Entrevista a Ósserp: «Cantar en catalán es una decisión artística más allá de que alguien pueda considerarlo algo político»

El grupo Ósserp estrenó el pasado agosto su tercer LP con su particular formación, que incluye dos cantantes, dos guitarristas y un baterista

El pasado 19 de agosto la banda barcelonesa de metal extremo Ósserp estrenaba Els nous cants de la Sibil-la, su tercer LP tras varios años de silencio desde su anterior lanzamiento, el apreciado Al meu pas s’alça la mort. El álbum representa, desde sus letras hasta su estética pasando por la agresividad de su sonido, la impotencia del hombre ante un universo que amenaza con venirse abajo; una visión apocalíptica surgida de lo peor de la pandemia. Para conocer más sobre el disco y ese monstruo musical de nombre Ósserp, hablamos con uno de sus guitarristas, Dani.

Es difícil encontrar alguien en la escena extrema que hable mal de vuestros anteriores trabajos. ¿Cómo está siendo el recibimiento del nuevo disco?

La verdad es que nunca nos hemos fijado mucho en ese tipo de cosas y casi siempre nos ha ido bien, sobre todo desde el anterior álbum. Todas las críticas que han salido hasta el momento son positivas.

Vuestro anterior LP es ya de 2017. Parece que fue ayer pero ya ha pasado un lustro. ¿Cómo os sentís después de este parón? ¿Ha cambiado mucho vuestra forma de entender la música?

Esta pausa de cinco años la hemos estructurado de dos formas muy distintas. Desde 2017 hasta 2019 estuvimos haciendo conciertos por toda España y parte de Europa para presentar Al meu pas s’alça la mort y, a finales de ese año, nos pusimos a trabajar en un disco nuevo con la idea de grabarlo a finales del 2019 y que saliera en 2020. Pero, de repente, llegó el covid y perdimos casi todo el 2020. Al poco de salir del confinamiento entramos al estudio a grabar este disco con toda la tranquilidad que nos daba el que estuviera casi todo parado. En 2021 ya lo teníamos, pero nos planteamos que si no se podía tocar de una forma normal y corriente, como toda la vida, no queríamos sacarlo. Así que esperamos.

¿En qué momento decidís ir hacia delante con lo que teníais?

En enero de este año, volviendo de las vacaciones de Navidad, cuando vimos que todo el mundo estaba haciendo ya conciertos, había menos restricciones y la cosa parecía que volvía a la normalidad. El material, como he mencionado, se grabó en 2020, pero ha sido en estos primeros meses de 2022 en los que nos hemos puesto las pilas con temas del lanzamiento y hemos activado toda la maquinaria para publicarlo: hablar con los sellos, crear el artwork…

Esta tranquilidad de la época de la pandemia, de todo el mundo en casa y con poco que hacer, ¿os ha afectado a la forma de componer y grabar?

Sí, claro. Está hecho de forma distinta a como normalmente componíamos. Alex, el batería, ha participado más en el proceso creativo al pasar más tiempo en el local y Benja, que entró en el anterior disco para tocar el bajo, aquí toca la guitarra y ha compuesto casi la mitad de las partes. Se ha hecho de otra forma distinta.

Para este LP habéis contado de nuevo con Aleix Archs como productor. ¿Cómo influye tener confianza con la persona encargada de grabaros? 

La cercanía hace mucho en este tipo de proyectos y nos permite hacer un trabajo previo muy importante. En este disco hicimos la preproducción (hablar del sonido que queríamos, los amplificadores, micrófonos…) directamente en nuestro local. Aleix trabajaba como técnico de directo, así que en agosto de 2020, cuando lo grabamos, no tenía trabajo y pudo pasar más tiempo con nosotros trabajando las configuraciones. Siempre hemos sido un grupo que lleva las cosas al estudio bastante abiertas. Las estructuras de los temas son claras, pero después acostumbramos a improvisar. Con esta forma de trabajar, tener un técnico que entiende tanto nuestras referencias hace que se convierta en una pieza esencial del sonido.

En el master final habéis tenido la colaboración de Arthur Rizk, guitarrista de Eternal Champion y un productor con una proyección increíble que está codeándose con bandas legendarias.

