Anvil vivió su momento de gloria a principios de los 80. La banda, que pasó desapercibida durante años, volvió a llenar salas gracias al documental de 2009, Anvil! The Story of Anvil. Sin embargo, el hype por aquella película pasó, pero la aventura de Anvil ha continuado, aunque nunca ha parado de menguar.
Esto mismo ha ocurrido con la gira que ha realizado en España y el concierto de Madrid, que ha cambiado hasta 3 veces de sala, con la consecuente pérdida de aforo. El evento terminó haciéndose en la Moby Dick, pero Anvil ofreció un concierto digno de recinto como el Wizink Center. Pero vayamos por partes. Antes de la aparición de los canadienses sobre las tablas de la sala madrileña, otras dos bandas caldearon el ambiente.
La primera fue Harsh, una banda francesa que, como su propio nombre indica, centra su estilo en el heavy más glam. En los escasos 7 temas que interpretó el cuarteto (el bajo lo cubrió el roadie de la banda, ya que el bajista se había roto la muñeca) dejó claro que su apuesta es clara, que tiene la capacidad de ofrecer grandes actuaciones y que sus temas tienen lo que tienen que tener para defender un estilo tan específico. Good Lovin’, Fire at Will y The Sound She Does, del recién estrenado Out of Control, fueron los mejores ejemplos.
Tras ellos llegaron la banda de speed metal Gengis Khan. Personalmente, en ningún momento logré conectar con concierto de los italianos que subieron los niveles sonoros hasta un nivel inaceptable, saturaron gran parte de su actuación y, a pesar de todo, dejaron bastante frío al público allí presente. Reconozco las bandas de heavy medieval épico no es lo mío, pero creo que perdieron una oportunidad con un concierto demasiado agresivo. Entre lo más destacable está la infinita energía de su bajista y la maestría de sus dos guitarristas.
Y entonces llegó el turno a Anvil. Desde el primer tema hasta el último, desde March of the Crabs hasta Metal on Metal, Steve Lips Kudlow y los suyos dejaron claro que habían venido a impresionar. El cantante y guitarrista no paró de interactuar con el público, cantar, gritar y bajarse a la pista para mostrar sus solos a todo el que se quisiera acercar a él, mientras el resto de la banda le cubrió con sobrada solvencia.
Es verdad que la vida de Anvil recuerda un poco a una mala versión de Spinal Tap, pero la pasión que tiene el trío por sus composiciones y por la música es tan grande que una actuación en la Moby Dick se convirtió en un concierto impresionante, digno escenarios más importantes. Anvil quiere demostrar que tiene su espacio en la escena heavy y no defrauda. Los nuevos temas de Impact Is Imminent como Ghost Shadow o Take a Lesson, son buena muestra de ellos. Así que larga vida a Anvil.