Lunar Shadow, Thomas Cole y el paisaje romántico americano
Contexto histórico
El Siglo XIX fue sin duda un periodo muy virulento, con multitud de corrientes y movimientos artísticos que irán rompiendo poco a poco con la tradición y acabarán desembocando en las vanguardias.
En el aspecto histórico, este siglo viene marcado por diversos factores como la revolución industrial, el éxodo del campo a las ciudades, los movimientos políticos, sociales y económicos, el triunfo del colonialismo por parte de las potencias europeas en el mundo, y el reciente nacimiento de los Estados Unidos de América, país que está en constante crecimiento en la famosa conquista del oeste.
El primer gran movimiento artístico que forma parte del siglo XIX es el romanticismo, que recoge diferentes artes tales como la literatura con Gustavo Adolfo Bécquer o Lord Byron, la música con artistas como Wagner, Chopin o Schubert, la pintura con Caspar David Friedrich o Eugene Delacroix.
Esta corriente del romanticismo tiene unas características muy marcadas, como la estética de lo sublime, la libertad creadora frente al academicismo previo, el triunfo de lo subjetivo, marcado por unas emociones intensas, usos dramáticos del color, fuertes contrastes. Estéticamente, se vuelve la vista a una naturaleza salvaje y desbordada, que el hombre no es capaz de dominar.
También es muy importante en esta época el auge del nacionalismo, donde el romanticismo juega un papel fundamental. Los diversos territorios buscan en su pasado y en su patrimonio su identidad nacional, Francia ensalza su triunfo sobre la monarquía y el Imperio de Napoleón Bonaparte, Alemania e Italia van a avanzar hasta su total unificación, etc.
Pero ¿Qué ocurre con Estados Unidos? El romanticismo también llega al otro lado del Atlántico a un país de reciente creación y que ha decidido independizarse de su pasado colonial. Sin un pasado ni un patrimonio cultural al que aferrarse, en Estados Unidos van a buscar ensalzar como su patrimonio elemental el paisaje, creando una corriente artística de paisaje americano, en la que los artistas van a formar parte de las campañas de exploración del territorio, documentando y promocionando el patrimonio natural americano con artistas como William Bradford, Federic Edwing Church o Thomas Cole, de quienes se conservan una buena colección de obras en el Museo Nacional Thyssen Bornemisza de Madrid.
Es importante recordar que el primer Parque Nacional del mundo surja en Estados Unidos, en 1872 con el Parque Nacional de Yellowstone.
Thomas Cole y el paisajismo americano.
Thomas Cole (Boulton-le-Moors, 1801-Catskill, 1848) fue uno de los precursores del paisajismo americano, fundador de la Escuela del Rio Hudson, en sus obras se observa que el paisaje tiene un sentido más allá de la simple representación, con una carga simbólica, asociando el territorio americano como una nueva tierra prometida y creando paisajes alegóricos como Expulsión. Luna y luz de fuego, una obra fechada hacia 1828.
Este paisaje muestra la expulsión de Adán y Eva del paraíso, situado a la derecha del cuadro a través de esa luminosa puerta y un paisaje agresivo y hostil en el mundo que van a encontrar tras ser expulsados. Este paisaje tiene un marcado simbolismo en la cruz que se genera entre el puente y la cascada del fondo y destaca por su violento contraste lumínico, generando un paisaje fantástico.
Es por eso que no es de extrañar que la banda de metal alemán Lunar Shadow se fijase en esta obra para la portada de su disco Far From Light del año 2017.
Lunar Shadow es una banda alemana formada en 2014 con un estilo de heavy metal clásico con multitud de riffs llenos de melodía que habían sacado un primer EP en 2015 llamado Triunphator, pero que con este Far From Light dieron el paso adelante. La banda estaba formada por Max “Savage” Birbaum a la Guitarra y principal compositor, Alex Vornam como cantante, Kay Hamacher Guitarra, Sven Hamacher al Bajo y Jörn Zehner a la Batería
Un disco cargado de melodías de guitarra, con potentes riffs y una variedad en 8 canciones de larga duración con temas como Hadrian Carrying Stones, de casi 10 minutos con una intro ambiental que desemboca en un riff al más puro estilo Iron Maiden o Blind Guardian, que entremezcla momentos más cañeros con medios tiempos, en una composición dinámica y fluida.
Sin duda, la épica del paisaje de Thomas Cole es una fuente de inspiración que permitió a la banda alemana tener una portada fantástica, muy acorde a la estética de la banda y al estilo del disco.