He de reconocer que no siempre he sido muy devoto del metal progresivo. No obstante cuando supe de la existencia de A Day in my Consciousness, el nuevo trabajo del guitarrista Sergio Rivas, no pude resistirme a dedicarle el tiempo necesario para procesar y disfrutar de este disco.
Para quien aún no le conozca, Sergio Rivas es un guitarrista polivalente que ha formado parte de proyectos como Sinfonity (Electric Guitar Orchestra) Los Barones, Tina el musical (Stage Entertainment)o Momo (Tributo a Queen avalado por Brian May).
Un músico complejo, con una técnica impecable y un estilo singular cuyo talento se va a ver reflejado a cada minuto de duración de este disco.
Comenzamos con Reflection, un tema que arranca con unas guitarras acústicas que te llevan a baladas modernas de bandas de grounge o metal como puede ser un Vermillion pt2 de Slipknot, mientras que las voces destacan por su limpieza, poco a poco va creciendo en sonoridades y creciendo hasta llegar a Overture, un tema de puro metal progresivo, con aires de los grandes del género, guitarras que remiten a Steve Vai o John Petrucci, con unas baterías, obra del gran batería Andy C(Ex Dark Moor, Ex Saratoga) llenas de complejos cambios de tiempos y ritmos, donde las líneas de bajo de Alfonso Cifo y es que se nota que, para la grabación de este disco, Sergio se ha rodeado de grandes músicos que han sabido estar a la altura de las complejas composiciones.
Con The Others nos encontramos un tema inicialmente más melódico y tranquilo, donde la voz de Irene Valverde hace perfecta armonía con las guitarras y pianos y que evoluciona con aires de jazz hacia otros ritmos menos frecuentes en el género ante de adentrarse en una estructura de metal contundente y llena de fuerza donde vuelve Irene generando un clímax casi catártico que nos lleva a Gargantuan, sin duda uno de los temas que más sorprenden del disco.
Se trata de un tema que empieza con gran virulencia con unos teclados por parte de Alexis Hernández al más puro estilo Jon Lord para ir desembocando en un tema donde las guitarras van a llevar el peso principal en base y melodía y donde, a mitad de la canción nos hayamos ante un interludio de aires de dixieland acústicos que sorprenden, antes de desembocar en una contundencia metalera clásica del género, muy al estilo de Ayreon.
Legacy es todo un reto de composición y ejecución, un tema de larga duración en el que arrancamos con unas preciosas armonizaciones acústicas y va a ir pasando por diferentes etapas, algo así como hizo Mike Oldfield en su Tubular Bells original, pero mucho más evolucionado, donde no existe un instrumento predominante, en el que la voz de David Ordás nos puede llevar también a recordar a algunos de los grupos pioneros del género como pueden ser Pink Floyd, incluso algunas guitarras parecen llevarnos a un David Gilmour en su época dorada.
Cierra el disco una breve Conclusion de menos de un minuto que remite a la inicial Reflection como un cierre de ciclo eterno.
Sin duda alguna, creo que Sergio Rivas ha demostrado en este trabajo una gran labor compositiva y un disco lleno de fuerza, de sensibilidad y talento que puede dar mucho de sí en el género.