La nostalgia se siente como algo oscuro o negativo, una sensación de que lo pasado fue mejor que abruma a quien la siente. Hace las veces de anestesia al dolor del presente, pero canalizada, toma un carácter reflexivo, convirtiéndola en herramienta para asentar y fortalecer el presente.
As in Gardens, So in Tombs, no es más que eso, una realidad nostálgica que toma forma en nuestro tiempo explorando nuevamente todos esos caminos.
Nos vemos obligados a afirmar que, As in Gardens, So in Tombs, es una inmersión en todas las etapas de transición que, con el paso de los años, se fueron sucediendo en el sonido de las bandas pertenecientes a esta vertiente del Black Metal.
A lo largo de su expansión a través del continente, la evolución de la crudeza hacia ramas más melódicas fue clave en su desarrollo, así como a posteriori, también lo fue la mutación hacia vertientes electrónicas o Avant-garde, como algo natural en el sonido.
Es por ello que, aunque con un sonido que toma su base dentro del Black Metal, este álbum explora distintos subgéneros que acaban por integrarse. Una suerte de vaivenes constantes entre toques de Melodic y una gran carga de Symphonic de la vieja escuela. Encuadrándose quizás más en este último por exigencias del guion, nos deja en contraposición a la sobrecarga estándar del género, una ambientación más homogénea para la mezcla de estilos dentro de los temas. Y aunque no estrictamente dentro de este, su paso por las ramas del Industrial deja entrever constantes pero sutiles detalles al incluir puentes en prácticamente la totalidad del disco.
Los finlandeses no son nuevos en el juego, ya que desde 1994, se encuentran en primera línea dentro del género, aunque injustamente relegados dentro del público de nicho. Es por ello, que As in Gardens, So in Tombs se presenta como un resarcimiento condensado en cincuenta minutos en su edición normal, pero extendiéndose hasta casi sesenta en su edición especial con dos bonus. Aún con esta duración, los temas poseen a nivel general una duración entre cuatro y cinco minutos, lo que hace muy homogénea su escucha.
Lugar especial ocupan The collector and His Construct y Within Fire and Crystal, los cortes del disco de la más pura vertiente de Black Metal melódico y que más se alejan de la línea general de sus contiguos. Líneas melódicas obsesivas y sustentadas sobre Blast beat con cambios de ritmo frenéticos.
Las baterías se sienten naturales, con golpes que no suenan cuadrados y/o similares dentro de la mezcla; una verdadera muestra de cómo se debe humanizar el sonido característico del género. Las mismas, están representadas por Kauko Kuusisalo, quien despliega una versatilidad y pulcritud antinaturales en Ambivalent God.
Las líneas de bajo, de la mano de Pyry Hanski, suenan claras incluso duplicando las pistas de guitarra en algunas ocasiones, sin romper la consonancia con el resto de instrumentos. Esto, unido a una saturación en la distorsión leve, permite escucharlas prácticamente limpias en diversas partes de la mezcla.
Guitarras y teclados, cumplen los estándares del género, alternando el protagonismo según requiera el tema, pero sin ensombrecer el resto de instrumentos. Por un lado, las primeras a cargo de los dos miembros más veteranos de la banda como son Teemu Saari y Timo Kontio aka T, son definidas y nada saturadas. Permitir distinguir los riffs sin solapar con la distorsión y que la melodía suene cruda, pero a la vez nítida, es el punto fuerte de este disco. Carried on lead Wings nos deja buena cuenta de ello. Por otro lado, no podemos no destacar la ambivalencia de los teclados en temas como Wine in to Water creando una ambientación homogénea, y a contrapartida, líneas disruptivas y caóticas hacia lo electrónico cuando son necesarias para aumentar la tensión. Samples o efectos propios del sonido industrial tienen protagonismo en momentos muy concretos de la mezcla, creando puentes o rupturas con las partes anteriores de las canciones.
Las voces, a cargo del inconfundible Mathias Lillmåns, suponen la representación perfecta de lo que deben ser líneas vocales en mezclas como esta. Su uso impoluto del Death growls, con leves variaciones en el tono, dan profundidad encajándolo con la mezcla y sin alardes que te saquen del contexto de la canción. El uso del Reberv y puntuales Delay, se sujeta en las exigencias propias de cada canción, pero sin exagerarla.
Un álbum que sirve de recordatorio para los veteranos y que acerca el sonido de una generación a nuevos oyentes, a los que se les podría hacer denso de escuchar si no fuera por su pieza clave: la producción. Es el factor diferencial con los trabajos similares, haciendo más sencilla su escucha para neófitos frente a sus predecesores y/o bandas similares.
Un trabajo que evoca toda una oleada musical, englobando su evolución y que innova comprimiéndola todo en un solo álbum. Un trabajo que permite al que lo escuche adentrarse completamente en todas sus vertientes y, por fin, colocar la fuerza del océano frente a todos como se merece.