¡Hola! Muchas gracias por dedicarnos tu tiempo. Antes de nada, me gustaría que nos contaras ¿Cómo han sido tus inicios en la industria musical? ¿De dónde nació el interés por este sector?
Hola! Mis inicios fueron cuando tenía dieciséis años. Hice una banda con mis amigos y hacíamos lo que podíamos hahaha. Yo desafinaba, tenía miedo escénico, ellos estaban limitados también en composición… pero estábamos muy felices porque cada uno sentía la música a su modo. Mi interés nació a partir de ver videoclips en la MTV o en programas de televisión. Donde aparecía por ejemplo alguno de Evanescence entre otro de Britney Spears y Beyonce en los 2000. Pero yo solo tenía seis años. Aún que ya iba gritando por toda la casa que yo quería ser una Evanescence y tener el pelo de colores. Así que la banda nació cuando yo iba a secundaria con unos chicos que vivían a la ciudad de al lado. Y hasta a día de hoy, que cada uno ha evolucionado a su modo.
Cada vez podemos ver más la presencia de mujeres en carteles de festivales y otros eventos, pero aun así sigue predominando la presencia masculina en este ámbito ¿A qué crees que se debe?
Se debe a que aún no se ha generado una normalidad absoluta con “el azul es para chicos, el rosa para chicas”. Ir de negro hace a una mujer hacerla más dura. Tocar la guitarra hace pensar que es masculina, cantar hace que los demás piensen que hará algo suave. Y no tiene nada que ver. El problema no es el sector, sino en una ética social que poco a poco va cambiando, pero aún le queda muchísimo. Entonces, normalmente por estética de años atrás, casi todas las bandas de rock eran hombres; y equivale a que los documentales son basados en hombres rockstar!. Porque hasta los años 80’ nunca se vio a una mujer tocar la guitarra en un escenario sin ser folk o algo no adaptado para “mujeres” hasta que Joan Jett se reivindicó y montó una banda solo de mujeres llamada The runaways.
¿Qué medidas piensas que deberían tomarse para ayudar a que esta situación cambie?
Primero, situar al rock, metal y derivados como una música totalmente común para todo el mundo. No situarlo como la música para extraños, porque se está perdiendo. Si se abriera más el sector, habrían más mujeres y obviamente más hombres dispuestos a ofrecer esta música; porque es increíble y pocos la pueden visualizar de este modo. Luego, intentar enseñar que cualquier sexo puede ser igual de bueno y dejar de menospreciar a cualquiera por tener vagina o ser aún una niña.
¿Cuáles son las principales diferencias que encontraste a la hora de introducirte en el mundo musical siendo mujer?
La primera diferencia a la de mis compañeros era que a mí se me sexualizaba completamente aunque fuera en cuello alto. Por otro lado, al ser pocas mujeres en el ámbito, siempre existe una cierta envidia o lucha de poder que no llego a entender. Supongo que es porque al ser algo “especial” una quiere destacar por encima de otra y por un modo artístico y por ego propio, me parece totalmente normal. Pero uno o una tiene que tener claro que una voz o una forma de tocar la guitarra siempre es diferente porque cada persona tiene una evolución diferente, incluso anatómica. Por lo que nada suena igual. Pero todo esto no quita que no me sienta orgullosa de las cosas que he llegado a hacer. De cerrar bocas a hombres que me han prejuzgado o me han sexualizado sin motivo y de sentirme obligada a hacer cosas “duras” para que dejen de reírse de mí.
Pero yo lo visualizo de otra forma y creo que deberíamos luchar todos juntos para generalizarlo hacia el mundo y dejar de ser prototipos como: “banda con una mujer”.
¿Ves un crecimiento de presencia de miembros femeninos en esta industria en los últimos años? ¿En que ves qué haya cambiado?
Sí, conozco muchas bandas con mujeres cantantes sobre todo. Lo que me encantaría ver más son mujeres tocando instrumentos, porque he visto talentos tanto vocales como instrumentales que se pueden comer el mundo, y solo tienen que creérselo.
¿Por qué mujeres te sientes inspirada? ¿Hay alguna con la que te haría especial ilusión trabajar?
