. Sin un buen sonido, la banda fue repasando toda su trayectoria y el cantante demostró que encaja perfectamente en la dinámica del grupo. Tal vez por los nervios no consiguieron enganchar tanto a través de una actuación dinámica y estuvieron más centrados en ejecutar correctamente las canciones. No fue la mejor actuación, pero tienen mucho margen de mejora y hay que darles un más que merecido voto de confianza.

Mientras finalizaban los madrileños, salieron a las tablas Liily, con una afluencia de público mucho menor de la que merecieron visto el concierto que dieron. Aunque es cierto que venían en sustitución de los esperados As It Is consiguieron defender con dignidad el spot que les había dado el festival. El único pero fue que el vocalista no estuvo fino, pero la banda sonó como un cañón en todo momento.

Posteriormente salieron al Stage 2 Children of Bodom, que dieron un concierto muy sólido eclipsado por el sol que incomodaba exageradamente a los artistas. Los valientes que se acercaron a las primeras filas pudieron disfrutar de los valientes pogos que se iban formando. De todas formas, y si tenemos que separar las actuaciones del primer día en dos grupos, Children estaría en el grupo de las actuaciones más nostálgicas, a diferencia de Brutus, que fue la banda más emergente del festival.

El trío belga se presentó en La Caja Mágica siendo unos desconocidos para muchos, y todos aquellos que prefirieron arriesgarse a descubrir un nuevo grupo en vez de ver a Children se llevaron una grata sorpresa. Brutus, como hemos dicho es un grupo atípico: la cantante a la vez es quien toca la batería y es el centro de toda la atención y con melodías de voz pegadizas y evocadoras y una base sólida de guitarra y bajo consiguen llamar la atención de todo oyente, consiguiéndolo atraer a su universo artístico. La sorpresa del día y una de las actuaciones, en mi opinión del festival.

Cuando acabaron, en el escenario contiguo comenzaron su concierto The Wizards que plantearon un concierto mucho más metalero del que atesoran en los discos, y a mí personalmente me sacó un poco del concierto, pues esperaba un sonido un poco menos definido y más garra. De todas formas, hicieron un concierto sólido en cuanto a sonido, pero frío en ejecución. Ojalá en su futuro cercano refuercen su vena más rockera y original, que creo que les hace más bien.

Tras coger algo para cenar nos acercamos al concierto ya comenzado de Sabaton y la verdad es que nos sirvió entretuvo mientras cenábamos en el suelo. La banda trajo a Madrid todo su arsenal de pirotecnia y el espectacular tanque que llevan siempre con ellos y con las constantes arengas de Joakim Brodén, consiguieron hacer las delicias de sus fieles. Si su objetivo era entretener, lo consiguieron con creces, pero no es un grupo que vaya a trascender por inventar nuevas formas de hacer metal.

Antes de acabar y por la solapación con Mantar nos volvimos al Stage 3 a ver al dúo alemán. Y de verdad que fue una gran decisión primar este grupo por encima de Sabaton y Scorpions. Con una crudeza absoluta y una oscuridad que les favoreció en esas espirales de black metal consiguieron dar uno de los mejores conciertos del día. Sin composiciones muy complicadas o técnicas, solo con una gran presencia en el escenario y una coordinación más allá de lo musical consiguieron hipnotizar al público allí presente. Más que recomendados, porque además había que frotarse los ojos para darnos cuenta que sí, que solo eran dos en el escenario.

Tras la pura adrenalina de Mantar fuimos a ver la segunda mitad del concierto de Scorpions, y cada vez es más claro que el estado actual de la banda es malo. Es cierto que su obra quedará en la memoria colectiva, pero más allá de la nostalgia que rodea su actuación, es difícil encontrar virtudes de esa actuación, más allá de cierta dignidad al defender esos temas y el estado del Mikkey Dee, que hizo un solo de batería notable y mantuvo todo el peso de la actuación.

Por último y para cerrar el primer día de festival fuimos a ver a la última banda anunciada, Rolo Tomassi que, aunque entraron como sustitutos de una banda con mucho más caché como Chevelle demostraron el acierto de la organización en darles la oportunidad de entrar en el cartel a última hora. Ya los vimos en el Arctangent 2018, donde la banda se mostró dubitativa y Eva Spence desafinada, pero en cambio, en Madrid estuvieron realmente sensacionales. Con un estilo tan disruptivo como el Mathcore consiguieron, y ahí está la dificultad, enganchar al público que conforme avanzó el concierto fueron apiñándose cada vez más cerca de la valla.

Un buen cierre de una jornada que, aunque los grupos para nostálgicos congregaron a más gente la calidad musical y el buen hacer la pusieron los grupos emergentes y originales.