Llegamos algo pegados de tiempo a la Cubierta ya bastante llena y con la gente con sus respectivas camisetas del 40 aniversario de Helloween entre un montón de bandas más, chalecos y vestidos de cuero. Todos sabíamos a lo que íbamos y se respiraban las ganas en todo el recinto e incluso chascarrillos que ahora iré comentando sobre la traducción y las pistas lanzadas.
Beast in Black
Vamos con Beast In Black desde Finlandia venían celebrando sus 10 años y abrían con Power Of The Beast después de que las luces se atenuasen y el murmullo del público resonase por toda la Cubierta. Importante esto, informo de que el técnico de sonido ajeno a la organización y los falsetes absolutamente atribuibles A FUERZA MAYOR que es Yannis Papadopoulos intentando cantar sin la pista hemos decidido mantener la backing track activada en un 120% de potencia durante TODO el espectáculo.

Dejaron espacio para temas más antiguos de su primer disco Berserker en el que no todo era «tan perfecto» ni el efecto estaba homologado por AENA.
Claro que tocaron Blood Of A Lion, Beast In Black, Born Again y Blind And Frozen del que fue su trabajo más interesante. De hecho, debido a la cantidad de capas vocales, sintes y coros pregrabados que llevaban disparando desde el primer minuto, los controladores aéreos terminaron llamando a la organización con voz de domingo por la mañana para pedir que bajaran un poco el autotune porque estaba empezando a interferir con el sistema de aterrizaje del aeropuerto (Una broma sin maldad, prometido).

Observando al público entre aplausos y palmas muchas de ellas sinsentido junto a pasos de baile que venían sin ton ni son estuvimos durante una hora de concierto con AENA intentando que el único aterrizaje forzoso no fuese el de las notas altas (ya paro, la última). Yannis, vamos a decir cosas buenas, no decepcionó y fue bastante cercano al público a pesar de las carencias de la banda en directo.

Hardcore y One Night In Tokyo de su trabajo de 2021 tratan de ser diversos y acercarse al synthwave y por su estética no le van a quitar el trabajo a Perturbator o Carpenter Brut. Las comparaciones son odiosas, ya lo sé y no me gustan pero aquí tratamos de ser críticos para lo bueno y lo malo.

Beast In Black dejó para el final No Surrender donde parte del respetable se dio cuenta de la trampa. Bueno, disfrutables para mucha gente pero para otros simplemente no son nuestro rollo o que no nos impresionan bandas de este tipo. La parte más melódica la llevan mejor, eso se lo reconozco, pero se nota que no están cómodos sin sus coros, sintetizadores pregrabados y que son más de espadas y bestias que de teclados y sintetizadores futuristas.

Helloween celebran 40 años por todo lo alto
Rápidamente baja la lona de Helloween para dar comienzo a montar el escenario y la producción más espectacular que ha tenido la banda hasta ahora. Diez minutos antes incluso de la hora establecida se apagan las luces y el escenario empieza con su pequeña pirotecnia, cae el telón después de que suene el ya mítico Let Me Entertain You de Robbie Williams.

El concierto da inicio con March of Time y vemos a la banda al completo y con Kiske y Deris encabezando el escenario haciendo dueto que en directo funcionan como si hubieran estado cantando juntos toda la vida. El dueto no se siente como una competición, que sería lo más fácil de recrear, sino que se ve todo tan equilibrado y natural (salvo determinadas cosas pregrabadas de la banda) que demuestra orgullo, respeto y cariño entre ellos.

Empieza The Keeper a contarnos sobre la historia de la banda y la cantdad de batallas que han luchado para dar pistoletazo a The King For A 1000 Years en el que podemos ver una catedral o castillo gigante con todos los miembros de la banda actuando al unísono dando un auténtico recital. No cayeron los 13 minutos, la abreviaron y quizá no tuvo tan buena respuesta del público porque se le veía bastante contemplativo más que disfrutón.

La noche comenzó con un guiño monumental a los clásicos del metal: la intro Hall Of The Mountain King, con Kai Hansen entrando solo en el escenario, fue un golpe directo al corazón de los fans. Poco a poco, los demás miembros se fueron sumando, y la escena se transformó en un espectáculo coral que combinaba teatralidad y precisión musical. La recepción del público fue inmediata: vítores, palmas y un murmullo de emoción recorriendo toda La Cubierta. Todo un acierto para abrir la velada con una mezcla de dramatismo y nostalgia.

