Reseña: Leprous – Pitfalls

Leprous es una de esas bandas que merecen un punto y a parte cuando se trata de un trabajo nuevo suyo. Si bien me gustan muchas bandas y de muchos estilos distintos, ésta entra en un pequeño club de privilegiadas, las cuales me crean hype desde el momento en que sé que van a sacar disco. El hype, en este caso, venía condicionado por una suerte de ilusión que se mezclaba con el miedo a ser decepcionado; si bien es gratificante que bandas de esta calidad y originalidad sigan en activo tanto en directo como en estudio, la deriva musical de los noruegos había dejado de transmitirme lo que en su día hicieron con sus primeros trabajos, haciendo especial mención a Bilateral y Coal, sabiendo disfrutar también del resto pero no con la misma intensidad más allá de temas sueltos. En ‘Pitfalls’ nos sumergimos en un mundo prácticamente desconocido, con unos Leprous dando un giro pop a su trabajo que, si bien de buenas primeras no me logré sumergir en él, han faltado unas pocas escuchas más para hacerlo del todo y verlos en una dimensión lo bastante amplia como para atreverme a hacer esta reseña. Sin más dilación, pasemos a hablar de este Pitfalls.

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Como ya he dicho antes, me hicieron falta unas cuantas escuchas para entender qué trataban de transmitirme los noruegos. La primera escucha me dejó más bien frío, con la sensación de que se habían pasado de experimentales o que el trabajo parecía una obra minimalista hecha por y para Einar Solberg (cantante de la banda). La mayoría de canciones me dejaron en la mayor de las indiferencias posibles y no lograba entender por qué ese giro tan radical; por qué habían desaparecido de las canciones esos puzzles rítmicos y esas outros en distorsión tan mágicas como las que disfrutamos en su día en temas como Moon, Mirage o The Flood. Me negaba a aceptar que aquello que me gustaba tanto de ellos hubiese desaparecido, tal y como hicieron en su día con, como a mí me gusta llamarlo, el ‘rollito petardo’ que manejaron con maestría en su segundo trabajo ‘Bilateral’. Esta sensación de decepción con la banda se fue disipando tras la segunda escucha. Si bien estos factores que acabo de mencionar eran inequívocos, tocaba hacerse a la idea de ello y abrir la mente de forma total, sin expectativas, para tratar de comprender lo que los genios noruegos trataban de transmitir con este disco. Fue a partir de esta escucha y las posteriores cuando pude ver la luz al final del túnel y comprobar que, efectivamente y hablando en plata, se la habían vuelto a sacar.

El disco lo abre Below, primer single y degustación de este disco de 9 canciones y 55 minutos de duración. En esta canción podemos apreciar una carta abierta de intenciones a las que nos disponemos a partir de ahora. La ambientación siniestra y encantadora de los noruegos es algo que sí que no va a cambiar jamás (espero), la emoción de Einar en los estribillos con esa voz potente, preciosa y desgarradora de la que dispone es un don valioso del cual hace gala y sabe aprovechar. La canción dispone de partes ambientales con voz, una amplia instrumentación de cuerdas y unos ritmos capitaneados por Baard Kolstad que es imposible que te dejen indiferente. La estructura de la misma es más bien popera y puede recordar a trabajos menos pretéritos como Malina. Estos primeros casi seis minutos de disco nos sumergen de lleno en el viaje. Pasamos al siguiente track: I Lose Hope. Es aquí donde mucha gente no está de acuerdo conmigo. Recuerdo comentar ayer que voy a necesitar unas cuantas escuchas más para hacerme a este tema y al siguiente, del que hablaremos a continuación. La canción se presenta con una estructura más bien sencilla en la que predomina una línea de bajo bastante contundente y resultona. La voz de Einar se entremezcla con ella y con las cuerdas, las cuales van a estar presentes de forma notoria en casi todo el plástico. La canción se va complicando, siendo la batería la principal precursora de ello, creciendo y cambiando hasta llegar al estribillo, el cual identifico como problema principal por el cual no termino de conectar con la canción. El tema continúa con un break y posterior estrofa ya cambiada, la cual mejora cuantiosamente la canción y le quita sensación de estar escuchando una canción demasiado monótona para ser la segunda del disco y tras venir de un primer pepinazo de tema.

