Crónica | Meshuggah, The Halo Effect y Mantar en Madrid: Un Domingo Para Recordar

Grupos: Meshuggah, The Halo Effect y Mantar
Recinto: La Riviera - Madrid
Fecha: 4 de marzo de 2024
Promotor: Resurrection Fest
Texto y foto: Miguel Capelli

Los domingos son un día que no me gusta, los vivo entre los nervios del lunes y la ansiedad de disfrutarlos, como el último trago de un mini de birra, aprovechado pero amargo. Me conformo con una siesta, día en familia o simplemente con «haciendo nada». Se me olvidan los domingos, se me pasan sin existir, sin más.

Pero el pasado domingo lo voy a recordar siempre. Lo anticipé desde que salió el cartel el año pasado, tres grupos que escucho habitualmente y uno que me reventó la cabeza con 18 años. Cuando escuchaba Barricada, Platero, La Polla o Eskorbuto, mi amigo del pueblo donde pasábamos los veranos, de familia emigrada a Suecia, me grabó una cinta con lo mejor, para él, de la música vasca que adoraba, añadiendo a mi vida Kortatu, S.A., Berri Txarrak, Delirium Tremens entre otros. Como le sobraba cinta grabó Meshuggah de propina, fueron varias canciones de lo publicado hasta entonces, de primeras no me gustó, pero terminé por rebobinar boli en mano y repetir… Concatenation o Sane pero sobre todo Demiurge.

Meshuggah no es una banda de metal corriente, se puede decir que son los pioneros en su género y es bien sabido que muchas bandas los nombrar inspiración o influencia principal. Es asombros y a la vez un orgullo ver cómo La Riviera se llenaba para verlos, apoyados por dos grupos que también mueven el interés de lo metaleros, The Halo Effect y Mantar.

MANTAR

El dúo de Alemania comienza directo y contundente, sin mediar palabra, saliendo de la oscuridad tras una breve intro, Hanno (voz) y Enric (batería) arremeten con su sludge desaliñado, con toques muy punk y de rock clásico que mezclan con mucha personalidad, generan un estilo muy personal y super reconocible. La voz de Hanno es peculiar también, no ha todo el mundo le gusta y no han sido pocos los colegas a los que directamente les tira para atrás. Su actuación tiene un tono de locura que lo envuelve todo, así como el uso de las luces que montan para su bolo, muy cambiantes, estroboscópicas, casi sin iluminación global.

Se colocaron enfrentados uno al otro, viéndose las caras y dejando el perfil para el resto, eso sí, la batería pegada al borde del escenario, facilitando contemplar la maestría de ambos para sacar un sonido tan gordo solo con 3 instrumentos, batería, guitarra y voz. Los presentes conocen las canciones y van calentando el ambiente aplaudiendo y celebrando cada tema, la gente se va animando con cada canción, destacando Era Borealis, Sipt o Egoisto, especialmente celebrada fue Hang ‘Em Low (So The Rats Can Get ‘Em).

Gran arranque de la tarde que deja el ambiente caldeado, en el escenario se vacían las luces, batería y demás equipo técnico para hacer sitio, los operarios salen con rapidez dejando todo preparado…

THE HALO EFFECT

Después de un breve descanso la pista está abarrotada, la anticipación se hace evidente, muchos de los presentes han acudido especialmente por ver a los suecos. Cuando arranca la intro hay aplausos al ritmo de la música, cuando van entrando los cinco suecos los aplausos van acompañados de gritos y salto de júbilo.

Cuando salta Mikael Stanne (Dark Tranquility y Grand Cadaver), La Riviera está disfrutando al máximo, su sola presencia escénica, su sonrisa permanente y su interacción lleva el peso de los grandes artistas. Niclas Engelin y Patrik Jensen en las guitarras no permanecen estáticos por mucho tiempo, agitando las melenas, señalando o repartiendo gestos. Peter Iwers al bajo también aporta su grano para conectar, aunque desde un semblante mucho más serio. Destacable el trabajo de Daniel Svensson en la batería llevando con precisión la sección rítmica. Arrancando con Days of the lost queda claro que la banda viene a aprovechar el bolo, todos super compenetrados y clavando las notas. Suenan Become Surrender, The Needless End, Conditional o Feel What I Believe que son recibidas con saltos y brazos al aire, toda la pista canta al unísono y el tiempo pasa fugaz con las canciones enlazadas casi sin pausa.

