Ibaraki Rashomon y el legado japonés.

El debut del proyecto en solitario de Matt Heafy es una oda al legado de la milenaria cultura japonesa

Japón es una cultura única, llena de fascinantes mitos y leyendas; hoy Canciones sobre historia y arte se aproxima a esta sorprendente cultura a través del debut discográfico de un proyecto muy singular.

Una civilización en torno a las islas.

En la costa este del continente asiático, al noroeste del océano Pacífico, nos encontramos un vasto archipiélago de más de 14.000 islas entre las que destacan cinco islas de norte a sur: Hokkaidō, Honshū, Shikoku, Kyūshū y Okinawa.

Este territorio ha sido poblado por el ser humano desde el paleolítico superior, en torno a unos 30.000 años atrás, aunque no tenemos registro documental del archipiélago hasta el siglo I d.C. gracias a los testimonios de cronistas chinos.

Pobladores como los Ainu habitaron el territorio desde la zona norte de la isla de Hokkaidō siendo la primera etnia aborigen de la zona documentada.

Pueblos guerreros, tiempos feudales.

En este contexto nos encontramos con que entre los siglos IV y IX d.C. se configuran diferentes reinos en constantes guerras que acabaron uniéndose bajo un emperador y su corte imperial. Sin embargo, esto no terminó de dar la estabilidad necesaria, ya que, desde el siglo XII el poder político residía en una élite de dictadores militares llamados (shōgun) y señores feudales (daimyō), apoyados en una clase nobles militarizada llamada samuráis.

Este tiempo convulso tuvo varios periodos destacados como: el Kamakura (1185-1333), el Muromachi (1336-1573) y el Sengoku, una época entorno a un siglo («Estados en guerra»).

Samuráis, nobleza del guerrero.

Los samuráis y las onna-bugeisha surgen hacia el siglo X como una élite militar que fueron ganando peso hasta que, finalizadas las Guerras Genpei, van a quedar vinculadas a la figura del shōgun.

Guerras Genpei

Tradicionalmente, eran conocidos por su talento con el arco a caballo y no fue hasta épocas de mayor paz y tranquilidad que hicieron más uso de las espadas tal y como los tenemos asociados en la cultura popular.

Estos guerreros estaban instruidos según el bushido, o camino del guerrero, un estricto código ético que exigía lealtad hasta la muerte y que bebe de influencias tan distintas como el budismo, el sintoísmo, la cultura zen o el confucianismo; basándose en las siete virtudes principales que son la justicia, coraje, compasión, respeto, honestidad, honor y lealtad.

Si un samurái fallaba en estas virtudes del bushido podía recobrar el honor y la lealtad practicando el seppuku, una especie de suicidio ritual que consistía en clavarse un arma blanca de pequeño tamaño en el abdomen haciendo un corte de izquierda a derecha. En caso de no practicarlo, estos guerreros samuráis podían perder su estatus de honor si fallaban a su señor o perdían su confianza, pasando a ser denominados ronin, que se traduce como un hombre errante como una ola en el mar.

Sus armas y, sobre todo, sus icónicas armaduras diseñadas para causar terror a sus enemigos en el campo de batalla han sido fuente de admiración a lo largo de los siglos.

Un pueblo aislado a voluntad.

Los diferentes períodos de la historia de Japón han estado marcados por distintas incursiones extranjeras frustradas, civilizaciones venidas de China, Korea o Mongolia trataron de conquistar el archipiélago sin éxito.

En la edad moderna, más concretamente durante el siglo XVI, Japón tuvo una época de intercambio comercial y cultural con occidente a través de los comerciantes portugueses y los misioneros jesuitas lo cual supuso una mayor inestabilidad política que finalizó con el aislamiento de Japón durante el periodo Edo (1603-1868), una era de breve y tenue estabilidad política en el país.

