Crónica y fotos Kriston Fest 2019

Kristonfest, el pequeño pero a la vez enorme festival de rock, regresaba a Madrid para su octava edición.  

Un festival valiente que siempre ha apostado por la calidad de bandas para inmensa minoría, lo cual nos encanta y comulga al cien por cien con el espíritu de Rock Culture. Esta edición 2019 se dividía en 2 jornadas:  Por un lado teníamos el viernes 10 en la Sala Mon, con un cartel formado por Arabrot, Nick Olivery y sus Mondo Generator y Earthless. Por otro, el sábado 11 en La Riviera con Church of the Cosmic Skull, Turbowolf, Dozer, Kadavar y Hellacopters. Sin duda un gran cartel el que han conseguido los amigos de Noise On Tour y que daría sus frutos haciendo de esta edición 2019 la más exitosa hasta la fecha, consagrando al Kristonfest como una fecha obligada en el calendario para próximos años.

Kriston Fest 2019

La tarde del viernes 10 de mayo comenzaba con Arabrot. Llegamos a ver los últimos temas pues la hora temprana, junto al eterno atasco de Madrid y las últimas restricciones de circulación no facilitan mucho la vida en “El Foro”. La sala se encontraba a medio aforo y es que a esa hora muchos estarían saliendo del trabajo para quitarse el disfraz y ponerse unos vaqueros, una camiseta y esas zapatillas viejas festivaleras que tanto amamos. Pese todo, Arabrot tiraron de profesionalidad y calentaron al público que respondieron muy bien a los temas de la banda noruega.

El segundo grupo del viernes, Mondo Generator, es de esos que arrastran más público por el pasado de su fundador que por su presente, pero es que el pasado de Nick Oliveri, como diría aquel gallego con barba: “no es cosa menor, es más, es cosa mayor” (nunca pensé que esa frase sobre la cerámica de Talavera que tanto nos hizo reír, tuviera sentido. Mucho menos aún que tuviera hueco en una crónica… Y hasta la aquí la tontería del día…Luego decís por ahí que somos demasiado serios…). Nick ha sido uno de los miembros más queridos por los fans en bandas legendarias como Kyuss y Queens of the Stone Age y daban testimonio de ello las camisetas presentes en las primeras filas.

Kriston Fest 2019

Kriston Fest 2019

Mis sospechas sobre que el sonido no sería del todo bueno se confirmaron al comenzar. El stoner, post rock, y resto de estilos similares son difíciles de sonorizar… Cuentan con afinaciones muy extremas, sonidos con toneladas de distorsión y una puesta en escena con mucha actitud que también resta de la parte de la ejecución técnica. El resultado fue un sonido poco claro, aunque poco pareció importarles a los incondicionales de Nick… Un Nick que devolvía el cariño del público respondiendo a los gritos de los fans y haciendo algunas bromas.  Comenzaron con Molten Universe de Kyuss y con esto se metieron al público en el bolsillo para todo el show. Alternaron temas propios con versiones de Kyuss como Green Machine, Love has passed me, Allen’s Wrench y de Queens of the Stone Age como Gonna Leave You o las encargadas de cerrar el bolo You Think I Ain’t Worth a Dollar, but I Feel Like a Millionaire y Six Shooter. El público disfrutó muchísimo… pogos, saltos desde el escenario (algunos con más suerte que otra) y mucho desfase, lástima que el sonido impidiera ser una experiencia perfecta.

Kriston Fest 2019

El cierre de la velada del viernes corría a cargo de Earthless. Una banda curiosa, muy de nicho. Y es que no es fácil disfrutar de un concierto que consiste básicamente en un sólo de guitarra de dos horas al más puro estilo Hendrix si no llevas antes mucha cultura musical encima y mucho rodaje. La puesta en escena fue muy sencilla, de hecho, había personas que pensaban que eran los roadies y no la banda (hasta que empezaron a tocar). Y es que Isaiah Mitchell es un “guitar hero” poco convencional, precisamente por su sencillez. Sobre el escenario se dedica a tocar, dejando de lado todo lo demás y sumergiendo al público en una atmósfera de rock psicodélico más propia de los “Veranos del Amor” de San Francisco que de la época que nos toca vivir. Pese a esto, todavía quedaban algunos sectores de público que seguían con el subidón del grupo anterior y seguían saltando desde el escenario… algunos empujados amablemente por el señor Mitchell que parecía no hacerle demasiada gracia esa conducta.