Leprous
Foto: Alfonso Rock Culture

Observe The Train, como he dicho antes, tampoco llega a transmitirme lo que el resto del disco hace, aunque bien es cierto que me gusta más que su predecesora. De comienzo ambiental y tranquilito, es de nuevo Einar quien nos va sumergiendo en el que supone uno de los temas más sencillos y oscuros. Quisiera pararme a hablar en este punto del trabajo de Baard Kolstad a la batería, y es que he escuchado muchas quejas respecto a que las líneas de la misma no están lo suficientemente aprovechadas a lo largo del disco. No podría estar más en desacuerdo con estas afirmaciones puesto que, si bien se trata del trabajo más intimista de los noruegos, las baterías se adaptan a esto de forma bastante buena y esta canción es quizá una de las mejores muestras de ello. Venimos de discos donde las líneas de batería, además de complejas, son muy vistosas y abarcan mucho del espectro sonoro. No es necesaria esa complejidad es canciones como esta; de desarrollo lento y donde los matices de voz e instrumentación, tan delicados y maravillosos a su vez, necesitan abarcar la práctica totalidad del espacio para sumergirnos donde pretenden. Llegamos al cuarto corte: By My Throne. Siendo yo gran fan de toda la música que se pueda bailar, no entiendo cómo no me enamoré de esta canción de buenas primeras. Se trata quizá de la mayor reminiscencia que queda de aquellos Leprous de la etapa ‘Bilateral’; aquel metal petardo escandalosamente original y adictivo que llegó a nuestros oídos como agua de mayo. La canción se desarrolla en ritmos y armonías que bien podrían haber firmado los mismísimos Daft Punk en un arranque raro de los que perfectamente podrían tener. Adoro el preestribillo y el mismo estribillo. Me dan ganas de ponerme hombreras, hacerme un tupé y ponerme a bailarla en el salón de mi casa rezando por que nadie entre al cuarto en ese momento. Maravillosa, no hay mucho más que añadir.

Llegamos al ecuador del disco con el que fue su segundo single: Alleviate. Si bien fue el que menos me llamó la atención de los tres que sacaron en total, puedo apreciar en esta canción una especie de condensación de su nuevo estilo: una canción de estructura y rollo bastante poperos con la originalidad y gracia de la que tan solo los noruegos son capaces de dotarle. La canción cuenta con cambios comandados por bajo, batería y una línea de guitarra que sorprende por su complejidad métrica, perfecta para reseñar este factor original del que hablamos. La explosión final con la voz de Einar, de nuevo, protagonista, nos hace cerrar los ojos y sonreír de nuevo cuando se nos viene otra canción que roza la categoría de lo perfecto: At The Bottom. De desarrollo lento y estructura, de nuevo, no tan compleja, este sexto corte nos presenta otra faceta de la evolución de la banda. Si bien no es algo necesariamente nuevo y que no hayamos visto, noto en la onda de la canción ganas de experimentar, ganas de ver qué sale una vez una banda decide abrir una nueva etapa. Un estribillo con una gran fuerza de la cual el 80% vuelve a ser culpa (bendita culpa) de la potentísima voz de Einar Solberg. Las estrofas me recuerdan a las bandas sonoras de las series americanas de los 80′ y 90′ si estas, en lugar de risas enlatadas, hubiesen llevado llantos enlatados. Tras el segundo estribillo llegamos a una de las partes más mágicas del disco, una outro típica en ellos, aunque no de esta forma. Juntar las palabras «outro» y «Leprous» es sinónimo de cerrar los ojos y dejarse llevar por los paisaje musicales que tienes por dibujar. Segundo a segundo recorremos un paraje precioso, oscuro, con contornos en movimiento, sombras y criaturas que nos acechan y que jamás nos harían daño. La voz de Einar vuelve a entrar como un bálsamo. Unas líneas de voz espectaculares y desgarradoras acompañadas de una instrumentación más reconocible en los noruegos, nos lleva de la mano al final de la canción con la sensación de que nos han faltado muchos más minutos de canción.

