Uno de los discos más aclamados del universo púrpura era un reclamo más que significativo para acercarse a la sala La Riviera cuatro largos años desde la última visita de Hughes a Madrid.
Texto: Luis Rey Fotos: Víctor Moreno
A veces es complicado contar las sensaciones a flor de piel vividas en la celebración musical que representa ver en vivo a un artista por el que sientes especial devoción. Por lo que él y su música representan para ti y lo que su música lleva dándote a lo largo de tantos años. Eso es exactamente lo que vais a leer a continuación, algo que es complicado plasmar solo con palabras.
La visita de Glenn Hughes a Madrid celebrando el 50 aniversario de Burn, uno de los discos más aclamados del universo púrpura era un reclamo más que significativo para acercarse a la sala La Riviera y disfrutar de la oportunidad de ver al componente de la historia de Deep Purple que traslada a sus directos de manera más ejemplar el legado musical de la banda.
Curiosamente fue en mayo de 2001 (hace exactamente 22 años) cuando Glenn Hughes dio su primer concierto en España, en la desaparecida sala Revolver y ante un grupo no muy nutrido de fans. Aquello fue para los que tuvimos la suerte de asistir un auténtico lujo. Por aquel entonces Hughes relanzaba su carrera en solitario publicando muy buenos álbumes y en los shows siempre ofrecía pinceladas de su trayectoria pretérita junto a Trapeze, Deep Purple o Black Sabbath.
Fue hace unos años cuando tomó la decisión de embarcarse en una gira en solitario para recrear los shows de la época Mark 3 y 4 de Purple donde él fue partícipe. En medio de todo ello recibió la oferta de unirse a los Dead Daisies de David Lowy con los que ha grabado dos excelentes álbumes de estudio y ha girado presentándolos por todo el mundo (el mismo día del show en Madrid nos enteramos de la noticia de que John Corabi se volvía a hacer cargo de las voces y Michael Devin del bajo en los Daisies) con dos cancelaciones de los shows en España debido a la pandemia.
Con todo ello eran ya cuatro largos años sin que Glenn pudiera pisar los escenarios españoles y en especial el de Madrid, ciudad con la que le une una relación verdaderamente especial.
La Riviera presentó una entrada espectacular llenándose casi en su totalidad para afrontar una velada musical llena de nostalgia y pleno disfrute musical.
Pasadas las 9 de la noche saltaron al escenario los músicos que acompañan a Glenn en esta gira. Ash Sheehan a la batería, Bob Fridzema a los teclados y el excelente guitarrista y productor musical Soren Andersen (lleva 15 años acompañando a Glenn en sus giras en solitario). Tras una breve locución el protagonista total y absoluto de la noche salió a escena ataviado con su característico look vintage setentero. A sus casi 72 años Glenn Hughes luce como si los años no fuesen algo que vayan con él, se conserva como muy pocos.
Con los acordes de Stormbringer arrancó un concierto que fue muy rodado de principio a fin. Glenn bordó esos agudos imposibles que despertaban el asombro y las sonrisas de complicidad del público asistente. Una audiencia en mayor parte veterana, pero con gente también bastante joven que acudió sin duda a presenciar el show de uno de los elegidos que a día de hoy continúa jugando en la liga de los vocalistas a los que nadie puede hacer sombra. La primera gran ovación de la noche no se hizo esperar.
La siguiente canción fue Might Just Take Your Life donde notamos a Glenn muy cercano y cariñoso con el público. Este primer bloque del show con canciones del album Burn continuó con una fantástica y celebrada Sail Away donde Bob Fridzema hizo una labor perfecta en ese sonido tan característico de las teclas.
You Fool No One representó el mayor momento Jam de todo el concierto, intercalando en la canción el clásico Blues que Blackmore tocaba en la época, acordes de la fantástica Highball Shooter y la parte del espectacular solo de batería por parte de Ash Sheehan dejándonos asombrados aporreando la caja y haciendo un juego visual con agua que salía disparada de la misma.
Una recta final emotiva donde los nombres de los míticos Blackmore, Bolin y Lord brillaron tanto como los músicos que actualmente son los socios de Hughes para interpretar clásicos atemporales.
El Groove que Glenn arrancó al sonido de su bajo acercándose al borde del escenario con poses llenas de actitud formó también parte muy destacada de un show que se aproximaba a uno de los highlights de la noche. Tras contar como Blackmore y él compusieron con dos guitarras acústicas la base principal de la siguiente canción arrancó la intro de guitarra por parte de un excelso Soren Andersen de ese himno maravilloso llamado Mistreated. Para este momento la sala estaba ya totalmente entregada y a los pies de Hughes que dio otra clase magistral cantándola sólo como él es capaz de hacerlo. Una parte final Jam muy coreada por todo el público y ese fragmento que siempre nos deja a capela donde juega acercándose y alejándose del micrófono provocando el asombro de todos. De nuevo, otra de las grandes ovaciones dentro de su bolsillo.
Gritando Tommy, por Tommy Bolin del que dijo como siempre que no pasa un día de su vida que lo recuerde por ser el mejor amigo que nunca tuvo, sonó Gettin´ Tighter alargada de nuevo con la Jam que Purple solían tocar en sus shows de los 70 intercalando la parte conocida como The Dance of Rock´n Roll.
Un momento más pausado para recuperar aliento donde Glenn contó como compuso la siguiente canción a las 3 de la madrugada sentado ante un piano con el desaparecido Jon Lord. Una bonita dedicatoria en la que también incidió en el regalo que la vida nos ofrece a diario tras pasar estos últimos años encerrados y que pudiéramos disfrutar unidos celebrando la magia que la música nos proporciona. This Time Around fue donde solo con el teclado y la voz de Hughes alcanzamos de nuevo el climax absoluto.
You Keep on Moving del album de Purple Come Taste The Band fue la siguiente en sonar. De nuevo muy coreada por todos e interpretada de manera sublime.
Una pequeña retirada del escenario y la parte final con dos himnos más como Highway Star (donde Glenn solo cantó y del bajo se encargó su manager que también es músico) y la eterna Burn para poner punto final a otra fecha histórica en los shows que Glenn Hughes lleva ofreciendo en nuestro país todos estos años.
Prometió volver en 2024 y se deshizo en elogios hacia la ciudad de Madrid nombrándola como la ciudad más rockera de todo el planeta.
Ya contamos los días para volver a estar allí y poder presenciarlo.
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