Jesuitas decapitados Japón

Posteriormente, tras la reapertura comercial en 1854 con Estados Unidos, se restableció el poder imperial en 1868 en el conocido período Meji, reabriendo a occidente y terminando así el esplendor feudalista y modernizándose rápidamente llegando a invadir China, participar en la Segunda Guerra Mundial donde sufrió la derrota y bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, y llegando a ser el moderno estado que conocemos hoy en día.

A partir de la restauración Meji y la reapertura al mundo, muchos japoneses comenzaron a emigrar hacia América llegando a países como Estados Unidos, Perú o Brasil, entre otros.

Una cultura única, una administración constante.

Quizás el aislamiento de Japón a lo largo del tiempo ha permitido que su cultura sea tan única y original, aunque tenga influencias primitivas de cultos budistas y/o sintoístas procedentes de China, muchas de sus tradiciones culturales son excepcionales.

Cosas como el teatro Kabuki que combina teatro, música y danza o la mitología japonesa llena de criaturas únicas como los oni, una especie de demonio-ogro japonés que simboliza el mal, la violencia y el castigo.

Mascara Oni

Todo lo que envuelve la cultura japonesa ha estado rodeado de un misticismo hermético que ha ido levantando pasiones en occidente.

Por ejemplo, el bushido fue revisado desde la  perspectiva del romanticismo pervirtiendo su significado; por otro lado, la modernización del país permitió traspasar sus influencias culturales a otros medios de comunicación como el manga, influido por el mundo de las viñetas y el cómic, el anime y el cine con directores como Akira Kurosawa quienes expandieron la cultura japonesa más allá.

Actualmente la influencia de la cultura japonesa se ha globalizado muchas veces de forma superficial como en la gastronomía con el sushi, la caligrafía o la literatura a través del manga, llegando al metal con ejemplos como Sentjutsu, disco de Iron Maiden del año 2022.

Ibaraki: Rashomon

Sin embargo, aún quedan vestigios de pureza en el legado japonés y uno de esos ejemplos puede encontrarse en Rashomon, disco debut del proyecto de black metal Ibaraki.

Se trata de la propuesta musical del guitarrista y cantante Matt Heafy, conocido por su carrera al mando de la banda Trivium.

Nacido en Iwakuni en 1986,  hijo de padre irlandés y madre japonesa, con apenas 1 año abandonaron Japón para instalarse en Orlando. En 1999, con tan solo 13 años forma Trivium, banda con la  que se consolidó en el metal norteamericano rindiendo breves homenajes a sus orígenes japoneses con discos como Shogun, o con elementos más sutiles como la parte inferior de una armadura japonesa en la portada de The Crusade, o a través de una máscara de inspiración Oni en el videoclip Until the World Goes Cold.

En 2022, Matt Heafy decidió experimentar en solitario con el proyecto Ibaraki nombre de una prefectura de Japón donde hubo muchas influencia samurái durante el shogunato Tokugawa.

El resultado es Rashomon, un disco de metal extremo, cercano al black metal con muchos matices experimentales y en el que la influencia del legado japonés es más que palpable.

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Ya el propio nombre del disco evoca recuerdos de la película de Akira Kurosawa, publicada en 1950, basada en el cuento breve de Ryūnosuke Akutagawa, escrito en 1915.

Tras una introducción instrumental y coral nos encontramos con Kagutsuchi deidad del fuego y  a partir de ahí temas como Ibaraki-Doji que habla de un Oni o demonio japonés, Akumu con la colaboración de Nergal y que significa pesadilla, o Ronin con la colaboración de Gerard Way de My Chemical Romance y que recupera la imagen del samurái deshonrado.

La portada es una armadura samurái cuyo casco representa un rostro de Oni.

El debut de Ibaraki tuvo una gran repercusión y una buena acogida por parte del público y la crítica y aunque Trivium siguen en activo no son pocas las voces que piden nuevo material de Ibaraki con el que seguir descubriendo más sobre la milenaria cultura japonesa.