Kriston Fest 2019

Acompañado de Mike Eginton al bajo y un espectacular Mario Rubalcaba a la batería, repasaron temas de toda su carrera Uluru Rock, Electric Flame y de su último disco como la homónima Black heaven para terminar con Cherry Red. Desde luego Earthless no es un grupo para todos los públicos, pero son una delicatessen para el público adecuado.  Y con esto ponemos punto y seguido para la primera jornada del Kristonfest.

Kriston Fest 2019

Sábado

Sábado 11 de mayo, sin apenas dormir editando fotos y con un estado de salud bastante lamentable, preparamos las cámaras, el ibuprofeno y 3 millones de euros en efectivo para intentar pagar los botellines de agua y una cerveza al final del concierto en la Riviera. Nos acreditamos en taquilla, proceso rápido y sencillo que facilita mucho la buena gestión que hicieron de la prensa los responsables de Noise On Tour… ¡Ojalá fuera siempre así en todos los conciertos! (Gracias chicos).

Entramos y me encuentro con la que, para mí, fue la sorpresa mayúscula del festival. Miro al escenario y veo un montón de gente vestida de blanco… Eran Church of the Cosmic Skull. En el centro dos tipos con barba y dos chicas rubia y morena en una imagen icónica que me recuerda inevitablemente a ABBA… Bueno, más bien a unos ABBA que se habían escapado de Woodstock hasta arriba de LSD y hacían una especie de rock psicodélico mezclado con ópera rock que en algunos momentos me recordaban a Meat Loaf y su aclamado Bat Out of Hell, incluso con toques de los primeros Queen y Jethro Tull.

Al frente de la banda Bill Fisher con su Gibson Flying V pintada con el arco iris que recuerda mucho a las guitarras de Eric Clapton de principios de su carrera y unos amplis Orange perfectos para la ocasión. Repasaron sus dos primeros discos, con temas como: Sorcery, Is Satan Real?, Watch it Grow o el tema más famoso de su carrera, Clod Sweat, un auténtico hit pegadizo y bailón con toques de muchas bandas que molan, pero siendo originales. Porque se puede hacer música de los 60 y 70 y ser perfectamente auténtico sin caer en la vergüenza de ser una fotocopia de otra banda… Greta Van Humhumejem ejem perdón… ¡Ay que tos más tonta! No miro a nadie… En serio, Church of the Cosmic Skull son una pasada, os recomiendo que os compréis el último disco.

Dozer eran los siguientes. Junto con Kadavar pondrían la parte más stoner del festival. Salieron a darlo todo y, pese a que el sonido no les acompañó, hicieron un show muy decente. Fredrik hacia su papel de frotman flanqueado por dos tipos llenos de actitud que se comían el escenario, a su derecha Tommi Holappa maltrataba su Gibson Firebird mientras que a su izquierda Johan Rockner hacía lo propio con su bajo Rickenbaker. Lástima que el sonido no acompañase y que el grupo anterior dejase el listón demasiado alto entre el público. Además, era esa hora que había que decidir si picar algo antes de los cabezas de cartel o no, por lo que parte del público decidió salir a reponer fuerzas en algún momento del show.

En el cambio de grupo vimos como colocaban la batería en primera fila en el lugar habitual del cantante. Era señal inequívoca de que había llegado la hora de los alemanes Kadavar. Un poco de stoner, unas gotas de psicodelia, una pizca de doom y tenemos la receta perfecta. Los amplis Orange juraría que los habían puesto al 11 porque el sonido era demoledor. Tiger Bartelt y sus dos metros de altura subido en la tarima de la batería son una imagen poderosa difícil de olvidar, al igual que Dragon Bouteloup, la otra torre germana del grupo, que era el “animador” del show ya que había salido mucho más enérgico que de costumbre.

