Crónica: Toundra | El placer de escuchar música sin interrupciones.

Con su concierto en Madrid, Toundra pone fin a la presentación de Hex, su último trabajo de estudio

Crónica: Toundra en el Teatro Eslava de Madrid

“Pero esta gente no canta, ¿no?” “Yo es que para oír música sin más me voy a un bar” “¿No tiene que ser raro que no haya cantante?” Y así, los comentarios que quieran… Prejuicios musicales tenemos todos, y de la vida, claro, pero aquí se habla de música, y Toundra dice, y mucho, sobre música, sobre rock instrumental bien hecho, cuidado, criado desde hace años y puesto en el escenario con madurez, delicadeza y un sonido “Hexcelso” (último chiste al respecto del título de su álbum, prometido).

El 26 de noviembre, Toundra ponía fin a su gira de presentación de Hex, sexto disco de la banda madrileña, en el Teatro Eslava.

Los finales de gira siempre tienen un punto de darlo todo para acabar, que hacen que los conciertos sean algo más. Y en este no hubo excepción. Teatro lleno, fans del grupo disfrutando cada canción, artistas casi en éxtasis por momentos, sonido pulido desde el principio, que no siempre es fácil. Así que el resto era disfrutar de la más de hora y media de una de las mejores bandas de rock instrumental que puedes ver actualmente.

Como buena gira de presentación de disco, hubo un buen puñado de canciones de Hex, pero excepto de su disco primogénito (favorito del que suscribe), supieron encajar bien los temas de su discografía, y esto, para una banda instrumental, que nutre sus discos de un hilo conductor entre sus temas sin las pausas habituales (viva la música clásica, madre de todas ellas) no es fácil.

Abrieron con Magreb, gran elección por su inicio ascendente incorporando instrumentos con suavidad, pero enseguida reconocible por todos. Y sin darte cuenta, sin presentaciones ni micros ni falta que hacen, ya estábamos inmersos en un sube y baja de notas enlazadas y bien armonizadas del que no queríamos salir nadie. Y es que esto lo hilaron muy bien durante todo el concierto. Encajando temas nuevos con clásicos.

Seguidamente sonó Watt, la primera del disco nuevo de la mañana. Que no lo había dicho aún, pero fue concierto con vermut en la mano. Y luego tres temas de discos anteriores como son Kitsune, Bizancio y Mojave. En el punto medio del concierto, bastante arriba, sacaron al trio de canciones que abre Hex, El odio parte I, II y III. 20 minutazos de creatividad musical máxima.

Y os estaréis preguntado si estos tíos no dicen ni hacen nada que no sea tocar… Y la verdad es que no lo echas de menos. En el centro, sin querer ni acercarse a un frontman al uso, Alberto Tocados con el bajo, destacando cuando lo tenía que hacer, y siendo la línea que une la dirección de la banda. Por muchos momentos con los ojos cerrados, concentrado en sentir la música fluir. El batería, Álex Pérez, era casi como un metrónomo. Preciso y contundente, sin sonar por encima de ningún otro instrumento. Porque haber eclipsado a esas dos guitarras, hubiera sido de cárcel.

Las guitarras de Toundra son como la sofisticación de un plato de estrella Michelin. Sin la base ni los ingredientes principales, no haces un buen plato, obvio, pero sin el toque de magia, no tienes lo que necesitas para hacerlo especial. David LópezMacón”, acaricia la guitarra para sacar lo mejor de ella. No hace alardes ni aspavientos, no quiere ser el protagonista (menos cuando reparte besos a sus compañeros en mitad de los temas), porque quiere que lo sea lo más importante, lo que está por encima de los propios músicos.

Al otro lado del escenario, Esteban Girón, en la otra guitarra, la cual se tuvo que pedir vacaciones después del sobe que le dieron. Si le ves tocar, sabes que estás ante un músico que vive lo que hace, que lo siente, y entiendes por qué nos gusta tanto esto de ir de concierto. Continuo juego con los pedales, afinando la guitarra casi cada tema, jugando con ella, sacando todo lo que se puede sacar de un instrumento así, no solo marcar los estribillos (no saben lo que es esa palabra esta gente) o riffs manidos. Disfrute máximo.

Los bises llevaron los nombres de Cobra, Ruinas y Cielo Negro, marcando un final brutísimo. Y una de las pocas intervenciones de Esteban hacia el público, a voz en grito, agradeciendo el apoyo mostrado.

Al amigo que me los descubrió, siempre le digo la frase de “qué buenos son los Toundra, copón”, cada vez que los escucho en casa. Pero es que en directo son algo más. Te ofrecen algo que no tienen el resto de grupos. Y hacer algo así durante varios años a tan alto nivel y con esa innovación continua, no es fácil.