Johnny B. Zero son una explosión sonora de buen gusto, imaginación salvaje y determinación musical. Son un cuarteto de rock, que sin embargo nos lleva mucho más allá de sus fronteras. Son el espíritu de una banda que podría haber salido de Nueva Orleans, de cualquiera de las salas de blues del barrio francés, pero que sin embargo, por suerte ha salido de Valencia y podemos disfrutarlos con la mayor de las cercanías en cualquier punto de la geografía española. El pasado sábado 12 de Mayo estos auténticos locos ofrecían el primer concierto en Madrid desde que saliera a la luz su nuevo Long Play, concretamente en el afamado Café La Palma. Antes de esto, además, habían conseguido alzarse con la victoria en el concurso de bandas del FestiMad.

Watermelon Suicide Stories (2018, Hidden Track Records), es una auténtica obra de arte lo mires por donde lo mires, pero además el directo de esta banda está cargado de texturas y de un buen rollo poco común sobre los escenarios. Sinceramente he de deciros que me volaron la cabeza. Os diré porqué:

El concierto daba comienzo poco después de las 21:30 y la sala aparecía cómodamente completa, todo un éxito teniendo en cuenta que en ese momento se comenzaban a celebrar las fiestas de San Isidro y había multitud de conciertos gratuitos distribuidos por toda la ciudad. Mientras pedía mi primera cerveza se lanzaban al aire los primeros acordes de Grey Elephants que bañaban la sala con un contundente y cálido golpe sonoro. Un poco más y hasta olvido mi cerveza sobre la barra atraído por el Groove de la batería de Luis Cirulli que sonaba inmejorablemente pesada y llena, arropada por los tremendos riffs de guitarra, saxo y teclado, y por esa voz de Juanma Pastor, que me hacía suspirar de asombro.

Sin pausa los valencianos encaraban una canción cuyo título empasta con el nombre del álbum: Suicide Watermelon Blues, cargada de energía, crunchy, bluesy y macarra. Creo que hacen falta que escuchéis unas cuantas canciones seguidas más para que entendáis lo que os voy a seguir contando, así es que mientras os referencio los temas tened sus álbumes a mano e id escuchando. El tercer tema del concierto era la ‘balada’ Golden Blow, seguida de The Emperor, Horse Dance, In the Void que comenzaba con un solo libre al saxo de Pablo Pérez, Orange sun y There’s a line, en la que Juanma bromeaba con la Bossa Nova.

Imaginaos como nos estábamos sintiendo entre el público. Es ese calor que te va subiendo por el cuerpo cuando descubres ante tus ojos a una banda que bebe de multitud de ricas influencias y encima las combina de una forma inaudita. Resulta que estos chicos se lo han bebido todo y podéis llegar a escuchar dentro de su música las pinceladas del rock atractivo y directo de The Black Keys, Fantastic Negrito o Nick Waterhouse, el toque folk-pop de Beck, los cantos desgarradores del blues clásico, las armonías de la época más experimental de The Beatles, las voces de un Jeff Buckley que a veces se adivinaban entre la voz de cabeza de Juanma, los riffs contundentes y complejos de unos Led Zeppelin abrasadores, los ambientes espaciales de Waters y Gilmour en Pink Floyd, mil y una pinceladas de soul encubiertas, y hasta me atrevería a decir que unos cuantos rasgos del jazz y la stretch music que se escapaban por la boquilla del Saxo de Pablo Pérez, adornando, reforzando y arreglando cada parte; de las manos de Julio Fuertes al teclado y a unos coros soberbios, y de nuevo Luis, también con sus pads electrónicos.

Johnny B. Zero es todo eso, pero llevado a un auténtico clímax de personalidad en el que acaba percibiéndose un todo independiente de todas esas influencias con una energía canalizada hacia la originalidad propia. Si a eso le sumamos una formación que elimina bajo y una guitarra para adherir el teclado de Julio, capaz de hacer un trabajo sorprendente y camaleónico, y el Saxo alto y el electrónico de Pablo, pues obtienes un resultado acojonante.

El concierto continuaba con el curioso Instagramer, divertido, actual humorístico y gamberro, justo antes de que Juanma Pastor abordara en solitario, a guitarra y voz, el tema homónimo del nombre del grupo Johnny B. Zero. Cuando hablo de Buckley, también percibo su presencia en la forma de tocar de Juanma, que toca de lujo, y es capaz de hacer auténticas armonías barrocas con la guitarra, a dobles voces, al mismo tiempo que canta. Así es que sí amigos, cuando escucháis a Johnny B. Zero también estáis escuchando a Bach.

Tras el breve parón se retomaba el concierto con The words of an Idiot, autentico trallazo con el que por un momento los Johnny se transformaban en una banda de garaje al puro estilo Ty Segall & The Muggers. Un tema plagado de riffs potentes, voz desgarradora, cambios de ritmo y Rock en estado puro. Le seguía Grasshopper Skin devolviéndonos a una honda más tranquila y folk, que anticipaba dos de los singles más reconocidos de la banda hasta el momento: Insane y Plastic Shovel, terriblemente pegadizos y de los que podréis ver dos tremendos videoclips a través del canal de Youtube de la banda.

Para acabar y totalmente a contrarreloj se escucharon sonar los temas All that love que cierra este nuevo álbum con un toque mítico y coral entre el folk rock y el soul, y Planted Like a Tree que nos llevaba momentáneamente hacia la primera canción del primer álbum de esta auténtica bandaza, de la que poco más me queda que decir, mas que espero encontrármelos de nuevo muy pronto para volver a sentir todo este cóctel Zero.