Yo ya hacía mucho tiempo que seguía a Arthur. De hecho, estuvimos hablando bastante por email a principios del 2019, cuando nuestro plan era grabar a finales de ese mismo año. En ese momento, cuando coincidimos en persona en un festival, incluso le propuse que él fuera parte de la producción. Lo teníamos todo bastante hablado para que él se ocupara de casi todo, pero obviamente nos plantamos en la pandemia y no tenía ya sentido: sin poder girar y sin poder vender merch en los directos, económicamente ya se nos hacía todo un cuesta arriba. Le explicamos la situación y acordamos que hiciera el máster pero no el mix, y lo entendió perfectamente. En ese lapso de tiempo, además, él ha crecido y su perfil es ya profesional. Ahora acaba de producir el último disco de Kreator y de Soulfly. Está ya en un nivel en el que es más difícil contar con él. Aún así, es una persona muy humilde y nos ha apoyado siempre, tanto online como en sus redes sociales. 

Para Els nous cants de la Sibil·la habéis rescatado de la mitología grecolatina una criatura como es la Sibila. ¿Qué hay tras este personaje?

La Sibila representa algo así como el como el Apocalipsis o las señales del Apocalipsis, lo que nos ha inspirado para dedicarle el concepto del disco a este personaje. Nos pusimos a trabajar en las letras buscando un hilo conductor que se relacione con todas las canciones. En nuestros anteriores trabajos hablamos de la figura del Ósserp, una criatura con cuerpo de oso y siete cabezas de serpiente, que en cada disco toma una especie de individualidad completamente distinta. Esta vez elegimos a la Sibila y su simbología apocalíptica porque es lo que nos sugirió el momento más crítico de la pandemia, además de los problemas personales que teníamos cada uno de nosotros. Xavi vino con una historia de la mitología del sur de Europa sobre esta especie de diosa que, además, era muy grande, como el doble de grande que algunos dioses, y que anunciaba el fin mundo. La Sibila, en su inmensidad interestelar, viene a decir al ser humano que no somos nada. 

Osserp, Sibilla… Veo muchas referencias a constelaciones y a bestias mitológicas en todo lo que os rodea. ¿Cómo es de importante para una banda como la vuestra crear estas cosmogonías tan particulares?

La mitología animalística es muy habitual en la cultura catalana que hemos mamado. En las fiestas populares, como los correfocs, se usan máscaras y disfraces de animales hechos de cartón piedra y que representan dragones o demonios. Esto es una cosa que nosotros hemos interiorizado y nos parece muy interesante. Tomar esos referentes culturales para acabar mezclándolos con todo el tema del cosmos. Creo que es un tema que es muy fácil de desarrollar y que nos sirve como metáforas de situaciones de nuestra vida cotidiana. Que la imagen del grupo siempre sea esa hace que seamos coherentes en algo en lo que nos encontramos muy cómodos y que nos gusta emplear artísticamente.

Todo lo que uno encuentra de Osserp por la web aparece con la etiqueta de ser Death Grind, aunque no parece que sea algo que se adapte totalmente a vosotros. ¿Os gusta poneros alguna etiqueta?

Al final es lo típico que tienes que poner que haces un estilo en concreto y no puedes poner 6. Nuestros temas, de media, ya duran más de 4 minutos, que eso en el Death Grind es una barbaridad. Creo que es el enfoque que le damos a las canciones lo que hace que se integre en ese género; es decir, la intensidad, la forma de tocarlas, que aunque duren 4 minutos sean muy intensas en la práctica. Eso es lo que intentamos hacer siempre, lo que pasa que nuestras canciones tienen muchísimo desarrollo. Cuando hacemos música intentamos que no nos aburra y al final es imposible hacer un estilo fijo o fácil de encasillar. Siempre he sido muy contrario a crear una de esas bandas que hacen cosas muy monolíticas y poco dinámicas. Escucho cosas como Krisiun y me gustan mucho, pero solo para un rato, esa falta de matices puede hacerlos pesados. Cuando haces un disco empiezas a meter influencias y a crear partes diferenciadas, dinámicas. En este disco, por ejemplo, tenemos muchos trozos que suenan a death metal americano, que es algo que no habíamos hecho nunca pero teníamos muchas ganas de meter. Todos hemos crecido con Morbid Angel y somos muy aficionados a sus primeros discos.

En el tema El pes del buit os habéis ido a lo industrial, defendiendolo bastante bien.