Brody Dalle (The distillers) y Alissa White (Arch enemy y ex The agonist). Ambas fueron las dos personas con las que me introduje al metal y a la distorsión vocal. Con ellas aprendí y confié en mí, creyendo que también podía hacerlo. Las idolatraba y quería ser como ellas. Me encantaría algún día decírselo y cantar aún que sea una sola vez con ellas, llorar de felicidad y poder sentirme una niña de nuevo.
¿Cuáles son las artistas que ves dentro del sector que sirven como referencia para nuevas generaciones?
Tatiana Shmaylyuk (Jinjer), Maria Brink (In this moment), Lzzy Hale (Halestorm)
Siendo mujer siempre se juzga más la apariencia, algo que en los hombres parece no ser tan relevante ¿Ha influido tu aspecto físico en algún sentido a la hora de trabajar en este sector?
Como he dicho antes, el hecho de ser una mujer es que normalmente casi siempre se le va a juzgar antes por el físico que por el talento vocal. No en todos los casos, pero siento que una mujer entra dentro de un icono de belleza antes que por el trabajo musical que haya detrás. Conozco mujeres que se esconden porque no están a gusto de esas modalidades sociales incrementadas y les crea mucha ansiedad. Además, también se reciben comentarios por todo ello como “Normal que triunfe más, hay una tía”. Y eso es muy doloroso, sobre todo cuando solo quiere hacer música y no beneficia el lado de venderse por ser mujer.
¿Hay alguna situación que hayas vivido en esta industria por ser mujer que te haya marcado?
Sí. Cuando subo videoclips recibo más comentarios de “Bonitas tetas, qué guapa es la chica, bonito cuerpo” antes que uno de “me encanta su voz”.
Hay veces que he tenido mucha ansiedad y he llegado a cerrar las redes sociales. Otras en las que me he tapado hasta arriba para que mis pechos no sean el centro de atención porque quieras o no, creas una imagen para las personas que no te conocen y no es real. Pero ahora he aprendido a sentirme más libre y a reírme cuando me juzgan por no tener ni idea de nada. Me centro a hacer música sin importar si soy mujer o no, y sobre todo a luchar para que se nos deje de tratar como objetos del sexo sin talento.
¿Piensas que en este sector prevalece la sororidad ante la envidia o al contrario?
Sí. Creo que aún persiste el tema de lucha de poder entre mujeres. Al ser algo tan “poco visto” supongo que genera una especie de competición, y me parece algo súper tóxico. Yo no me descarto de ello; yo también fui así. Pero cuando tenía 18 años. Eres joven y te crees que triunfar es fácil. Que puedes ser especial al resto. Pero como dije anteriormente, todos somos diferentes y todos merecemos luchar por lo que nos haga feliz. A día de hoy, te puedes encontrar a personas que te odien o insulten por ser mujer, incluso de mujer a mujer, y luego personas que compartan contigo aficiones, ganas de aprender, que sepan evolucionar contigo o sin ti y que quieran compartir contigo un trayecto.
En esta situación que estamos viviendo la cultura está siendo más afectada respecto a otros sectores ¿Cómo lo estás llevando?
Somos el antígono de la moda. Implica que las personas que no conozcan el metal lo vean como algo sombrío y para raros. Lo único que puedo aportar aquí es que se está poniendo de moda involucrar guitarras eléctricas y algún grito dentro de música moderna o de reggaetón; que eso puede desarrollarse a algo muy bueno, pero no lo sé. Como mucho, a lo mejor se pone de moda el brutal pop, pero no más allá que eso. (Creo, quién sabe).
Para ir finalizando, ¿Te gustaría dejar algún mensaje a los lectores de Rock Culture?
Sí!!! Hola lectores de Rock Culture, estoy muy contenta de estar haciendo esta entrevista para personitas como vosotros. Luchadores, con ambición y ganas de construir. No le tengáis miedo al mundo. No creáis que la edad puede limitaros a un sueño. Que nunca es tarde para nada porque cada persona tiene la línea del tiempo a su modo. Seas mujer u hombre, no tiene que ser una restricción para hacer lo que quieras.
Y sobre todo, vive la vida que tienes y no te arrepientas de no haber intentado lo que siempre has querido hacer. Vívela y no mires atrás.