Dream Theater para principiantes, una aproximación al sonido y concepto de Dream Theater

Hablar de Dream Theater puede ser difícil para alguien que no es músico (y mis dotes a la guitarra distan mucho de ser las deseables): compases atípicos, afinaciones no convencionales, música modal, diversidad de efectos sonoros, virtuosismo técnico, uso de múltiple equipamiento, estructuras no convencionales… No, ellos no son el típico grupo de tres acordes en compás 4/4 estrofa-verso-estribillo, pero, y esto es muy importante, tampoco son un grupo para músicos (o al menos no exclusivamente).

Sus detractores los acusan de técnicos, pretenciosos y fríos, y hasta de masturbación instrumental, pero la mayoría de sus seguidores apreciamos la variedad desde sentimientos que son capaces de transmitir con su música, música que es, a menudo (no siempre) muy emocional. Y por eso los escuchamos y los amamos, aunque también porque suponen algo distinto, un desafío, y porque con cada escucha descubres algo distinto. Sus discos son a menudo growers, especialmente cuando empiezas a conocer el grupo, así que no es raro que requieran varias escuchas, y algo de paciencia, para ser apreciados en todo su esplendor.

Una de las virtudes de la primera mitad de su carrera es que cada disco te sorprende siendo sustancialmente distinto al anterior. Con esta mini-guía pretendo, previa introducción al grupo, describir brevemente lo que uno se va a encontrar en cada uno de sus ocho primeros discos, de forma que los no iniciados puedan elegir entre tanta variedad aquel que más se adapte a su forma de entender su música.

No es que no me gusten el resto de sus trabajos, incluyendo aquellos después de que Mike Portnoy, el mítico batería y compositor de muchas de sus canciones, saliera del grupo. Considero grandes trabajos discos como A Dramatic Turn of Events, con la inmensa Breaking All Illusions, o el disco homónimo, que me transmite optimismo; incluso, y esta es una afirmación bastante impopular, tras una decepción inicial y unas cuantas escuchas tiempo después, me encanta el melódico The Astonishing, disco doble conceptual considerado por muchos un fracaso en su carrera; es un grower que requiere, como ya he dicho, armarse de paciencia, pero que la recompensa; o, al menos a mí, así me ha sucedido. Como se puede ver, se trata de un grupo muy especial para el que suscribe estas palabras, por lo que la objetividad a veces puede ser difícil.

Aunque beben de muchos de los padres del progresivo (Pink Floyd, Genesis, Yes…) y del metal (Iron Maiden, Metallica, Megadeth…), podemos citar a los canadienses Rush como el embrión de su sonido.

Dream Theater suponen un punto de inflexión en la historia del metal progresivo, con algunos antecesores de la segunda mitad de los 80, como Fates Warning, Queensrÿche, Voivod o Watchtower. Existe cierta controversia al respecto pero hay que mencionar los esfuerzos de grupos como Metallica, o hasta de Iron Maiden, de dotar a su música de mayor complejidad por aquellos años. Canciones más largas, estructuras más complejas, discos conceptuales… podremos hablar de metal progresivo o no, pero lo cierto es que existe cierta tendencia en el metal durante la segunda mitad de los años 80 a adquirir una dimensión más técnica y elaborada.

Por otra parte, Dream Theater son unos de los responsables de mantener el rock progresivo vivo de forma no marginal de los 90 en adelante, junto a grupos como los Porcupine Tree de Steven Wilson o el material de este último en solitario. Pero, sobre todo, Dream Theater se convertirán en la banda por antonomasia del metal progresivo y punto de referencia para los grupos posteriores del estilo.

Servidor, aunque hoy me considere melómano con gustos diversos, y tras una breve etapa de rock urbano, era metalero (y lo sigo siendo, uno nunca lo deja de lado del todo si de verdad le apasiona): fui de los que descubrieron el mundo del metal con el boom del power metal de la segunda mitad de los 90, que resucitó el género tras la debacle (comercial que no creativa) posterior a la irrupción a la fama del grunge a principios de los 90, además de otros factores que contribuyeron al descenso en ventas y en popularidad. Pero precisamente descubrí el inmenso y fascinante mundo del rock progresivo setentero a través de mi pasión por Dream Theater. Y a través de ese estilo fui ampliando más, sin dejar el metal de lado, mis horizontes musicales, y en ello sigo: el camino no termina nunca. Es parte del encanto de la música.

