La Rabia y la Furia | Crónica del concierto de Sex Museum en Murcia

“Somos una banda con mucha profesión y lo que hacemos lo hacemos muy bien y toquemos para 30 o para 300, siempre lo damos todo” contaba para Rock Culture hace unos meses Gonzalo Ibáñez, cantante de los donostiarras Nuevo Catecismo Católico en vísperas del primer bolo de la carrera de la banda en la ciudad de Murcia, algo totalmente extrapolable a otro grupo, en este caso Sex Museum, con categoría de leyenda del rock estatal.

Los del castizo barrio de Malasaña de Madrid volvieron el pasado jueves 25 a demostrar una vez más sobre las tablas de un escenario murciano que la profesionalidad es su razón de ser. Les da lo mismo tocar ante audiencias que revientan clubes como la sala Helldorado de Vitoria-Gasteiz, la valenciana 16 Toneladas o la histórica El Sol en Madrid. ¿Que hay que atravesar medio país para tocar ante poco más de 40 personas?, no pasa nada. Fuimos unos pocos afortunados los que vencimos a la tradicional pereza local y disfrutamos de algo muy gordo. Se le tenía ganas, muchas ganas. La última visita de Sex Museum a la capital del Segura fue en un lejano ya junio de 2019, demasiado tiempo sin catar a una banda en otros tiempos mejores tan habitual en nuestros escenarios.

Durante casi dos horas Fernando, Miguel, Marta, Javi y «Loza» repartieron zurriagazos de pura psicodelia, garaje, rock & roll y hard rock. Fue un mal día para haber ido a la peluquería ya que todo el mundo (en el caso de conservar aún pelo, claro) salió despeinado tras casi 120 minutos de volumen atronador, riffs asesinos, pedales fuzz al 12 trepanadores de cerebros y de temas que en algunos casos alcanzan la categoría de míticos.

Con 38 años de carrera a sus espaldas y con 12 álbumes, un par de directos y un buen puñado de singles en su haber, debe resultar difícil elegir un repertorio pero nadie salió decepcionado con el set list elegido. Desde los fans que los aman desde sus inicios más mods y flequilleros, ni los melenudos que alucinan con su evolución hacia ese proto hard rock que clavan.

Dopamina, tema instrumental de retorcida y ácida base electrónica que abre el que hasta la fecha es su último trabajo Musseexum, sirvió de preámbulo a un ritual de anti exorcismo en el que hicieron todo lo posible por mantener al Demonio del Rock aferrado a nuestras almas. ¿Lo consiguieron?, sin duda. Cuentan con la ventaja de saber jugar con los tiempos, es lo que tiene la veteranía, pero también de saberse una de las bandas con el directo más contundente del país. No llevaban ni diez minutos sobre el escenario cuando nos sacudieron con uno de sus temas más icónicos, Two Sisters de su disco de 1991 Nature´s way. Puño en alto se escuchan los primeros gritos de algún exaltado reclamando temas para enlazar con Microdosis (uno de sus pocos artefactos en castellano) para acto seguido y con el órgano de Marta y la Gibson SG de Fernando, enseñarnos el camino hacia la verdad con la ‘deeparpeliana’ Red Ones antes de volver con Lucky man a Musseesum.

Comunión entre el público. Quien no los haya visto alguna vez no sabe ni de qué va la historia, ni de lo que se pierde. Quienes lleven años sin verlos porque siguen añorando los tiempos en los que eran ídolos entre comunidad mod y garajera con álbumes como Fuzz Face o el debut compartido con Los Macana, deberían darles una oportunidad de nuevo. Ojo, para ellos reservaron You, uno de sus temas más antiguos. ¿Nos tomamos un pequeño respiro? Para nada. Momento de una versión y Sex Museum siempre ha acertado al incluirlas tanto en estudio como en directo. Muchos de mis temas de cabecera los descubrí gracias a ellos y aunque no fue este el caso, su Unidos de Parálisis Permanente en directo lo bordan.

Sigue la liturgia y con Fernando Pardo como maestro de ceremonias los pelotazos se suceden. La deliciosamente popera I enjoy the forbiden (Again & Again, 2011) es una de mis canciones favoritas y eso que los hits abundan a lo largo de su discografía. Con Flying High (procedente del incomprendido Sonic del año 2000) y con las cervezas corriendo dentro y fuera del escenario comienzan a enfilar la recta final. Suenan crudos, compactos, atronadores, salvajes. Suenan a Sex Museum. No queremos que se acabe, queremos más, queremos ROCK y lo queremos ya y nos dan lo que pedimos. I’ve lost my faith con el obsesivo ritmo procedente del Hammond de Marta abre un epílogo que cierran con más hard rock pasado de rosca. ¿No hay más?. Claro que lo hay. Una de sus bandas de referencia tambien sufrió la incomprensión de gran parte de sus fans cuando se alejaron del sonido ‘mod’ más ortodoxo para echarse en brazos de sonidos más contundentes y abrasivos. Si, The Who también lo sufrió y con su personal y alucinante versión de I’m free se despidieron hasta una próxima vez para la que espero que no tengan que volver a pasar 5 años. A ver si para entonces se suman todos esos que viven a cuatro pasos y se jactan de haberlo visto y escuchado ya todo.