Lupus Lidemann se hacía grande a la voz, en un escenario demasiado oscuro por momentos y con exceso de humo, algo ya típico en esta formación. Vampires, Doomsday machine y Die Baby Die fueron las más celebradas de un concierto que se puedo hacer un poco largo en algunos momentos pero que resolvieron bien, tirando de tablas sabiendo que lo tenían que dejar arriba ya que los siguientes en salir se lo iban a poner muy difícil a todos. Una gran ovación les despedía en un concierto correcto donde el sonido, a diferencia que con Dozer, si les acompañó.

¡Hágase la luz! ¡Y la luz se hizo! Y aparecieron los Hellacopters a poner patas arriba La Riviera. No hizo falta ni media canción para que el público enloqueciese. Patada al aire y ahí estaba Dregen al borde del escenario haciendo todo tipo de poses de rockstar y movimientos eléctricos al más puro estilo Angus Young… y es que era asomarse al foso y se desataba la locura colectiva. Nick Royale estaba francamente bien a la voz y espectacular con su Gibson SG custom y su característica gorra de plato. Y es que Hellacopters es una banda con tanto carisma que cualquiera de sus dos frontman son capaces de alboratar al respetable hasta llevarles a un estado de locura total. Minis de cerveza volando (de esos de 3 millones de euros el mini), pogos, crowdsurfing… solo faltaba una nevera pasando por encima de la gente como en Wayne’s World… Desfase total en la sala del Manzanares.

Sin descanso enlazaban un tema tras otro con un set list de esos que quedan para el recuerdo: Carry me Home, The Devil Stole The Beat From the Lord, Toys and Flavours ¡No había una mala! Y es que Hellacopters habían decidido resarcirse del desastroso concierto que hicieron en Download donde ni la hora, ni el sonido, ni el escenario les acompañó. Esta vez no habría fallos, nada de medias tintas, había que morir en el escenario y a punto estuvieron con alguno de los saltos locos de Dregen desde la tarima de la batería o los amplis. Boba Fett Anders hizo un grandísimo concierto a los teclados, bueno, en general toda la banda… seguramente fue uno de esos conciertos de los que, cuando se suben a la furgoneta camino del hotel, piensan: “hoy lo hemos petado” con una pequeña sonrisa malévola de satisfacción en sus caras. By the Grace of God y Im in the band pusieron el broche de oro. Consiguieron borrar de la memoria el paso por download y dejar el listón en lo más alto, que es donde suelen dejarlo estos suecos. Si tengo que ponerle nota ya os aviso con seguridad que estarán en mi top 10 conciertos de este año en Rock Culture.

Difícil, muuuuuuy difícil, así es como lo tenían Turbowolf tras la descarga de Hellacopters… Eran las 2:00 AM, el público agotado, algunos se habían marchado… quedaron los valientes y, conscientes de todo esto, Turbowolf tenían la enorme responsabilidad de cerrar un gran Kristonfest. Su frontman Chris Georgiadis tiro de repertorio de bailes, poses, descargas de sintetizador, y todo tipo de piruetas y consiguió sacar las fuerzas de flaqueza de los presentes que pensaron: “de perdidos al rio, ya tendremos tiempo de morir mañana” y respondieron devolviendo la energía al grupo para cerrar una gran noche. Lianna Lee Davies al bajo, Blake Davis a la batería y un gran Andy Ghosh a la guitarra decidieron acompañar a Chris hasta la muerte y sacaron lo mejor de ellos mismos, aunque por desgracia el sonido fue similar a Dozer desluciendo un poco la actuación de los británicos.

Y fin. Nos quedamos con un buen sabor de boca, con un festival lleno de grupos auténticos en tiempos donde no abundan las cosas auténticas. No es un festival para todos los públicos, no veréis influencers en el público haciéndose selfies poniendo morros de pato. Esto es un festival serio, lleno de música, de la buena, para una inmensa minoría, y en salas, que es donde realmente se ve bien a los grupos y el público participa activamente en el show. Un festival que mejora cada año y que ha venido para quedarse, y se quedará, ya lo veréis. ¡Nos vemos el año que viene en el Kristonfest!