Este viernes han tocado en la Sala Mon de Madrid la banda inglesa de música gótica Fields of the Nephilim ofreciendo un único concierto en España y traídos de la mano de Sturm Promotions y Madness Live.

Hablar de Fields of the Nephilim, es hablar de una banda de culto que jamás ha querido venderse tal y como lo han hecho otras muchas de su época y no doy nombres, la banda menos Fields of the Nephilimconvencional de la escena gótica ha acabado siendo la más adorada por los seguidores del gótico más ortodoxo y hablar de su líder y vocalista Carl McCoy, es hablar de una de esas personas que poseen un áurea absolutamente magnética y especial, es un maldito imán. Junto a Tony Pettit, bajista de la banda, son los únicos miembros de la formación original que actualmente forman Fields of the Nephilim.

La línea de apertura del concierto os la quiero describir porque para los que amamos este tipo de belleza, es necesario hacerlo. Me encanta observar las miradas del público en los conciertos, en este caso expectantes e ilusionadas, miradas de un público fiel, leal como pocos a un estilo y que saben a lo que van (porque nadie va a un concierto de Fields of the Nephilim para ver qué tal son, ya saben lo que son).

Fields of the NephilimDesde la oscuridad de la sala, aparece el silencio y tras el silencio, el escenario se ilumina y el denso humo lo invade todo, la magia está ahí mismo, esa que algunas bandas y sólo algunas poseen y los Nephilim son una de esas pocas que a finales de los ochenta empezaron a moverse para crear un sonido y una escuela que aún hoy perdura como legado y que muchos seguimos admirando y siguiendo.

El concierto abrió con Dead but Dreaming, donde se percibía ya esa atmósfera abrasiva y fascinante que algunos conocemos de sobra y que le pese a  quien le pese, es la esencia auténtico “goth”.

En el momento en el que Carl McCoy aparece en el escenario y mueve los brazos a modo de reverencia o como reverendo, la actitud del público es de pura emoción. Queda clarísimo que este gigante canta cada vez mejor y ahí subido, frente a todos, se veía claramente que es un ser no tan terrenal.

Más tarde sonaron Dawnrazor y Endemoniada para seguir con una de esas canciones en las que mejor se captura ese sonido tan espiritual y mágico, Love Under Will (cuyo título está sacado de una frase de Aleister Crowley). La iluminación, absolutamente apropiada e hipnótica fue parte del motivo de que esta cadena de temas fuese totalmente emocionante.

Tengo que decir que aunque han sido días festivos, que en Madrid llovía y hacía frío y que el concierto empezó relativamente pronto, la sala estaba totalmente llena, las primeras filas, entre las que pude distinguir a gente muy joven, algo que hace que los algo menos jóvenes, no perdamos la esperanza en el buen gusto y criterio de las siguientes generaciones, miraban el escenario sintiendo la mezcla de lucha entre la distancia y la cercanía que en muchos momentos provocaba sobre todo McCoy con esa expresión medio cálida en ocasiones, otras frío y lejano, es increíble.

Uno de los momentos que todos estábamos deseando era que se quitase de una vez las gafas y poder ver esos ojos y sí, lo hizo y sí, las llevaba, ahí lo dejo.

Fields of the Nephilim

Hay dos temas que no pueden faltan en un concierto de los vaqueros infernales, uno de ellos es Psychonaut y cuando empezó a sonar, unos cuantos nos miramos y nos dijimos algo así como “somos conscientes de lo que estamos presenciando” y sí, ojalá se parase el tiempo ahora mismo, después vino Last Exit for the lost y ahí se acaba el encantamiento “this could be my last regress/ last exit for the lost”, ya es hora de terminar y así terminó, para todos los que allí estábamos demasiado corto y como con esta crónica, nos quedamos queriendo más, deseando que tocasen más tiempo, más canciones, más magia, no os vayáis nunca.

Fields of the Nephilim