La producción electrónica siempre ha sido mi parte. Estaba acostumbrado a hacerlo lo último, pero esta vez estaba muy perdido y no tenía nada claro que hacer, así que empecé a trabajarlo al revés: primero haciendo la paleta de sonidos que quería en ideas y después lo demás. Cuando me puse sobre a trabajar sobre el tema tenía como tres trozos separados y nos pasamos casi un mes y pico entero probando cosas hasta que conseguí dar con la tecla de lo que quería. Este tema, El pes del buit, tiene una forma especial. Comienza con música industrial, todo súper pesado, y de repente desemboca en algo súper cósmico y y se reconvierte en una especie de black metal. Es una canción que sorprende.

¿Cuál es vuestra relación con la tecnología a la hora de hacer música? ¿Sois puristas de lo analógico o amantes de lo digital?

Nosotros estamos muy acostumbrados a usar software musical y plugins, lo que nos ha permitido grabar cosas en este disco en nuestro propio local, sin necesidad de un ingeniero de sonido o de alquilar un estudio. Puedo entender a los más puristas, pero al final lo digital te ayuda a ahorrar recursos económicos, que acaba siendo lo principal.

Cuéntanos la historia de esta portada.

En nuestros anteriores trabajos habíamos trabajado siempre en monocromático, con escalas de colores limitadas. Para este disco queríamos algo distinto y fuimos mirando mucho en el local artistas por redes sociales hasta que al final nos quedamos con cinco o seis, de los que decidimos quedarnos con Paolo Giradi. Somos un grupo con unos conceptos estéticos muy claros y nos gusta que se note que tras ese desarrollo artístico hay mucho más, tanto en las canciones como en el artwork. Le enviamos a Paolo tanto la música como las letras traducidad como la música para que trabajara sobre eso,además de un croquis de qué es lo que queríamos. Al final el resultado ha sido genial, aunque por momentos creíamos que no lo iba a terminar. Es un tipo bastante peculiar, vive en una en una casa en medio del campo distinta portadas de grupos que después sale ahí haciendo flexiones comiendo frutas y lo primero más extraño es que para comunicarte con él solo se comunica por mensajes privados por un mensaje de Instagram. 

¿Repetiríais con él?

No lo sé. Tiene un estilo muy marcado en todas sus obras, no es muy dado a cambiar la forma en que hace las cosas, pero para este disco nos pegaba mucho y ha quedado muy bien. Ya veremos por dónde queremos llevar los próximos.

Una de vuestras particularidades es que cantéis en catalán en un estilo donde parece que solo existe el inglés. Sin embargo parece que poco a poco empieza a normalizarse.

Los grandes referentes son Vidres a la Sang, sin ellos nadie hubiera dicho “se puede hacer esto”. Cuando estás tan influenciado por bandas anglosajonas, lo lógico es cantar en inglés o si te ves muy limitado, lo haces en castellano que es una lengua que dominas. Nosotros, desde el principio, tuvimos la idea de poner un nombre en inglés, y fue cuando vino Xavi y el antiguo bajista y cambiamos de idea. Ellos venían de un grupo que hacía grindcore en catalán y que yo había visto mucho en directo y dices: “Pues el catalán queda muy bien, ¿para qué vamos a cantar en otro idioma? Es una decisión artística, más allá de que alguien pueda considerar esto una decisión política. Esta es nuestra lengua materna y nos gusta que sea así. Por eso también intentamos usar palabras poco cotidianas, recuperar expresiones arcaicas, con el fin de enriquecer nuestro trabajo y que la gente aprecie esa complejidad lingüística. Al final usar una lengua “minoritaria” no deja de ser algo super normalizado. Aquí nadie se extraña cuando viene una banda enorme y cantan en su idioma. La gente va a ver a Kvelertak, que cantan en noruego y dudo que lo entiendan.

En agosto estuvisteis en Barcelona tocando en la Sala Bóveda con una banda como Suffocation en su gira española. ¿Cómo es tocar con un referente tan grande como ellos? ¿Os ayuda a proyectaros y conseguir mayor reconocimiento?

Tras haber visto a Suffocation más veces, seguramente esta haya sido la vez que más me han gustado. Se notaba que iban súper rodados, tocando con una precisión increíble pese a un calor insoportable en la sala. Fue increíble. Aceptamos tocar ese concierto más por un tema personal, por la ilusión de tocar con ellos, que por otra cosa, no lo enfocamos nunca para ganar seguidores. Barcelona es una ciudad grande, pero el metal extremo sigue siendo minoritario; me atrevería a decir que conocía al 75% de gente que había en esa sala y que ellos ya nos habían visto en directo. Eso sí, compartir escenario con Suffocation, hablar con Terrance Hobbs y demás es una anécdota que tienes para contar un montón de años.