La denominada democratización de la música ha hecho que seguir el pulso de lo que acontece sea arduo, por no decir imposible. Hoy en día hay más oferta que nunca y muchas veces no llego a tiempo para reseñar aquella maravilla que en algún momento rescaté entre el diluvio de propuestas y novedades. En esta nueva sección quiero hablar de esos discos. Si os gusta la CANDELA EN MAYÚSCULAS, esta es vuestra casa.

 

Imprecation – In Nomine Diaboli

In Nomine Diaboli es el tercer larga duración de Imprecation, banda que gozó de considerable respeto en el death metal underground de la primera mitad de los 90. Pese a tener un estilo típicamente norteamericano (en una onda cercana a la Incantation, Morpheus Descends y Deteriorot), el uso de teclados y aplastantes atmósferas de inspiración ocultista los diferenciaba del resto. Aunque no había duda de que Imprecation eran especiales su primer álbum no nos llegaría hasta 2013, tras un hiato aproximado de quince años. Satanae Tenebris Infinita confirmó la trayectoria trazada por su primeras grabaciones, devolviéndonos una banda renovada y en plena forma. In Nomine Diaboli, publicado este 2022, no se presta a reinventar la rueda sino a limar sus aristas para que siga rodando perpetuamente. Este es un death metal que bebe directamente de aquellos 90 pero que roza la atemporalidad; todo lo que siempre hemos gozado de la música de Imprecation sigue ahí aunque mejor definido y expresado que nunca. Olvidad por un momento todas esas bandas que recrean el sonido oldschool, this is the shit!

PD: Por desgracia, Ruben Elizondo (batería, teclista y destacado compositor de la banda) murió antes de ver publicado este álbum, del que seguro se sentiría más que orgulloso. Rest in power, compañero.

 

The Gloomy Radiance Of The Moon – When the Nameless Stars Serenade Your Ravenous Usurpation of the Blackness

El primer álbum de la one man band holandesa The Gloomy Radiance Of The Moon, When the Nameless Stars Serenade Your Ravenous Usurpation of the Blackness, es un plato fuerte aunque no lo parezca. Su título, compuesto por un ingente chorro de palabras, hace ostentación de una solemnidad tan arquetípica como cursi; ninguna novedad en esto del black metal sinfónico, género que se suele dejar llevar por el uso de imágenes góticas de cartón piedra. Sin embargo, dicho torrente de clichés parece funcionar como una irónica pantalla tras la que se oculta una propuesta de difícil digestión. Estamos hablando de black metal sinfónico pero la música de j.m.k.p. (siglas tras las que se esconde un enigmático señor que se podría parecer a tu primo Paco) poco tiene que ver con la de bandas como Summoning, Arcturus ni, muchísimo menos, Dimmu Borgir. The Gloomy Radiance Of The Moon explora espacios mucho más ariscos y dicotómicos. En la mejor de las tradiciones raw, una minimalista muralla de blast beats se enfrenta a una contraparte melódica, basada en sintetizadores, que se mueve en un terreno indefinido entre la neoclásica y la épica del chamber pop (!!!). Empaquetado en una ortodoxa producción lo-fi, el contraste deviene brutal y puede causar un efecto desquiciante en la escucha. Feo, maníaco y rabiosamente luminoso. 

Ósserp – Els nous cants de la Sibil·la

Debo reconocer que no había prestado demasiada atención a Ósserp hasta que cayó en mi manos su nuevo álbum, Els nous cants de la Sibil·la. Craso error; había pasado por alto a una banda cuyo sólido – y oscurísimo – death/grind inyectado en hardcore habría hecho mis delicias todo este tiempo. Los dos primeros discos, Sang i sutge y Al meu pas s’alça la mort son notables pero lo de Els nous cants de la Sibil·la impresiona. En esta pieza, el sonido de la banda barcelonesa, rabioso y contundente en extremo, se ha convertido en una auténtica bestia. Harmonías tenebrosas, trémolos hiperveloces y una permanente sensación de desasosiego acompañan a una cascada de riffs fríos y alienantes que no dan tregua al oyente: es el anuncio de un cataclismo inminente. Y si Sang i sutge y Al meu pas s’alça la mort eran – por decirlo muy a lo bruto – la versión grind de Integrity, en este Els nous cants de la Sibil·la se pueden oír ecos de Breach o de las partes más veloces e inhumanas del Rebel Extravaganza de Satyricon, por poner un par de ejemplos. Blackened death/grind, podríamos decir. A estas alturas, Ósserp no tiene nada que envidiar a bandas consagradas del género como Cattle Decapitation o Misery Index. ¡De lo mejor de este año!

 

Malignant Altar – Realms of Exquisite Morbidity

Si os gusta Morbid Angel, Incantation y el oldschool death metal en general, con Malignant Altar vais sobre seguro. Sí, otra banda de OSDM, pero no una cualquiera. Los de Texas cuentan con dos conocidas caras del underground entre sus filas: Dobber Beverly y Beau Beasley de los legendarios Insect Warfare. Como podréis imaginar, el interés de la propuesta está más que garantizado. El título del álbum no engaña, quien busque death metal encontrará una “exquisita morbosidad”. A medio camino entre los citados Morbid Angel e Incantation, la música de Malignant Altar brilla por su naturaleza aplastante y por sus matices cavernícola style, que añaden todavía más pegada a unas composiciones ya de por sí contundentes. A destacar los pasajes lentos, más cercanos al slam que al doom, o el acojonante trabajo de batería de Dobber Beverly. Sus redobles a medio blast beat son mi nueva droga favorita. Realms of Exquisite Morbidity es un disco que ganará adeptos con el tiempo, cuando pasemos del OSDM al oldschool OSDM (es decir, al OOSDM). Y aquí paro, no sea que me acabe haciendo daño.