Hablar de Dream Theater en sus inicios es hablar, sobre todo, del combo creativo formado por John Petrucci y Mike Portnoy. John Petrucci es un guitar hero influenciado por Steve Vai, Joe Satriani, Alex Lifeson (Rush), David Gilmour (Pink Floyd), Brian May (Queen), Steve Howe (Yes)… Puede pasar de ser un rápido shreeder a tocarte un breve solo neoclásico o uno lento y melódico a la Gilmour. Como guitarra rítmico es también muy completo y variado, habiéndose endurecido su estilo de riffeo con el paso de los años. Por su parte Mike Portnoy es un batería que aprendió a tocar su instrumento primariamente de forma autodidacta escuchando a sus mayores influencias: Ringo Starr (The Beatles), Keith Moon (The Who) y John Bonham (Led Zeppelin). Al desarrollar un gusto por música progresiva más exigente sus mayores influencias fueron Neil Peart (Rush) y Frank Zappa. Ha sido introducido en el Modern Drummer Hall of Fame. La base rítmica la completa el solvente, misterioso e introvertido bajista John Myung, quien también firma (aunque de forma escasa) algunas de las letras más reconocidas del grupo. De los dos miembros restantes, vocalista y teclado, hablaremos al tratar los discos.

El grupo se formó con el nombre de Majesty en 1985 durante la estadía de Petrucci, Portnoy y Myung en el prestigioso Berklee College of Music de Massachusetts, institución que acabarían dejando para dedicarse íntegramente a la banda. Quienes deseéis saber cómo sonaba la banda siempre tenéis el Official Bootleg: The Majesty Years 1985-1986. El sonido de su debut de 1989 ya estaba prácticamente formado en fechas tan tempranas como mediados de los ochenta, por lo que dicho disco hubiese sido bastante más rompedor de haber podido ser lanzado antes; de hecho las maquetas tuvieron bastante aceptación en su momento, lo que hizo a los miembros de Dream Theater pensar que su debut iba a tener más éxito del que finalmente tuvo.

El proceso compositivo de los temas se basa a menudo en la improvisación por lo que se hace difícil saber, con frecuencia, que miembro del grupo es el autor de cierta canción, o de cierta sección. Por lo que respecta a las letras, son de temática y autoría muy diversa, pero están reconocidas como buenos ejemplos letrísticos dentro del mundo del metal.

Antes de ponernos a hablar de los discos en cuestión, no podemos dejar de dar una visión general de Dream Theater sin hablar de sus directos. Instrumentalmente son impecables, siendo cada uno de ellos un virtuoso de sus respectivo instrumento. Se trata de directos unas tres horas (!) y en los que, cuando repiten día en una misma ciudad tocan el segundo día rarezas, covers o temas infrecuentes en directo, llegando a tocar discos enteros de otros grupos del tirón, así, han llegado a tocar The Number of the Beast de Iron Maiden, Master of Puppets de Metallica, Made In Japan de Deep Purple y Dark Side of the Moon de Pink Floyd (existen Official Bootlegs de los mismos). Como punto negativo de sus directos, siendo sinceros, hay que reconocer que James LaBrie a veces no da la talla en vivo.

Pasamos a continuación a dar unas pinceladas sobre los ocho primeros trabajos:

WHEN DREAM AND NIGHT UNITE (1989)

No se trata de su mejor disco, ni de un buen punto de partida para conocerlos, pero es distinto a lo que vendrá y con el paso de los años he aprendido a disfrutarlo y a recurrir a él cuando no me apetece uno de sus trabajos posteriores. La influencia de Rush es más clara que nunca y su sonido es menos metálico que trabajos posteriores, su estilo aún no está definido por completo.

Es también su único disco sin James LaBrie como vocalista, siendo Charlie Dominici, cantante claramente inferior, quien asume la tarea de las voces.

El disco contiene Ytse Jam (Majesty, nombre originario del grupo, leído al revés), la primera de sus piezas instrumentales.

Las ventas del disco fueron escasas, en un proceso que culmina con el cambio de vocalista y de discográfica.

Como curiosidad, quien desee escucharlo cantado, en vivo, por James LaBrie, siempre puede acudir al Official Bootleg When Dream and Night Reunite, grabado con ocasión de su 15° aniversario.

