La cita con Leprous en la urbe catalana es, indudablemente, un acto ceremonial ineludible para el fanático del rock progresivo. Recorrido tras recorrido, la agrupación noruega nos brinda la ocasión de presenciar la exposición de sus más recientes creaciones y ser testigos de su constante metamorfosis artística. En esta oportunidad, la promoción de Melodies of Atonement se erigió como el pretexto principal de su minigira por el territorio español y, más importante aún, como la excusa perfecta para restablecer el vínculo con nuestros artistas predilectos oriundos de Noruega.

La velada estuvo repleta de matices y momentos memorables, cubriendo un amplio espectro que incluyó versiones, emotivos regresos a su pasado musical, algún contratiempo de carácter técnico, e incluso un espontáneo segmento de preguntas y respuestas directamente desde el tablado. El espectáculo comenzó con la intensidad de Silently Walking Alone y la pequeña liberación emocional que el tema provoca en su desarrollo progresivo. Posteriormente, el equilibrio melódico de Illuminate y las delicadas introducciones de Bonneville nos embarcaron en un periplo extenso y perspicaz a través de la discografía de la formación.

Una de las grandes promesas del tour era un «repertorio distinto cada noche», lo que garantizaba que, a pesar de revisar cualquier sitio web de setlists, las sorpresas harían acto de presencia. Dentro de las interpretaciones del material más reciente, se destacó la ejecución de I Hear the Sirens, uno de los cortes más apreciados del nuevo álbum. Otro punto cumbre fue la audaz adaptación del clásico Take On Me, transportado al territorio netamente experimental por el quinteto de músicos que ocupa el entarimado.

Los instantes de mayor esplendor de la noche se vivieron con la inclusión de Blow y Passing, piezas que se remontan a sus orígenes alrededor del año 2009. Estos magníficos recuerdos retornaron al escenario de una manera que se sintió renovada y, a la vez, cargada de añoranza. Fue en ese momento que Einar Solberg, el carismático líder, hizo referencia al debut de la banda en la Ciudad Condal hace ya un buen tiempo, ni más ni menos que abriendo para Therion. Un estreno que pocos asistentes recordarían, pero que Solberg se encargó de evocar.

El mismo Einar, en un gesto de cercanía y franqueza con la audiencia, interrumpió la actuación para abrir un breve debate: preguntó al auditorio cuál consideraban que era el álbum más pesado del grupo. Las respuestas fueron tan variadas como las preferencias de cada persona, sin ninguna convergencia de opiniones. Para muchos seguidores, incluyéndote a ti, resulta un desafío catalogar su producción como algo duro, siendo que precisamente la cualidad más atractiva del proyecto es, para el oyente, todo lo inverso a esa etiqueta.

ph: kbaezortiz

Por supuesto, los himnos ineludibles como The Price resonaron con fuerza, al igual que el favorito personal de esta humilde servidora, From The Flame.

El broche de oro para esta cita musical llegó de la mano de The Sky Is Red, un epílogo tan espectacular como se esperaba. Siempre es un placer inmenso volver a encontrarse con estos maestros del género. Su habilidad para entrelazar la técnica con una profunda emotividad confirma, una vez más, por qué el conjunto escandinavo ha cimentado su estatus como un referente fundamental en el panorama progresivo actual.

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