Crónica: Tobogán y Hermana Furia en la sala El Sol (Madrid)

Tobogán y Hermana Furia. El Rock está muy vivo, querido Marilyn.

El viernes 8 de abril, en la céntrica y clásica (40 años ya) sala El Sol de Madrid, lo pasamos como hacía tiempo estábamos deseando hacer. Como niños en un parque de bolas.

¿Los culpables? Dos grupos que solo saben hacer música hasta quedar exhaustos. La actitud, eso que dicen los gurús de la motivación que es importante en la vida, esta gente te la escupe en cada nota que te lanzan desde el escenario.

Tobogán

Tobogán

, grupo riojano que abría la noche, fue todo lo que a unos teloneros les puedes pedir. Llenar escenario, hacer disfrutar a la gente, darlo todo aprovechando cada minuto que tienes.

A destacar, el cantante, o frontman o showman o crazyman o como lo quieran llamar, porque el tío no para, no descansa, no sabe lo que es la palabra quieto. Salta, anima, se golpea, se tira al suelo, choca con sus compañeros, escupe cerveza y rabia a partes iguales. Y eso mola, joder.

¿Su música? Directa, cruda, sin filtros. Actitud y mala leche. Guitarra, bajo y batería. No necesitan más. (Larga vida a los tríos instrumentales, by the way). Por momentos, y con canciones como Dejadme en paz, recordaban a unos Nirvana que odian al mundo. O incluso, pequeño cover incluido de Killing in the name, a los Rage Against the Machine
más cañeros.

Estos teloneros sí que molan, coño. ¿Se pueden decir palabrotas?

Hermana Furia

Y entonces, cuando ya teníamos los oídos atiborrados de Stoner, llegan Hermana Furia, una de las bandas con más mala hostia que recuerdo en un escenario.

Al que no estuviera atento al inicio, ya se encargó el batería de despertarlo a base de leñazos sin consideración alguna por nuestros tímpanos. El guitarra, con tanta energía como labia, nos da las buenas noches, y la locura se destaca con la salida de la bajista y la cantante.

Desde el primer momento, sabes que esta gente te va a dar rock, fiesta y movimiento todo el rato. No paran, no quieren parar, no pueden parar de hacer lo que les hace felices, porque esas cosas se notan, te contagian, y no hace falta nada más.
Bueno, sí hace falta, vale, que esto es un concierto, y tiene que sonar bien, pero es que suena de la leche.

Por encima de todo, ese bajo, esa bajista, que se te planta delante y de tira graves por encima del resto del grupo, como si eso fuera fácil. Y lo hace como la que va a un ensayo, sin pretensiones ni alardeos, pero con 5 cuerdas y sin púa. God bless Cliff Burton.
Y qué decir de ese huracán de cantante. Me podría poner en modo José Luis Moreno a destacar cualidades, porque lo tiene todo, pero os dejo que vayáis a un concierto suyo a quedaros con la boca abierta. No es solo su voz inagotable lo que le sale de dentro, son sus ganas de comerse la música.

El grupo es uno, lo hacen juntos y disfrutando. Si quieres un poco de pogo, lo tienes, que quieres fiesta y marcha, te la dan hasta que te agotes. Pero, sobre todo, tratan al rock and roll como lo que tiene que ser, puro, directo, sin complejos y muy macarra.

Mención especial al momento en el que tocaron la canción Turbo, junto a un Julio Ródenas, que sorprendió a muchos, a mí el primero, con unos solos de guitarra que ni el mismo Chuck Berry. Julio Ródenas, presentador del programa Turbo3 en Radio3, defensor de la banda y de la buena música en general (que sería de nosotros sin Radio3), aprovechó el momento para revindicar el rock, las bandas españolas y la música en general, junto con el guitarrista de la banda, agradeciendo a los medios su labor.

Salimos de allí contentos, sabiendo que lo habíamos pasado teta (lo de las palabrotas ya luego lo negociamos) con dos grupazos de rock.

Viva el rock, el roll, la música y la madre que parió a Hermana Furia y a Tobogán.

David de la Ossa Isidro