IMAGES AND WORDS (1992)

Se trata del disco que catapultó a Dream Theater, tanto en los mundos metalero y del prog rock como incluso a nivel más mainstream, aún de forma moderada, ya que Pull Me Under fue el único single en toda su carrera alcanzar cierta fama fuera de los mencionados mundillos, de ahí que, de forma irónica, un recopilatorio suyo sea llamado Dream Theater’s Greatest Hit (…and 21 Other Pretty Cool Songs).

Después, la deriva que se iniciaría el año anterior con el lanzamiento del Nevermind de Nirvana, con el auge de la música alternativa y el fin de los discos sobreproducidos, haría que grupos de las características de Dream Theater dejaran de interesar a nivel popular (otra cuestión es que la apuesta de Dream Theater tenga verdadera viabilidad a nivel de masas). Images and Words se considera su obra maestra de juventud, mientras que Scenes From a Memory sería su obra maestra de madurez. Si algo define este disco son sus increíbles melodías, el combo Petrucci-Moore brillando en todo su esplendor. No obstante, se trata a la vez de un disco con un sonido más metálico que el anterior. Si he de sacarle una pega al disco es su mal sonido de batería (son, por cierto, baterías triggeadas, decisión del productor con la que Portnoy no estuvo de acuerdo).

Este disco supone también la incorporación al grupo del canadiense James LaBrie a Dream Theater, voz que ya forma parte totalmente de su sonido. En aquella época su potencia vocal era magistral (véase por ejemplo el minuto 2:45 de Take the Time), esto será así hasta que, después de la grabación de Awake, durante un viaje a Cuba, LaBrie sufra una ruptura de cuerdas vocales y su voz, por desgracia, ya nunca volverá a tener la misma potencia (aunque la madurez le ha hecho adquirir nuevos recursos vocales), pese a ello le mantienen en Dream Theater (aunque Mike Portnoy, antes de su separación del grupo, en algunos momentos dudaba de esa decisión).

Como curiosidad, se trata de uno de mis 5 discos favoritos de todos los tiempos y mi primer contacto con Dream Theater fue el tema de este disco Another Day incluido en un recopilatorio de El Pirata; me fascinó tanto que me terminé comprando el disco. Se trata de una bella balada, con solo de saxo incluido, que Petrucci le dedica a su padre, que estaba en aquel momento luchando contra el cáncer. Bellísima. El disco… acabé vendiéndolo en una tienda de discos de segunda mano, no sabía por dónde cogerlo; yo en aquella época iba al instituto y, como he dicho antes, estaba totalmente metido en el power metal de la época más algo de heavy clásico a lo sumo. Un par de años después, un amigo con el que intercambiaba música me dijo que le habían pasado un par de discos de un grupo fascinante: eran Awake y Falling Into Infinity de Dream Theater. Por aquella época mis gustos ya habían madurado más y estaba preparado para una propuesta como esta. Así que me volví a comprar Images and Words y… aluciné. De Dream Theater salte al rock progresivo setentero, como he dicho, y de ahí al rock clásico. También de Dream Theater salté a Opeth, y de ahí al metal extremo. Así que Dream Theater fueron la llave que configuraría como son hoy en gran parte mis gustos musicales. Sin dudarlo uno de los grupos de mi vida, y aunque hoy me mueva por otros derroteros musicales, siguen ahí conmigo y siempre vuelve alguna etapa de recuperarlos.

AWAKE (1994)

Dado su éxito, seguir la estela de Images and Words hubiese sido el camino fácil: no lo hicieron, apostaron por un disco y un sonido totalmente distinto. El disco es menos melódico, algo más oscuro y pesado que su antecesor. Los teclados son más ambientales y el estilo de Petrucci a la guitarra esta más dominado por el riffeo que por los leads melódicos. La voz de LaBrie también suena distinta, es más hard rockera y menos metálica, más dura y raspada por momentos.

Desgraciadamente se trata del último disco con Kevin Moore a los teclados, cuya misteriosa y preciosa balada Space-Dye Vest, uno de los temas más únicos de Dream Theater, cierra el disco. Como dato que posteriormente será relevante, Mike Portnoy firma su primera canción sobre el alcoholismo: The Mirror. Erotomania es otra de las famosas instrumentales que Dream Theater nos regalan de tanto en tanto.

