Crónica | Larga vida a The Hives: Forever The Hives
Los suecos de The Hives llegaron al Sant Jordi Club con su séptimo álbum, The Hives Forever Forever The Hives, publicado en agosto de este año. Con dos fechas en España: Barcelona y Madrid, esta gira despertaba curiosidad por ver cómo el nuevo material convivía con sus clásicos en directo.
La gira contaba con dos teloneros Snõõper, banda de punk rock procedente de Tennessee y Yard Act, grupo de Yorkshire que se mueve entre el post-punk y el spoken-word.

Sobre las 21:35 dio inicio el show. El escenario tenía una vibra minimalista y cálida: varios globos de luz suspendidos formaban el nombre de la banda letra por letra, y en la batería se leía un discreto “THE”. Todo estaba en silencio y vimos a la banda entrar vestidos con trajes que emitían un parpadeo de luz cálida. El contraste era curioso: un aire clásico, elegante y formal, mezclado con un toque moderno gracias a las luces integradas en la ropa. Una estética claramente suya, que mezcla lo tradicional con esa escencia tan british.

Pelle Almqviste, el cantante, asumió el centro de la escena desde el inicio, se movía con naturalidad, con ese punto de excentricidad que lo hace reconocible. Durante todo el concierto mantuvo una interacción constante con el público, hablando en gran parte en español y dejando caer comentarios graciosos, observaciones inesperadas y pequeñas improvisaciones que daban la sensación de cercanía. Esa espontaneidad ayudó a que el ambiente se sintiera más relajado y a que la banda conectara con todos.

Enough Is Enough fue la canción con la que la que abrieron el concierto, igual que en el disco. y aún siendo un tema reciente, la respuesta del público fue sorprendentemente fuerte cantando con entusiasmo, como si ya formara parte de los clásicos de la banda. Walk Idiot Walk fue la siguiente, uno de los temas más aclamados, la energía se mantuvo y la gente se movía siguiendo el pulso del bajo y la guitarra teniendo un efecto hipnótico.
Al finalizar cada canción, Pelle se tomaba un momento para hablarnos y hacernos reír con sus comentarios, manteniendo ese ambiente cercano que había desde el inicio. El ritmo aumentó con Paint a Picture, que entró con guitarras más cercanas al punk y un tempo más rápido. Poco después llegó otro clásico, Main Offender, que levantó de nuevo la sala. Entre los temas más modernos sonaron Stick Up y Bogus Operandi, pertenecientes a The Death of Randy Fitzsimmons, Pero el clímax llegó con la clásica Hate to Say I Told You So, una canción que hay que escuchar en vivo al menos una vez en la vida. Fue uno de esos instantes en los que todo se acomoda y solo importa estar ahí, escuchando, disfrutando y siendo consciente del privilegio de vivirlo en primera persona. Un recordatorio, de que la vida se compone de pequeños momentos: instantes llenos de magia que te hacen sentir vivo.

El set continuó con O.C.D.O.D haciéndonos mover con sus guitarras más chatarreras y energía punki, también escuchamos I’m Alive, Here We Go Again, Countdown to Shutdown y Come On!
Y para finalizar llegó otra de las más esperadas: Tick Tick Boom. La adrenalina subió de nuevo, y aprovecharon este tema para presentar y ovacionar a cada uno de los integrantes, que realmente dejaron toda su energía en el escenario. Son una banda divertida de ver, porque transmiten exactamente la intensidad que imprimen al show: los saltos constantes de Pelle, la efusividad con la que Niklas, el guitarrista, toca, y esa dinámica entre todos que hace que el concierto se sienta vivo de principio a fin.

Después, tras una pequeña pausa, The Hives volvieron al escenario y nos regalaron tres canciones más: Legalize Living, Bigger Hole to Fill y The Hives Forever Forever The Hives, esta última cerrando con broche de oro la noche. Se sintió casi como un pequeño ritual, una forma de recordar la grandeza y el legado que The Hives han construido a lo largo de los años.
Texto Maria Paula | Fotos: KBAEZORTIZ Promotora: Live Nation



















