Crónica y opinión de El Altar del Holocausto (Madrid)

Viernes por la noche. Con el rosario al cuello, nos encaminábamos, como buenos fieles, a la particular homilía de El Altar del Holocausto. Los asistentes llegaron puntuales a su cita con lo divino que, por supuesto, trasciende más allá de la música. Sólo con entrar en la Iglesia Moby Dick ya éramos conscientes de que pisábamos terreno sagrado. El fuerte olor a incienso, las flores blancas o la cuerda enlazada formando una soga, símbolo del profundo dolor y sufrimiento de la Pasión contribuían a formar ese sentimiento. La escenografía de El Altar del Holocausto es plenamente inmersiva. Ya sólo con estos momentos previos a la salida del grupo al escenario, nos hacíamos a la idea de lo que nos esperaba esta noche.

Con algo de impuntualidad, llegaba la hora de la homilía. Era el turno de los fieles para rezar. Apenas cabíamos en la Moby Dick. Con un espectacular sold out, no cabía ni un solo alfiler. Nada más entrar, además de toda la parafernalia escénica tan interesante, también había carteles dispuestos por todo el recinto que nos alertaban de la particular actitud que se debería tomar frente a este homenaje: la del silencio. Cosa que, por supuesto, parte del público no cumplió religiosamente. Sin embargo, los atronadores coros celestiales irrumpieron con un profundo estruendo. Poco después, ya ataviados con sus túnicas blancas y el crucifijo al cuello salían a escena los miembros de El Altar del Holocausto.

Su música se caracteriza por las continuas transiciones entre pasajes de absoluto silencio y explosiones musicales. El bajo y la batería forman un dueto rítmico poderoso en el que los acordes pesados se suceden. Siendo un grupo instrumental, la parte más melódica recae en el guitarra solista, el cual completa el espectro musical con sus licks. Los cuales son bastante pegadizos e interesantes.

Esa particular retórica cristiana que envuelve a la banda encaja a la perfección con su música. Las transiciones usando coros, los silencios que provocan esa introspección en los fieles, las explosiones de sonido con una sonoridad muy pesada característica de bandas de Doom Metal. Todo eso sale a relucir por el particular ensimismamiento que crean los diversos elementos escénicos. Esto genera un sentimiento de estar experimentando algo único y que trasciende el típico concierto en una sala.

La interacción con el público también resulta un elemento muy interesante. En todo momento se está llamando la atención del espectador. Bien sea con un grito que llena la sala diciendo: ¡Hermanos! O bien con la interacción directa, en especial la del bajista que en varias ocasiones bajó del escenario para tocar entre el público. Esto provoca una sensación de hermanamiento bastante resultona, y que nuevamente ilustra toda la metáfora cristiana que utiliza el grupo.

Hubo momentos totalmente deliciosos en los que la banda comulgaba a la perfección con sus fieles. Los coros celestiales servían de contraste perfecto con los riffs agresivos. La música resultaba sugerente en extremo. El Altar del Holocausto no sólo dieron un soberano recital musical, también se postulan como una de las bandas nacionales del momento. Ya su paso por el Download Madrid dejó enormemente impresionados a la gran mayoría de gente que se acercó a verlo. Por todo esto y por la capacidad que tienen para seguir evolucionando y puliendo su trabajo, pueden llegar a ser una de las bandas más grandes de nuestro país. Como buenos fieles, seguiremos a muerte a estos chicos tan devotos. Y, si todavía no habéis visto a El Altar del Holocausto en directo, os recomendamos encarecidamente que os paséis por una de sus próximas homilías.