BONUS: EP – A CHANGE OF SEASONS (1995)

En esencia el EP lo protagoniza su canción más larga hasta la fecha, de múltiples partes y una duración de 23 minutos, canción que estaba ya pensada para ser incluida en Images and Words, por lo que su sonido es más cercano al de este disco que al anterior Awake, aunque se pierde, por desgracia, el toque de Kevin Moore a los teclados. No por ello deja de ser un gran tema, con algunas partes brillantes. Su letra trata del ciclo de la vida, Mike Portnoy toma partes de su vida como base, como la pérdida de su madre.

También es el debut del teclista Derek Sherinian (que ha tocado con gente como Slash, Yngwie Malmsteen, Joe Bonamassa, Zakk Wylde o incluso Al Di Meola) y cuyo estilo es bastante distinto al de Kevin Moore. La personalidad más desenfrenada de Derek chocará con el estilo familiar y alejado del desenfreno rockstar de los restantes miembros del grupo y provocará fricciones (y ello será un factor importante, tras la ruptura con Mike Portnoy, para la elección de su siguiente batería, Mike Mangini).

El disco lo completan versiones de Elton John, Deep Purple y Led Zeppelin y un meddley con versiones con partes de canciones de Pink Floyd, Kansas, Queen, Journey, Dixie Dregs y Genesis. Esto hace que, a pesar de estar catalogado como un EP, tenga una duración de casi una hora, más que la majoria de los discos, incluyendo los dos primeros de Dream Theater. Pese a la calidad del largo tema título lo considero un trabajo solo para fans.

FALLING INTO INFINITY (1997)

Se trata de su disco más comercial, en parte por presiones por parte de la discográfica de sacar un disco más radiable (dentro de lo que un disco que se abre con un tema como New Millenium, que además supera los ocho minutos, puede ser comercial). Está producido por Kevin Shirley (que ha producido para gente como Journey, Rush, Iron Maiden, Joe Bonamassa, Mr. Big, Europe…), y en la composición de You Not Me, John Petrucci colabora con el reconocido Desmond Child (cuyos hits como compositor incluyen I Was Made for Lovin’ You de Kiss, You Give Love a Bad Name de Bon Jovi, Livin’ on a Prayer de Bon Jovi, Dude (Looks Like a Lady) de Aerosmith, Crazy de Aerosmith, We All Sleep Alone de Cher, Poison de Alice Cooper o hasta Livin’ la Vida Loca de Ricky Martin). A pesar de todo el disco no tuvo el éxito deseado: las ventas del grupo no se incrementaron, y eventualmente sirvió para que el grupo demandara ser libre de presiones discográficas en todos sus discos futuros.

Personalmente lo considero una visión diferente de Dream Theater, que me gusta que exista, y creo que se tiende a infravalorar este disco pese a no llegar al nivel de sus discos más icónicos. Las guitarras de Petrucci tienen un estilo más melódico y menos metalero, el sonido del grupo es más calmado, y los giros y estructuras más prog están menos presentes. Destaco la canción Hollow Years y su letra (cuya interpretación en el Live at Budokan incluye un precioso solo introductorio de Petrucci a ratos con regusto flamenco). La balada Take Away My Pain la dedica Petrucci nuevamente a su padre, quien finalmente perdió la batalla contra el cáncer.

METROPOLIS PT. 2: SCENES FROM A MEMORY (1999)

Su primer disco conceptual y para muchos su mejor disco (servidor, como he comentado, soy más de la frescura de Images and Words). Es un disco más metálico y a la vez, y sobre todo, más progresivo que todo lo anterior, y que definirá el sonido posterior del grupo de aquí en adelante. Es la continuación de la canción Metropolis Pt. 1: The Miracle and The Sleeper del disco Images and Words, a la que hay guiños instrumentales durante el disco. Se trata de una historia trágica sobre un hombre llamado Nicholas que descubre haber sido una mujer en una vida anterior que tuvo una trayectoria dramática marcada por amores apasionados, asesinatos e infidelidades. La canción, tras su aparente final feliz con la balada The Spirit Carries On, en un giro histckotiano tiene un verdadero final siniestro en la magnífica Finally Free, uno de los mejores temas de Dream Theater.

El disco supone también la incorporación, para bien (y para mal a veces, pero menos), de Jordan Rudess, el genio de los teclados, con quien Petrucci y Portnoy se familiarizaron en su interesante proyecto paralelo instrumental Liquid Tension Experiment, y a quien estaban deseando incorporar a Dream Theater. La formación clásica de los Dream Theater maduros está ahora completa y los teclados de Rudess brillan con mucha fuerza en este disco.