Leprous
Foto: Alfonso Rock Culture

Llegamos al que fue su tercer y último single, aquel que quemé en su día, un tema el cual terminas de escuchar y necesitas volver a hacerlo una y otra vez para comprobar que no estés soñando. Hablamos de Distant Bells. De desarrollo aún más lento que la canción anterior, de atmósfera super densa y pesada, nos sumergimos en el tema más innovador hablando en términos generales y reconocido por la propia banda. Con un Einar acostumbrado a componer la mayoría de canciones, fue aquí cuando tuvo que abrir su mente y acostumbrarse a un estilo de canción que se sale de lo convencional para adentrarse en terrenos desconocidos, aunque no por ello menos bellos o espectaculares. Los primeros minutos de canción son una especie de aclimatación que desemboca en unas primeras líneas de instumentos que entran tímidas y a tiempo. Líneas de paradiddles donde parecían imposibles, acompañando a un violín y posteriormente a voz y una base de electrónica, nos vuelven a confirmar la gran capacidad compositiva de Baard Kolstad, al cual le sobran imaginación y técnica para un grupo de la exigencia de Leprous. La explosión final no puede no ponerte toda la piel de gallina. La voz de Einar vuelve a ser el máximo exponente, al cual van a seguir unos coros acompañados de una instrumentación preciosa a la par que potentísima. Este tema merece un 14 sobre 10 como mínimo. Foreigner, junto con Alleviate, conforma el tema más corto del disco. Quizá sea la canción más cañera en su conjunto (en cuanto a uso de distorsión), aún así posee una estructura que no se aleja demasiado del pop al que nos han sumergido en este disco. Si bien es otra de las canciones que no he terminado de comprender en el haber de la banda, me quiere recordar a la etapa de ‘The Congregation’, tanto por el incipiente cambio de estilo como por los recursos armónicos y rítmicos utilizados.

Llegamos pues al tema largo, a la culminación del disco, al tema de más de diez minutos que nos ponía los dientes largos a más de uno antes de la salida de este. Llegamos a The Sky Is Red. Viajamos a los Leprous anteriores: los puzzles rítmicos, las estructuras raras, las guitarras punzantes… todo esto añadido al rollo nuevo sobre el que nos han transportado a lo largo del disco. Notamos en este tema un salto evolutivo en la banda, un paso de gigante hacia un escalón más alto. No voy a hablar en profundidad del tema, tampoco considero oportuno hacerlo por no destriparlo; tan solo considero que, si apreciáis la música, le deis una oportunidad a este tema. Aunque me cueste considerarlo mi favorito casi de la banda en general (por la cantidad de temas que me gustan a este nivel de casi volverme loco), es muy difícil no hablar maravillas de una canción de más de 11 minutos la cual te parece que pasa en 3. Voy a permitirme la licencia de hacer un pequeño spoiler, y es que si en la outro no os rompéis 3 ó 4 cervicales es que hay algo que no estáis haciendo bien.

Leprous
Foto: Iria López

Una vez escuchado el disco toca hacer una pequeña reflexión sobre el mismo y sobre el grupo en general. Queda claro que la deriva de la banda se debe a una constante necesidad de cambio. Hablamos de uno de esos grupos que parece temer el estancamiento o, no necesariamente por eso, sino que la cantidad de influencias o ideas les convierte en unos culos inquietos incapaces de sacar dos trabajos iguales. Pensemos fríamente en los cambios de Tall Poppy Syndrome a Bilateral, de Bilateral a Coal, de Coal a The Congregation, de The Congregation a Malina y de Malina a este Pitfalls. Pensemos en ello de forma global, el rollo de las canciones, la atmósfera en que nos sumerge el disco, las técnicas, la producción, la estructura de canciones… No hay un claro parecido entre ellos. Hay evolución, hay ganas de innovar, no hay miedo a hacerlo. No hay miedo a no gustar o a dejar de hacerlo. Estamos frente a un grupo que se tira de cabeza a una piscina en la que no sabe si habrá agua en cada uno de sus discos y eso, además de valiente, es necesario y nos enseña una gran lección: la música es música. Sin más. No hay que ser un gran virtuoso o tener las mejores ideas y medios del mundo para sacar tu disco. No hay que repetir una fórmula que te haya funcionado antes si no es lo que deseas. Aquello que saques a la luz tiene que ser aquello que te represente de forma vital. Siempre vas a gustar y no gustar. Siempre vas a ganar y perder seguidores. Siempre vas a tener a alguien que te llame «vendido» o que considere que por fin has empezado a hacer algo interesante tras haber sacado unos cuantos discos anteriormente. Tendemos a maximizar lo negativo por encima de lo realmente importante. Leprous han superado eso o, mejor dicho, nunca lo han tenido. Y eso es tan bonito y especial como su propia música. 

 

TRACKLIST

 

1. BELOW
2. I LOSE HOPE
3. OBSERVE THE TRAIN
4. BY MY THRONE
5. ALLEVIATE
6. AT THE BOTTOM
7. DISTANT BELLS
8. FOREIGNER
9. THE SKY IS RED