Crónica| Razzmatazz Baila Al Ritmo De Franz Ferdinand
No importa cuánto tiempo pase, Franz Ferdinand sigue teniendo ese efecto inmediato en el público. Cuando empezaron a sonar los caóticos pianos de Night or Day, una canción “sexy” con ese estilo ácido tan característico de la banda, no dudaron ni un solo segundo en empezar a bailar como si estuvieran en un cuadro griego. Todo esto, acompañado de los movimientos teatrales y frenéticos de Alex Kapranos, uno de los mejores frontmans que he visto.

Junto a el Bob Hardy en el bajo, Dino Bardot en la guitarra, Julian Corrie o como su nombre artistico Miaoux Miaoux en el teclado y Audrey Tait en la bateria. La puesta en escena era muy minimalista con un telon negro de fondo en donde las luces tomaron protagonismo. La vestimenta general de la banda era elegante, Alex llevaba un traje negro que hacia contraste con una camisa de satén, también llamaban la atención sus medias con rayas rojas que eran visibles cuando hacia sus movimientos y saltos característicos.


Después de Night Or Day escuchamos, Michael, con un bajo embriagante y un ritmo groovero que no dejaba a nadie indiferente. Todos dejándose llevar por su pulsante energía y riffs sin dejar de mover el cuerpo ni un solo segundo.

Volvimos a The Human Fear con Bar Lonely, una canción que representa la escencia del britpop, con una melodia muy bailable y alegre, pero con unos pianos bastante nostalgicos que nos introducen en el existencialismo de su letra, en esos momentos en donde nos perdemos en nuestos propios pensamientos sintiendonos fuera de la realidad.
Después llegó No You Girls, una canción que habla de la seducción, pero también de la frustración, representada en la repetición de la letra, como una especie de obsesión. La frustración se siente como algo que se repite una y otra vez, atrapando al oyente en un ciclo de deseo no correspondido. Esta dualidad entre lo atractivo y lo incomodo se convierte en el núcleo, donde la energía contrasta con la letra.

Dentro del set también escuchamos temas como Walk Away, Do You Want To y Black Eyelashes, en los que Alex Kapranos sorprendió al público al tocar su bouzouki, un instrumento originario de Grecia, país de donde él tiene raíces. Este toque personal le dio un sentimiento especial al show, El bouzouki, con sus resonantes notas y carácter distintivo, aportó una atmósfera mística y atemporal.
Take Me Out uno de los momentos más esperados llego, la sala implosiono, las luces se pusieron rojas y parpadeaban al ritmo de la guitarra “So, if you’re lonely, You know I’m here waiting for you” la sala se convirtio en un karaoke, todos con la euforia elevada cantando junto a Kapranos, en momentos era casi inperceptible su voz ya que toda la sala estaba gritando este himno, canción que, casi dos décadas después, sigue erizando la piel, tan fresca y eufórica, un momento que nos gustaria que permaneciera en el tiempo.

El tramo final con Ulysses y Outsiders cerró la primera parte del show, pero la banda no tardó en regresar para un encore, Stand on the Horizon, Audacious y The Birds fueron antesala para un cierre incendiario con This Fire, que terminó entre guitarras frenéticas y una audiencia que seguía pidiendo más.
Franz Ferdinand tiene la habilidad de convertir la música en algo físico, en una experiencia que se siente en el cuerpo, en la cabeza y en el alma.








