En una tranquila tarde primaveral, el domingo 11 de mayo Barcelona tuvo un breve pero intenso momento de comunión, donde una buena cantidad de feligreses se encontraron para un momento solemne, espiritual, en una misa oscura que envió a cada una de las personas presentes a un trance de esos poco comunes. Los belgas de Amenra fueron los únicos encargados de guiar la procesión a los rincones recónditos de la experiencia humana, entre gritos desgarradores y notas que sonaban en la penumbra, llenaron la sala Apolo de aires reflexivos y explosivos. 

El grupo proveniente de Bélgica se ha hecho un nombre a lo largo de su historia, habiendo sabido crear verdaderas obras de arte sonoro, con un estilo de sludge post metal cargado de gritos desgarradores de su vocalista Colin H. Van Eeckhout, quien junto a Mathieu Vandekerckhove, su guitarrista, formaron la banda en 1999. En sus más de 25 años de historia han llegado a publicar cinco discos de estudio, cuatro de ellos correspondientes a la saga Mass (misa en inglés), y el aclamado De Doorn. Además, han lanzado siete EPs, habiendo sacado a la luz este año dos de ellos en conjunto, De Toorn, que continúa el legado de De Doorn, y With Fang and Claw, que en palabras de la banda se acerca a la saga Mass, pero que ambos funcionan como un punto cambio para los rumbos a los cuales se dirige Amenra. Si te interesa, puedes leer la reseña de ambos EPs haciendo click aquí. Por otra parte, en 2005 formaron un colectivo de artistas y bandas con intereses comunes llamado Church of Ra, del cual han participado bandas como Oathbreaker y The Black Heart Rebellion, entre otras. 

PH: @KBAEZORTIZ

El show comienza puntual y directo al grano, sin bandas previas. La banda fue entrando suavemente con las tenues notas de Silver Needle, Golden Nail, creando un ambiente profundo desde el primer momento, con una progresión que aumentaba poco a poco la característica desgarradora de sus composiciones. Una vez que nos introducen en su universo con las cuerdas pesadas de Vandekerckhove, Lennart Bossu, y de la recientemente incorporada bajista Amy Tung Barrysmith, quienes al ritmo de la dinámica batería de Bjorn J. Lebon (quien está en la banda desde sus inicios), y de los lamentos sin piedad de Van Eeckhout, supieron dar pie al ambiente propicio para esta ceremonia. Luego de esta iniciación (que también inicia el disco Mass IIII), vino algo nuevo, Salve Mater, una de las dos canciones de su nuevo EP With Fang and Claw, demostrando a todos que tenemos Amenra para rato, con esos gritos iniciales que juegan con el tremolo de las cuerdas y que despiertan la bestia emocional que ya se apoderaba de los espectadores, a quienes podíamos ver concentrados observando el escenario que a ratos se desvanecía entre humo y luces. 

PH: @KBAEZORTIZ

La misa continuó con canciones que reflejan la larga trayectoria de Amenra, con Razoreater de su disco Mass IIII de 2008, y Plus Près de Toi de su álbum Mass VI (lanzado en 2017), antes de comenzar a sonar la suave introducción de Heden, uno de sus nuevos temas, presente en el EP De Toorn, el que sirvió durante unos momentos de respiro de el lento cabeceo y movimiento que se podía ver en todos. Esos movimientos acompañaron toda la ceremonia, liderados por la misma banda, y sobre todo por Van Eeckhout, quien entre los dolorosos sollozos hacía ese mismo movimiento que veíamos, manteniendo su característica mirada hacia el escenario, donde a ratos hacía contacto visual con sus seguidores.  

La segunda mitad del show fue marcada por De Evenmens, de su último LP De Doorn, acompañada de visuales espectaculares que se hicieron presentes en todo el show, y en este caso reflejaban la estética del disco, con púas y espinas de protagonistas, todo en blanco y negro, con esa estética oscura y misteriosa. A Solitary Reign daba unas notas de esperanza, con esa bella y melancólica guitarra inicial que se mantiene junto a voces limpias alternadas con sucias, y sin faltar el tempo lento y fangoso que marca el sello sonoro de Amenra. Las luces y proyecciones continuaron haciendo lo suyo, transportandonos a esos mismos lugares al conectar con la profundidad de lo que teníamos frente a nosotros. 

PH: @KBAEZORTIZ

Van Eeckhout se mantuvo la mayoría del tiempo de espaldas al público, mostrándose de frente en momentos particulares. Quizás algunos pocos criticarían la falta de intereacción con el publico, pero para mi y para muchos, esto más que ser un problema le da un toque especial al show, como si fuera un director de orquesta que no necesita ser visto, pero que es omnipresente. Sumado a esto, a lo largo del show notamos que iba poco a poco sacándose ropa, hasta llegar a quedar con el torso descubierto, como si desgarrara su ropa mientras desgarra sus emociones, las que van quedando regadas por el escenario y el público, entre imágenes, humo y densidad sonora. Esto se hizo intenso al llegar Terziele y Am Kreuz, que fueron marcando el final del show, que cerró con Aorte y Ritual, con la que dieron por terminada la misa, entre nubes y luces que nos aterrizaron de vuelta del estado meditativo que cada presente vivió durante más de una hora. 

Debo decir que, si bien soy fan declarado de Amenra y hoy ocupa bastante espacio en mis listas de reproducción, este show los puso en un lugar aun más alto en la lista de bandas que si o si volveré a ver cada vez que tenga la oportunidad. Un show completo, emocionante, desgarrador, pesado, y lleno de arte, tanto reflejado en las imágenes proyectadas, que jugaban con la iluminación y con el humo que llenaba la Apolo un más de lo llena que estaba por el público, quienes pudimos ver conectados, concentrados, pocos móviles dando vueltas (nunca faltan, pero se ve que la gente estaba más preocupada de vivir el show que de grabarlo). Nuevamente, Amenra demostró tener una potencia que pocas bandas tienen hoy, tanto originales como genuinos, expresivos y emocionales, quienes llevan su música, tanto grabada como en vivo, a servir de espacio introspectivo, de conexión, de recordar lo que es ser humano, estar vivo, y lidiar con la luz y la oscuridad de la existencia a la que todos podemos relacionarnos. Definitivamente un show para el recuerdo.