Scenes From a Memory está considerado una de las obras maestras en cuanto a discos conceptuales de la historia, ya no del metal progresivo, si no del rock progresivo fuera de su etapa dorada (finales de los 60, principios de los 70), y del rock en general. Destaco la bella balada Through My Words, las dos instrumentales (Overture 1928 y The Dance of Eternity), y Home con un sensual aroma oriental y a Tool.

Como curiosidad, de la gira promocional del disco se editó el directo Live Scenes From New York, que salió a la venta precisamente el 11 de septiembre de 2001, día del atentado contra las Torres Gemelas, torres que aparecen en el perfil de Nueva York ardiendo que aparece en la portada original, que se retiró de la venta para ser el disco posteriormente editado con una portada distinta (aunque ejemplares con la portada original pueden encontrarse en internet de segunda mano, que poco a poco se van convirtiendo, cada vez más, en material de coleccionista).

SIX DEGREES OF INNER TURBULENCE (2002)

Son tiempos difíciles en la sociedad de estos neoyorkinos, con el 11-S aún muy reciente, en consonancia a ello tenemos este «seis grados de turbulencia interior», sexto disco, que relata seis enfermedades mentales precisamente en la sexta canción. Aunque tampoco los cinco temas anteriores están exentos de esas turbulencias internas de las que habla el título del disco: alcoholismo, pérdida de la fé, autoaislamiento, muerte…

Otro de sus mejores trabajos (top 3 en mi caso). Comienza valientemente con su canción más dura hasta la fecha, The Glass Prison, de casi 14 minutos de duración; se trata del primero de cinco temas (de los que los restantes aparecerán uno en cada uno de los cuatro discos siguientes) que resumen los 12 pasos del programa de Alcohólicos Anónimos con los que Portnoy superó su alcoholismo (por eso al conjunto de esas canciones se le denomina la Twelve-step Suite o Alcoholics Anonymous Suite).

Empieza con el sonido de fonógrafo roto que finalizaba el disco anterior, Scenes From a Memory, y a partir de aquí los discos siguientes se enlazan con el anterior iniciándose con la misma nota con la que se cierra dicho disco, ciclo que se cierra con Octavarium, que finaliza con el sonido inicial de su tema que abre el disco, The Root of All Evil, en una suerte de bucle, cerrando el círculo.

Hay influencias de Radiohead (que se pueden observar incluso en la portada, ¿no recuerda a la del OK Computer?) y del rock alternativo en general en algunas partes del CD1. El CD2 en cambio bebe en mayor medida, excepto por el toque metálico, del rock progresivo setentero. Se trata de una única canción de 42 minutos, dividida en ocho partes y que está valientemente dedicada a visibilizar enfermedades mentales, en concreto habla del trastorno bipolar (About to Crash), del trastorno de estrés post-traumático (War Inside My Head), de la esquizofrenia (The Test That Stumped Them All), de la depresión post-parto (Goodnight Kiss), del autismo (Solitary Shell) y del trastorno disociativo de la personalidad (Losing Time). Personalmente me quedo con la melódica Solitary Shell, que recuerda a la gran Solsbury Hill de Peter Gabriel, es más, ambas están escritas en un compás de 7/4.

TRAIN OF THOUGHT (2003)

Se trata del disco más oscuro y duro de Dream Theater con mucha diferencia, siguiendo el precedente que sienta el primer corte de su anterior disco, The Glass Prison. Un disco dominado por el duro riffeo de John Petrucci. Los teclados están aparentemente muchísimo menos presentes de lo usual por el gran esfuerzo que hizo Jordan Rudess por hacerlos sonar como una segunda guitarra, para contribuir a la dureza del álbum. Las letras están en consonancia con el sonido (y la portada y el resto del artwork) y también tienen un carácter oscuro. Apenas siete canciones en un disco de casi 70 minutos de duración, incluyendo la magnifica instrumental Stream of Consciousness de 11 minutos (que es mi instrumental favorita de Dream Theater), que está emparejada musicalmente con la pieza que la antecede, Vacant, la breve balada con piano y cuerdas que nos abre camino a ella. Vacant, escrita por LaBrie, es autobiográfica y trata sobre cuando su hija de siete años se quedó unas horas en coma.