Seguidamente llegó Future World siendo la confirmación de que ciertos clásicos no pierden poder. El público estaba prácticamente en pie desde los primeros acordes; cada riff y cada línea vocal fueron recibidos como himnos, recordando que Helloween domina con autoridad el terreno del happy metal. Sí, su estilo es luminoso, incluso “feliz”, pero nadie lo hace mejor que esa combinación de melodía contagiosa y fuerza metalera sigue siendo inigualable.
En cuanto a los miembros, Michael Weikath, con su mirada crítica eterna, mantiene esa presencia sobria que lo define por no sonreír, no gesticular demasiado… pero su forma de tocar habla por él, y el público lo sabe. Por otro lado, Sascha Gerstner equilibró la ecuación con su estilo más pulido y elegante, aportando limpieza y precisión donde otros destilan caos.

El momento más esperado de la noche llegó con Andi Deris y Michael Kiske, nuevamente compartiendo escenario y voces. Su interpretación de This Is Tokyo, el primer tema presentado de su nuevo disco, fue un espectáculo audiovisual completo fundida a blanco y negro con un coche volador en en la pantalla. El clímax llega con Andi Deris portando un lanzallamas mientras corea We Burn de su The Time Of The Oath disparando al aire con el público. Momento breve pero memorable.
Vuelve al escenario el señor Kiske para deleitarnos con una de sus canciones por excelencia y advertirnos de que la IA para determinadas cosas está bien usarla con dos dedos de frente pero que las noticias y la música no le incluyan a él que pasa de ello. Suena Twilight Of The Gods, tema favorito para un servidor de la banda y que no pude evitar disfrutar (lo hice durante todo el concierto) pero a su mismo tiempo contaros con algún que otro spoiler (que no porque está todo visto) sobre el concierto.

Aparece Kai Hansen en escena después de otra tertulia de The Keeper para tocar uno de sus temas en su etapa titulado Ride The Sky, disco favorito entre los sectores más propios del heavy/speed metal pero se notó quizá algo forzado, lo cual pasaría igual más adelante. Con las luces fundidas a rojo entra Michael Kiske y Andi Deris en escena con la balada Into The Sun, fácilmente uno de los temas que mejor funcionaron en directo de su nuevo disco y dejándonos ver bastante de su registro en directo y de lo que es capaz de hacer este hombre.
Hey Lord! fue un poco a menos del concierto y quizá monótono y repetitivo aunque el público reaccionó bien. Ya estábamos dentro e íbamos a disfrutarlo porque los conciertos esto es así, se disfruta. Uno de los temas más esperados del disco nuevo con la letra en las pantallas para que la siguiéramos fue Universe (Gravity of Hearts) que fácilmente es de los mejores temas que han grabado en los últimos años y para muchos debería estar dentro de los Keepers. Sí, es similar, muy disfrutable, tiene buenos coros y la música es de mucha calidad como prácticamente el disco entero que destaca por su variedad en las canciones. La variedad está en el gusto dicen.

Volvemos a los 90’s con Hell Was Made In Heaven, canción espectacular donde las haya. Una de esas joyas oscuras menos comunes en giras normales. Aquí, en Madrid, sonó oscura y muy poderosa, de las sorpresas de la noche. Y antes de uno de los himnos generacionales, Dani Löble sin ego alguno y siendo el motor moderno de Helloween a la batería. Un batería muy técnico en directo y agresividad controlada y a pesar de que en ocasiones se comía el resto de la mezcla del directo y que se hacía un poco de bola de sonido. I Want Out es de esas canciones que nos levanta a muchos y nos llena de emociones intensas y más en directo.
Pink Bubbles Go Ape fue una inserción divertida y algo nostálgica para bien y para mal aunque a la gente le hizo gracia y quisieron que la tocaran. Andi Deris dijo entre bromas con Kiske que no estaba seguro si al respetable le haría gracia. Entraron momentos muy íntimos como In the Middle of a Heartbeat y A Tale That Wasn’t Right, donde la banda bajó la intensidad para transmitir emoción, nostalgia y redención, creando pausas memorables entre los riffs más potentes.

A Little Is a Little Too Much de su último trabajo, pegadiza, divertida y alegre. Un tema más moderno pero con mucho gancho y que podría ser de los favoritos del público. El cierre del set principal estuvo marcado por himnos como Heavy Metal (Is the Law), una explosión de energía y celebración del género, y Halloween, emotiva y épica, con cambios dinámicos que llevaron la intensidad al máximo antes del descanso final.
Volvieron al escenario manteniendo la emoción con clásicos como Invitation y Eagle Fly Free, donde apareció un águila imponente mecánico volando dentro de la pantalla, seguidos de Power y la festiva Dr. Stein, culminando con el final de Keeper of the Seven Keys, un broche majestuoso que cerró la noche con un equilibrio perfecto entre nostalgia, espectáculo y celebración de los 40 años de carrera de la banda. La banda no se limitó a tocar un “greatest hits” sino que combinó clásicos, rarezas y temas modernos celebrando toda su historia sin repetir fórmulas conocidas.






