El 7 de junio de 1977 la afamada banda de punk británica, Sex Pistols, estrenaba su polémico single God Save The Queen. Lo hacían subidos a un barco que cruzaba el río Támesis… Mientras la Reina de Inglaterra, justo en frente de ellos, celebraba sus 25 años de reinado.
Los Sex Pistols: pobres, provocadores y punks
Johnny, Steve, Sid y Paul
eran los nombres de los cuatro integrantes de los Sex Pistols. Eran jóvenes, estaban enfadados, habían nacido en familias desestructuradas y sin recursos, contaban con una personalidad cuando menos problemática, robaban para sobrevivir, no sabían quién era el Primer Ministro de Gran Bretaña y, por supuesto, no tocaban ningún instrumento musical. Eran perfectos para acabar muertos o en la cárcel. Y así terminaron algunos de ellos, no sin antes revolucionar al país entero y sentar el precedente para un nuevo género musical: el Punk.
La banda no duró ni cinco años (1975 – 1978), pero para el día del Jubileo de la Reina ya se había granjeado unos cuantos enemigos. Conciertos cancelados debido a su comportamiento sobre el escenario, protestas de grupos ultraconservadores, estaciones de radio fórmula en su contra y titulares en los medios de comunicación haciéndose eco de su escandaloso espectáculo llevaron a los Pistols a vender miles de singles, conseguir un público cada vez más amplio y firmar (aunque también ser despedidos) con las discográficas más poderosas del momento… Y todo esto con un único sencillo en el mercado.
Que Dios no salve a la Reina
God Save The Queen
fue el segundo single de la banda y con él, su carácter provocador alcanzó su pico máximo, desafiando a la persona más poderosa y menos accesible de toda Gran Bretaña: la Reina Isabel II.
Los Sex Pistols eran provocadores natos. Se peleaban con todos y con cualquiera y, a su lado, en palabras de Bill Grundy, los Rolling Stones (recordemos, “Sus satánicas majestades”) eran “guapos y arregladitos”. Por suerte, contaban con Malcolm McLaren, el mánager que era capaz de canalizar la ira y peculiar talento de la banda.
Cuando los Pistols intentaron presentar el single God Save The Queen las radio fórmulas les dieron la espalda y hasta los trabajadores de su discográfica se mostraban reticentes a fabricar los soportes del sencillo.
Fue ahí cuando Malcolm McLaren tuvo la brillante idea de hacer la presentación del single de la manera más provocadora posible de imaginar. Mientras la Reina de Inglaterra desfilaba en su carruaje real por las calles de un Londres gris y desesperanzado, los Pistols le rendían pleitesía cantando su particular himno en el barco Queen Elizabeth en medio del río Támesis y frente al Palacio de Westminster.
En el barco de los Sex Pistols estaban algunas de las personalidades más importantes del Punk como Vivienne Westwood, Jordan Mooney, Ari Up o Nancy Spungen y, por supuesto, los medios de comunicación se agolpaban en la cubierta intentando obtener alguna llamativa declaración de los Pistols.
Sus pintas eran absolutamente estrafalarias: pantalones ajustados de cuero, jerséis raídos con imperdibles, objetos fetichistas, pelo corto y de colores tanto en ellas como en ellos y maquillajes intensos y provocativos.
El legado de los Sex Pistols
El concierto terminó siendo disuadido por la policía pero los medios no pasaron por alto cómo estos jóvenes marginales habían dado un concierto criticando a la Reina en pleno Jubileo de la Reina y, probablemente, importándoles bien poco quién era la Reina.
Desde entonces, la imagen e iconografía de los Sex Pistols siempre ha ido ligada a la de la monarquía británica. Mientras las tiendas de Inglaterra se llenaban de objetos propagandísticos del Jubileo, los Sex Pistols hacían lo propio con sus posters y carátulas del single presentado.
A día de hoy es difícil determinar qué fue aquello que llevó a los Sex Pistols a convertirse en historia de la música del siglo XX. Quizá fue su carácter problemático, quizá fueron las letras de Johnny Rotten, la muerte de Sid Vicious o las inteligentes decisiones de Malcolm McLaren. Quizá fue la capacidad de ponerle cara y nombre a un sentimiento que se venía gestando en la oscura Inglaterra de los 70 o el interés mediático que las decisiones de los jóvenes despertaban. Sin embargo, lo que es incuestionable es que este concierto sobre el río Támesis fue determinante, sentó las bases iconográficas del grupo e hizo que hoy en día sigamos hablando de los Sex Pistols y de cómo consiguieron colarse en la historia reciente de la cultura occidental.
El Dios salve a la Reina, mucho más que el legado de la monarquía británica, es el legado de los Sex Pistols.