Las influencias de grupos como Metallica son más que evidentes en algunas partes. De hecho, este es el año en que Metallica editarán su sonado fracaso St. Anger y un comentario de la época que se me quedó grabado fue que Train of Thought era el álbum que debería haber sacado Metallica y no lo hicieron; quizá sea un comentario un poco exagerado, pero hasta ahí llega el cambio que este disco supone. El disco lo abre la directa As I Am que servirá como declaración de intenciones: «a los que lo entiendan, extiendo mi mano, y a los dudosos les demando: tomadme como soy» y así son Dream Theater, o los amas o te aburren, son como son. Endless Sacrifice tiene una letra interesante, trata de como Petrucci echa de menos a su mujer cuando está de gira y del sacrificio que supone en ese sentido la vida como músico. Por su parte This Dying Soul es la canción del disco perteneciente a la Twelve-step Suite anteriormente mencionada.

El disco se cierra con una pieza de 14 minutos titulada In the Name of God sobre los davidianos, una secta surgida en 1955, aunque con versos como «escucha cuando el profeta te llama a matar en el nombre de Dios; pasión volviéndose en violencia en el nombre de Dios» uno no puede olvidar la estela que los atentados del 11-S han dejado en la psique americana, y más en un grupo neoyorkino como este.

Es interesante compararlo con Awake, su otro disco más oscuro, para ver como ha madurado (y un poco homogeneizado) su sonido con los años. Si prefieres la frescura y un toque sombrío más sobrio prefeririás Awake. Si lo que quieres es agresión mezclada con técnica sin muchos miramientos tu elección debe de ser Train of Thought.

OCTAVARIUM (2005)

Uno de los discos más variados y melódicos de Dream Theater, en el que intentan ser fieles a su sonido a la vez que hacer su música ligeramente menos compleja; pese a ello contiene un tema titulo final de múltiples partes y de 24 minutos de duración (que es mi canción larga favorita suya, si no contamos Six Degrees of Inner Turbulence). Tras la ruptura en ese sentido que supuso el disco anterior, los teclados de Rudess vuelven a estar presentes con claridad, contribuyendo al toque melódico que este disco tiene. Ejemplos de ese intento de hacer el disco más comercial son Never Enough o Panic Attack, que suenan en gran medida a Muse, grupo del que son fans. Más ejemplos: tras, abriendo el disco, The Root of All Evil, más dura, que forma parte de la Twelve-step Suite antes mencionada, pero a la vez más directa, relativamente, que sus dos antecesoras, vienen tres cortes muy melódicos: la balada The Answer Lies Within, la intensa These Walls y la emotiva I Walk Beside You. Incluso el tema título, con sus diversas partes, es una delicia melódica en su inmensa mayor parte.

La sombra de los atentados del 11-S sigue presente en la música de los neoyorkinos que, por primera vez, se atreven a realizar una letra que trata directamente sobre dichos atentados, en el tema Sacrified Sons, de casi once minutos de duración, que contiene samples reales de los noticieros del momento.

Las canciones en este disco se enlazan entre sí con efectos sonoros diversos, lo que también contribuye a dotarle de cierta personalidad. El concepto del disco está tomado de la octava musical, siendo el tema título, Octavarium, la octava canción de su octavo disco (notemos que Six Degrees of Inner Turbulence, su sexto disco, tiene seis canciones, y el séptimo, Train of Thought, siete). Por otra parte, la letra de dicho tema, Octavarium, tiene guiños a múltiples canciones, grupos o músicos, que van desde Pink Floyd (rock progresivo) a los Ramones (punk), pasando por Orchestral Manoeuvres in the Dark (electronic, synth pop), Spock’s Beard (prog rock contemporáneo), Traveling Wilvurys (country rock, roots rock), Genesis (rock progresivo y posteriormente pop), The Doors (mod, hard rock), Judas Priest (heavy metal), David Lee Roth (Van Halen, hard rock) o The Who (mod, hard rock).

Es interesante la comparación entre este disco y Falling Into Infinity, su otro intento de un disco comercial (aunque en aquel caso se debiera en parte a presiones externas), para ver como ha evolucionado y se ha modernizado el sonido del grupo con los años, siendo el punto de inflexión a este nuevo sonido el disco Metropolis pt. 2: Scenes From a Memory, que define, en opinión de un servidor, la madurez de su sonido.

Y con esto finaliza esta primera aproximación al sonido y concepto de Dream Theater, grupo que ha sido, cómo habéis visto, básico en mi evolución musical y me ha abierto muchas puertas, amén de haberme proporcionado incontables horas de disfrute musical. Espero que os haya gustado.