Martes 13 de Marzo, tercer concierto de Black Label Society en su gira por nacional de la mano de Resurrection Fest. La apertura de puertas era a las 19:30 pero media hora antes ya había una importante cola para entrar, pues los incondicionales de la banda habían asistido a un meet and greet previo al concierto.

Monolord MadridCon bastante puntualidad comenzaban su show el trio de Gotemburgo. El sonido de Monolord era como una apisonadora, un rodillo, potente, preciso, sin concesiones. Su bajista, Mika Hakki es un espectáculo en si mismo, arropado por sus amplificadores Orange, con el volumen al 11, llevaba el groove de la banda mientras Esben golpeaba los tambores con una cadencia que recordaba los comienzos de Bill Ward. Con esa base rítmica Thomas lo tenía todo a favor para dar caña a la voz y a la guitarra. Un show excelente por parte de la banda que sólo se vio deslucido por la malísima iluminación tocando casi en penumbra (aspecto que tampoco mejoró mucho con Black Label Society y que dificultó mucho el trabajo de fotógrafos). Monolord acabaron entre aplausos ganándose a los asistentes que llenaban media Riviera. Estad atentos a esta banda pues no tengo duda que darán mucho que hablar en los próximos años.

Mientras terminaba de llegar el público (era una hora muy mala para el eterno atasco madrileño) se colgaba un telón con el logo clásico de Black Label Society. Se apagan las luces de la sala y entre gritos comienzan a sonar los acordes de Whole Lotta Love, no, espera, es War Pigs, se trata de un “mash up” que une los dos temas, ¡Buena elección!. De fondo se adivina un harmónico de guitarra marca de la casa que se va acoplando con el amplificador hasta llegar a un volumen atronador, ahí ya sabes que va a salir Zakk con los suyos repartiendo rock musculoso y salvaje. Cae el telón y aparece la silueta inconfundible de Zakk, envuelto en luces rojas y subido en su stand agitando su cabeza. Mientras le imparte disciplina a su guitarra arranca los aplausos y gritos de un público que, sólo con esa salida a escena, ya lo tenía ganado para el resto del concierto.

El set list fue el mismo que en Santiago, empezando por Genocide Junkies y terminando porBlack Label Society Stillborn, por orden. Si hay algo que siempre me ha llamado la atención de Zakk es lo delicado y técnico que llega a ser cuando puedes verle de cerca. Recuerdo mirarle embobado por el visor de mi cámara con el foco puesto en sus manos, su cuerpo envía un mensaje de salvajismo y fuerza pero sus dedos son propios de un virtuoso delicado capaz de tocar con una técnica exquisita que requiere una gran disciplina. Hay muchos guitarristas muy buenos y muy técnicos, tan técnicos como estáticos, pero sólo hay uno capaz de usar todas las técnicas más complejas de guitarra de rock mientras se mueve como un depredador que parece tu peor pesadilla y que en cualquier momento le va a arrancar el mástil a la guitarra con sus manos. Así es Zakk, 50% brutalidad 50% técnica y precisión, algo que sólo su “hermano” Dimebag Darrel (D.E.P) podía hacer; “hermano” que recibió su habitual homenaje con Zakk al piano de cola mientras se desplegaban dos fotos suyas acompañadas por los acordes de In This River.

Un par de temas más y Zakk decide darse su baño de multitudes recorriendo la sala entre el público mientras suena Fire It Up y acaba subido en la barra del fondo con todo el público rodeándole y haciendo uno de sus solos memorables, tras lo cual regresa al escenario y hace un guiño a Deep Purple. Concrete Jungle y Stillborn y nos vamos a casa. Los tipos duros no hacen bises, lo dejan en lo alto, se despiden del público y se marchan entre aplausos, con la satisfacción del trabajo bien hecho. Una grandísima banda con una base rítmica espectacular que permite que Zakk haga de las suyas sabiendo que cuenta con un respaldo de lujo. Alguien dijo “una banda es tan grande como lo sea su base rítmica”, Black Label Society son grandes, muy grandes.

 

black label society