Crónica y fotos del concierto de Marea en el Auditorio Miguel Ríos de Rivas
Dos corazones aparecen bombeando en las pantallas que rodean el enorme escenario, mientras miles de camisetas de Marea cargadas de cerveza buscan un hueco en el repleto recinto.
Salen los Bocanada a dejar alto el pabellón de grupo que abre la noche. Desde lejos se ve correr tema tras tema sin parar a un motivado Martin, sus canciones caen con la calma imposible previa a la tormenta, avisaba no vamos a hablar mucho que solo tenemos tiempo para diez canciones.
Bromea acerca de tocar el año que viene y vernos a todos juntos de nuevo, sin camiseta se deja la piel literal, tirándose por el suelo y haciendo kilómetros a lo largo del escenario. perfecto para calentar el contexto. Tocan Río amenazando con irse ya y suplicando que no les dejemos marcharse, nos lo hemos pasado bien.
Ciclonautas amenizan la espera, unos potros asoman por las pantallas, los chubasqueros inundan el recinto porque el agua empieza a caer en serio y los protagonistas verdaderos de la noche salen con todo a ritmo de puro flamenco del que mama el de Berriozar, miles de móviles a lo alto, inmortalizan el momento.
Si ustedes se mojan nosotros también, salen a la pasarela sin inmutarse y el Romero bromea sobre el nombre de la población. Rivas Vaciamadrid diciendo que esta vez Marea llena Madrid. Meten tres temas nuevos para entrar en calor, con las rachas de agua cayendo de lado y Mierda y Cuchara deja claro que el chaparrón daba igual, no nos iba a parar. El temblor hace vibrar la montańa donde nos encontramos, todo un concierto de Marea, qué más. Manuela canta saetas daba para pulso entre la garganta de Kutxi y las de los casi 30000 fieles que nos reuníamos en torno al rock.

Bromeando sobre si se iba a saber bien las letras de las nuevas canciones, caen otras dos del disco Los potros del tiempo (lee aquí nuestra reseña) y llega el primer arreón gordo, Corazón de Mimbre. en la que sale su hijo Aarón Romero a cantársela juntos, el tiempo pasa y las generaciones se solapan, ley de vida, Que se joda el viento parece efectiva, ya que deja de llover.

Ceniciento, la preferida de Alen resplandece en la oscuridad entre las nubes negras que se iban alejando y Buena muerte se nota que ya va entrando en nuestras cabezas a juzgar por la reacción alrededor, todo era una celebración de la vuelta a un gran momento.

Kutxi, que no para de encenderse cigarrillos, necesita su respiro y deja al mando al Piñas en sus temas Trasegando y Alfileres, vamos a prender fuego a esto fue su frase de arranque, es un lujo contar con este actor secundario al micro, rodeado siempre de las contundentes cuerdas de César y el impecable Colibrí.

Llega el momento emotivo de la noche con El trompo y el homenaje al desaparecido Boni de Barricada, nos va a tocar vivir muchos de estos homenajes a los habituales a conciertos de este tipo, no es para menos, Colibrí se cuelga la mítica guitarra roja y la canción se la cantan Kutxi y el Piñas a dúo, es una maravilla rememoran tantos recuerdos, no eran lágrimas lo que caían, era algo de lluvia que quedaba en nuestros ojos.

De nuevo turno para el último disco, Te voy decir la verdad, en la que Kutxi nos confiesa que se esmeró para que entendiéramos la letra, Lo habido fue coreada como para estar orgulloso de las ventas del disco, para como está la industria, lo están petando.
El segundo pepinazo directo a la patata llegaba con La rueca y La luna me sabe a poco, dos temas perfectos para vivirlos a pleno pulmón, casi nada, que fácil escribirlo y jodido no vivirlo como si fuera la última vez, con ellos nunca sabremos.

Que poco se habla de la acústica del auditorio Miguel Ríos, que cabrones los Marea como suenan, precisión suiza y alma de barrio.
Retornar con otros dos cortes nuevos, Nuestra fosa y Esta puta soledad con colaboración de lujo, Albertucho aparece en escena en la primera de las dos presentaciones oficiales de estos temas por primera vez en Madrid.

Otro empujón sin piedad de melancolía en el tiempo, de seguidores de toda la vida, En tu agujero y Como los trileros, con la aparición de Martin Romero que se rompe la camiseta en directo, los dos hermanos acaban de rodillas en el escenario, que latido visceral. Escuchamos el primer hasta siempre de la noche.

En nada vuelven con Luter, el otro invitado estelar, para rescatar mi tema favorito de El azogue, Jindama, esto va para clásico imperativo en el set list. Kutxi se tira todo el concierto vacilando con la gente de las primeras filas pero ya no aguanta más y en El perro verde se baja al foso a cantársela con los afortunados que se repliegan en la primera fila. Sabedores de que el tiempo se nos escapaba, aprovechamos cada segundo de concierto.

Alarga el final presentado a la banda a lo suyo, descriptivo, profundo y crudo, Alén el corazón y el pulmón. Cesar el verdadero jefe del escenario, no ese que llaman por ahí el boss, Piñas el puto rock and roll, Colibrí, si tocar la guitarra es como hacer llorar a un árbol, él los ha hecho llorar a todos. Se tocan un Marea profundo y hace salir a todos los currantes que hacen posible sus conciertos, aquí hay lo menos 400 años de talego, las bromas no decayeron en las dos horas y media largas de placer rockero.
Abandonamos el Miguel Ríos escuchando de fondo la melodía de Jindama en una versión sinfónica. Esperemos que no pasen otros cuatro largos años para verlos de nuevo por aquí.








