Crónica y fotos de Los Toreros Muertos en Madrid: ¡Lo mejor será que bailemos!

Ding, Ding, Ding!!! Atención! Atención!

Se hace sabeeeeer, en nombre del señooor alcaaaaalde, que todos somos contingeeeentes pero Los Toreros Muertos son necesaaaaaarios, y es por ello que el 12 de abril, justo antes de la semana santa, y si la autoridad no lo impide, presenciaremos el milagro de la resurrección de Los Toreros Mueeeeertos, por obra y gracia de Pablo Carbonell, y será en forma de Estruendo Folkloooooooórico.

No se me ocurre otra forma mejor de empezar esta crónica de la fiesta que fue la presentación en Madrid del nuevo disco de Toreros Muertos que intentando homenajear (a mi manera) al pregonero de esa España que tan bien retrataron Cuerda y Berlanga y en la que encaja perfectamente este Estruendo Folklórico que es su nuevo disco.  El concierto de hoy venía precedido de una exitosa gira con más de 40 bolos en 2018 y cosechando un enorme éxito en su etapa de “las américas”. Teníamos muchas ganas de Toreros Muertos, y es que han sido 27 años (para algunos toda una vida) sin tener material nuevo de esta gran banda. Añadido a lo anterior, y viendo los tiempos que corren en la política y la sociedad, la vuelta de Toreros Muertos se estaba haciendo más necesaria que nunca.

toreros muertos

La actuación comenzaba con una surrealista prueba de sonido con público, lo que dejaba claro que no veríamos nada “normal” sobre el escenario de La Riviera durante las próximas 2 horas. A tu casa de su disco Mundo Caracol era la encargada de abrir el show. Con un público entregado, aprovecharon para presentar El Baul de la Piquer y Pilar y pudimos comprobar lo bien que le sientan los vientos a estos renacidos Toreros Muertos. Many Moure al bajo, Fernando Polaino a la guitarra y Toni Iglesias a la batería (y todo tipo de percusiones), sentaban una sólida base musical capaz de tocar cualquier estilo, mientras la Charanga el Conejo de la Loles era el complemento perfecto, haciendo sublime lo que ya era muy bueno… En mi cabeza había un único pensamiento: “los Toreros Muertos debieron llevar siempre una charanga”.

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Pablo llevaba a su lado una maletita que parecía no tener fondo, de la que sacaba todo tipo de pitos, silbatos, trompetillas, kazoos chirigoteros gaditanos (o del delta del Mississippi vaya usted a saber) junto a percusiones varias y otros instrumentos populares. Completaban el maletín distintos tipos de bombines, cascos galácticos y toneladas de confeti que Pablo repartía en cada canción como parte del gran clown que siempre lleva dentro. Los “chiquillos” de 40, 50 y “tatitantos” años que allí estábamos, mirábamos maravillados aquel prodigio de maletín, deseosos por ver qué nuevo invento sería el siguiente que iba a sacar el gran payaso Carbonell. Porque Pablo es esa mezcla de genio, cantante, escritor, pintor, payaso y showman, ese hombre renacentista bizarro con una mente rápida e inquieta pese a “haberse metido de todo”, como él mismo reconoció en algún momento del show.

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Los acordes de Manolito sonaban en la Riviera y el público la cantaba de principio a fin. Era una de las más esperadas. El mono de NASA de su disco Cantan en español nos trajo una de las primeras sorpresas de la noche de la mano del excepcional trompetista Manuel Blanco (primer trompetista de la Orquesta Nacional) con un increíble “solo” que hizo el deleite del público y de sus compañeros trompetistas que le acompañaban con la charanga.

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Llegando al ecuador del show era el turno para auténticos Estruendos Folklóricos explorando nuevos sonidos con maestría como la Bicicleta estática y sus rimas imposibles o La siesta donde dieron un nuevo significado a lo de “tocar sin mirar” con sendos antifaces para Moure y Polaino.

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La charanga tomaba el escenario llevando la fiesta al público, “Braaasiiiiil nanananananaaaaá Brasiiiiil Brasiiillll” cantábamos todos desafinando como buenos coristas de barra de bar y dando paso a una genial Yo no me llamo Javier que es otro de los temas que ganan muchísimo con la orquesta. Teruel ponía un poco de calma antes de la toreros muertostempestad que supondría Mi agüita amarilla que se extendió más allá de los 10 minutos con un… iba a decir medley pero diré popurrí (preciosa palabra poco utilizada) aprovechando la frase “y empieza a diluviar” que daba paso a temas relacionados con la lluvia: Purple rain, Ojalá que llueva café, Cantando bajo la lluvia, It’s raining men y otras tantas que haría una lista interminable… lo dicho, auténticos genios. Hasta hubo momentos para versionar Get lucky de Daft Punk by El Conejo de la Loles. Además de apariciones de artistas invitados como Jorge Sanz y su armónica y Juanjo Artero a los coros o la guitarra de Alex de la Nuez, que hizo acto de presencia en varias ocasiones durante el show. Incluso una segunda aparición de Manuel Blanco y su trompeta que dejó, para sorpresa de todos, unos compases de El Concierto de Aranjuez” encajados con maestría en una de las canciones. La Riviera era una auténtica fiesta.

Llegando al ocaso del estruendo, otras de las esperadas: Falangista y Tu madre tiene bigote también muy coreada por el público, y una de las nuevas, en este caso un Vals, El Vals del Balsero dando muestra de la riqueza de estilos que han trabajado en este último disco.

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La despedida era Hasta siempre, porque Pablo es único diciendo cosas de broma muy en serio o cosas en serio muy de broma y siendo capaz de hacer canciones como esta, con su dosis de melancolía y una letra tan bonita que no hay despedida mejor.

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El público no les dejaba irse, así que decidieron cerrar con unos bises muy celebrados: On the desk, ese tema en inglés que parieron en algún momento de enajenación mental transitoria y que tantas veces hemos cantado a la salida de algún bar a las tantas de la mañana sonaba mejor que nunca, con su soniquete cabaretero que es imposible borrarla de tu cabeza fue el primero de los bises. DNI el segundo y Twist as Loca tenía el horror de cerrar 2 horas de locura maravillosa, dando paso a una conga de niños, encabezada por Mafalda, hija de Pablo Carbonell, que seguían a un Jorge Sanz con su armónica haciendo un bonito tren lleno de juventud e ilusión. En esos momentos me vino a la cabeza un párrafo de Alicia en el País de las Maravillas que resume toda esta bendita locura de espectáculo a la perfección y que decía algo así:

¡Lo mejor será que bailemos!

¿Y que nos juzguen de locos Sr. Conejo?

¿Usted conoce cuerdos felices?

Tiene razón, ¡Bailemos!

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