Se cierra la actuación con el muy anticipado sencillo debut Shadowminds el público en su apogeo, la sala entera a tope después de ocho canciones con un buena iluminación y sonido a la altura. De nuevo se vacía el escenario dejando mucho más espacio para los cabezas de cartel. Ya podemos ver la batería instalada en altura y se intuyen los corpóreos con los dibujos de la gira. Se palpan los nervios, ya queda menos para ver a mis padres…

MESHUGGAH

Un anuncio por altavoz en voz neutral nos pide dejar los teléfonos móviles en los bolsillos por respeto al resto y respeto a los artistas, por desgracia pasa desapercibida, durante las primeras notas del tema inicial Broken Cog se filma en masa, a pesar de que la banda permanece en la penumbra durante toda la pieza parados delante del escenario, pegados a las luces que parpadean. La escasísima luz roja llena el escenario dando un toque dramático, enseguida comienzan los crowd surfing y lo circle pits, dos pude distinguir desde mi posición. Es como una introducción de casi seis minutos que encaja perfectamente con el concepto que caracteriza a Meshuggah: cada detalle está meticulosamente trabajado, desde el espectáculo de luces perfectamente sincronizado (manualmente, no programado, lo que le da todavía más mérito) hasta el comportamiento en el escenario de los cuatro músicos, que rara vez abandonan sus lugares asignados, concentradísimos en tocar. Jens Kidman (voz) no renuncia a los gestos grandiosos que realiza con un tempo como pausado, añade dramatismo y con cada uno la masa reacciona subiendo el nivel de entrega. Es curioso cómo se retira a un segundo plano durante las secciones instrumentales, casi inmóvil, hasta su próxima entrada.

La atmósfera general es épica, es claro que los fans de Meshuggah han acudido en masa y toda la pista es un mar de brazos en alto, caras de entrega absoluta, pogos en cada rincón y en el centro de la pista descamisados que bailan sin parar. Aumentó el ritmo y la intensidad con Rational Gaze recibida con una explosión de gritos y saltos. El sonido es potente, pero sin crear una barrera, salta llenando todo con claridad, parece que todos entráramos en trance al ritmo de temas como Perpetual Black Second o Kaleidoscope todos concentrados en la música tan bien interpretada.

Siguen God he sees mirrors y Born in Dissonance que dan paso a los fotógrafos al foso con una pequeña pausa con el escenario completamente a oscuras. A continuación, la dupla formada por In Death – Is Life y In Death – Is Death es recibida con entusiasmo mientras me concentro en sacar en el menor tiempo posible una foto decente de cada miembro del grupo, siendo casi imposible captar la batería que está en penumbras, elevada y tras un montonazo de platos. Es muy difícil una buena colocación porque cada rato la seguridad nos empuja para bajar voladores que llegan al foso después de surfear al personal. Pasan volando los dos temas y salgo del foso rumbo a la parte alta de La Riviera para disfrutar de la recta final del bolazo y ver como el público unido disfruta del momento.

Con Humiliative el mosh pit en el centro se hace enorme, con locos saltando a lo capoeira o haciendo gestos obscenos, se mueven como olas de delante a atrás. Siguen asomando algún que otro móvil, pero mucho menos que antes. Lo que no para es un constante crowd surfing. Se nota una intensidad muy alta, sigue el trance y queda claro que, con una atmósfera así, Future Breed Machine entra como un cañón para cerrar con una breve pausa antes de volver al escenario sin mediar palabra y soltar con toda la rabia Bleed la Riviera parece explotar de emoción y alegría.

Momento en el cual se escucha el arranque tan original de Demiurge esas guitarras que te llenan y obligan a sacudir la cabeza. Espectacular cierre, simplemente sublime, lleno de ritmos complicados y riffs bien cargados, fascinante, con toda la fuerza tras los exigentes 80 minutos de bolo.

En resumen, Meshuggah mueve masas sin actitudes de estrella de rock, sin aspavientos ni frivolidades, solo Metal, exigente, preciso y contundente, una mezcla que no olvidaré nunca.