Harakiri for the Sky – Scorched Earth: Una evolución constante que no encasilla su sonido en la fórmula que les ha hecho reconocidos

Dentro de cualquier periplo, es imposible no volver al punto de partida en un viaje; aunque nunca se debe volver del mismo modo, ni siendo el mismo. Amor, vida y muerte; son estas palabras y la filosofía de encontrar nuevas vías para expresar los sentimientos con las que Harakiri for the Sky ha vuelto. Esta vez distanciándose otro paso más en su camino, pero con un sonido más característico que nunca.

Scorched Earth es un compendio de evolución de influencias y estilos, pero sobre todas las cosas, es un abrazo a las emociones y miedos más humanos. La sensación de bienestar que rodea nuestros días se desvanece como un castillo de naipes, y la aceptación del dolor como parte natural del camino y de la catarsis, es necesaria para continuar el viaje.

Esta es una crítica extensa, pero necesaria ya que, como ellos, es inevitable despedirse de una etapa del mismo modo que comenzó para avanzar. Con una hora y siete minutos de duración en sólo ocho temas, esconder mi imparcialidad hablando de Harakiri for the Sky, no es posible, ya que la tinta en la piel delata mis palabras. Lo que sí debo, es ser completamente objetivo respecto al trasfondo en el que ha sido concebido este disco.

Atrás han quedado las épocas con producciones de baja calidad, donde instrumentos y matices se veían ensombrecidos, o directamente opacados, en géneros extremos. La calidad de sonido del álbum esta cuidada hasta la extenuación; se puede escuchar nítidamente como si estuvieras en el propio estudio. Es un álbum que no abusa de la distorsión o la saturación en instrumentos, donde M.S. ha dado una vuelta de tuerca al proceso de composición, y cada nota tiene su espacio sin solaparse. El trabajo de voces de J.J. ha sufrido una evolución profunda, ya que ampliar las influencias en cada disco ha dado paso a una amalgama en los registros vocales, con un toque tan personal que sólo podían ser grabados como en un directo, sin más que el apoyo justo de efectos para amplificar su potencial. Algo que destaca sobre otros discos es, además de la cantidad de  colaboraciones, el aumento de la presencia del piano no sólo como elemento introductorio, sino como instrumento principal en momentos de especial intensidad. Esto, junto a la inclusión de instrumentos de cuerda como base orquestal muy marcada en varias canciones ha dado lugar a la evolución como banda que estamos viviendo.

Foto: Alfonso Rock Culture

Scorched Earth devuelve a la vida, puntualmente, a toda la trayectoria del grupo, que ha sido representado como animales durante más de diez años de carrera en sus portadas. Este réquiem, a cargo del artista Brvno Gonzalez, les resucita en su conjunto para la portada con tintes cremas y ocres, propio de una viveza artificial y un inusual bosque con fondo lila. Una contraposición tétrica perfecta.

Era necesario que las baterías de este álbum volvieran a recaer en las manos de Krimh, de un modo similar que en Maere (Aquí podéis leer la reseña) y en las reediciones del pasado año 2023 del Aokigahara (2014) y Harakiri for the sky (2012). Personalmente, no concibo una mejor elección; la batería se siente natural, con una pegada y acentuación en el golpe que te deja desgranar cada textura. Si alguien consigue transmitir personalidad a su instrumento en la escena y entender la riqueza del género en los matices de su sonido, es Krimh. No podemos dejar de destacar las voces de Jorge Cisneras, alma matter de Sunvher, como apoyo en coros y dobleces a J.J. durante varios temas; dando un nuevo matiz y aumentando la complejidad del trabajo vocal que recae sobre del disco.

Detallar en unas pocas líneas la complejidad de estas canciones sería insuficiente, por lo que, hasta aquí llega el comienzo de este trayecto. En la siguiente parte, haremos un repaso por las colaboraciones particulares dentro de cada tema, el estilo y la temática general de las letras. Ya adelanto, sin miedo a equivocarme, que estamos ante una representación perfecta y dolorosa de como la poesía es llevada a canción, y el dolor toma cauce para ser purgado a través de la música. Amor, vida, y muerte.

Por lo que ya no está, fue, y quizás nunca volverá a ser. Sois la voz de las almas rotas, las inmundicias y el dolor. Ese dolor tan humano, que todos ponemos del mismo modo sobre nuestros hombros y que vosotros convertís en música.