Contexto histórico
Si existe un punto de inflexión en la historia del arte ese es, sin lugar a dudas, la aparición de la fotografía.
Hasta entonces, los artistas se esmeraban en representar de forma fiel la realidad tal y como se veía, y con la llegada de la fotografía se convierte en posibilidad, por lo que los artistas poco a poco fueron ganando espacio a la libertad creativa y expresiva.
Hasta el siglo XIX, los grandes artistas, como Goya o Velázquez, fueron admirados por su gran capacidad técnica para representar al detalle cada escena que pintaban.
Si los impresionistas, como Monet o Renoir, trabajaron en profundidad el estudio de la luz para captar la impresión en obras de ricos colores e intensos contrastes, poco a poco vendrán nuevas generaciones transformando sus principios para dar más carga emotiva a sus obras.
Uno de los artistas más representativos de esta tendencia es el holandés Vincent Van Gogh.
Van Gogh y la expresión del color.
La figura de Vincent Van Gogh es archiconocida dentro de la historia del arte.
Nació en Holanda en 1853 dentro de una familia protestante.
Desde pequeño, Vincent tuvo un carácter intenso que le llevó a no terminar los estudios a los 15 años, y a haber sido internado en varias ocasiones durante su infancia.
Comenzó a trabajar pronto como comerciante de arte y tiempo después demostró una vocación, casi fanática, por la religión llegando a ser misionero en Bélgica.
Después se formó como artista comenzando en 1881 a pintar acuarelas y, poco a poco, viajó hasta Amberes y París donde entró en contacto con los artistas post impresionistas como Tolouse Lautrec o Paul Gaugain, con quien se iría de estancia artística en 1888 a la ciudad de Arlés donde sucedió la famosa historia de la oreja.
También de esta estancia es la famosa El dormitorio en Arlés donde Van Gogh fuerza la perspectiva del cuarto haciendo de este espacio una sensación de agobio y de angustia.
Tras la estancia en Arlés, la vida de Vincent Van Gogh estuvo ligada a sus constantes problemas psiquiátricos, ingresando voluntariamente en varios sanatorios mentales como el Sanatorio de Saint-Rémy-de-Provence.
Vincent Van Gogh murió en extrañas circunstancias en 1890 de un disparo mientras paseaba en Auvers-sur-Oise.
Durante su breve carrera como artista, Van Gogh dejó una increible cantidad de obras donde utilizaba los colores de forma irreal, con un marcado carácter emocional y dejando obras emblemáticas como La Noche Estrellada o Los Girasoles.
Hachazo e Historias para no dormir.
La habitación de Arlés de Van Gogh y su agobiante perspectiva fue la base de la portada del segundo disco de la banda leonesa Hachazo titulado Historias para no dormir publicado en 2003.
En este caso, la obra se ha modificado añadiendo varias cosas por el suelo: una microcadena sobre una silla, una guitarra o La Noche Estrellada que se vislumbra tras la ventana y sobre la cama un hombre cabizbajo fomenta la sensación de agobio.
Además, incentiva la sensación de agobio el busto que aparece en primer plano, un hombre que se lleva la mano al rostro y que es una de las figuras humanas que están siendo arrastradas al infierno en El Juicio Final que pintó Miguel Ángel para la decoración de la Capilla Sixtina en El Vaticano.
Con 14 canciones de corte entre punk y hardcore llenas de rabia y contundencia destacando temas como Déjame oir los disparos, Revolución o El cuento de todos los días.
Tras este segundo disco, la banda siguen en activo, habiendo publicado otros discos como La ley del Oeste, Solos ante el peligro o Ganas de Guerra.