Crónica: Resurrection Fest 2023 – Sábado

Ya se empezaba a notar el cansancio pero nos esperaba una jornada llena de grupos con mucho que ofrecer así que tocaba reponer fuerzas y dar el último esfuerzo. Con menos personas que días anteriores (imagino que se vendieron menos entradas de día) y el tiempo no acompañaba pero eso poco importó porque tuvimos conciertos del más alto nivel.

A Polar les costó un poco arrancar y el sonido estaba raro pero ellos compensaron como podían con actitud. Quizá les pesó un poco la hora sumado a que había menos asistentes en el festival pero me cuesta entender que no terminasen su set a falta de dos temas. El grupo tiene potencial pero por desgracia no pudieron sacarlo a lucir.

Rise of The Northstar ya son unos habituales en Viveiro pero siempre son sinónimo de calidad, no deja de sorprender lo lejos que han llegado con 3 trabajos (uno con pocos meses en el mercado).

No es que hagan nada revolucionario pero en lo suyo son de los mejores sonido impecable y pura energía, como no siempre con su cuidada estética. En su setlist a parte de repasar su nuevo trabajo Rise también tocaron sus grandes hits como Here Comes the Boom, Samurai Spirit, Again And Again o Demonstratin My Saiya Style.

Su mezcla de estilo y estética ha resultado ser un caballo ganador y el público dio fe de ello que se volcaba con cada tema que lanzaban. El cambio de miembros en la sección rítmica poco parece haberles pesado, sin duda son un grupo con mucha estela por delante.

Quizá por el resto de grupos del main Soulfly eran lo que estaban más fuera de lugar, aunque el sonido volvió a traicionar un poco poco pareció importarles. Salieron y cumplieron con todas las expectativas que pudiese haber sobre Max Cavalera y los suyos sobre todo cuando arrancaban con los temas de Sepultura.

Alea Jacta Est empezaban con la carpa un poco vacía pero se fue llenando y mientras eso pasaba ellos se crecían más. No había más que mirar a la gente en el pit que lo daba todo canción a canción, fue genial ver como se fue creando el ambiente con tanta energía.

Architects son ya una de las bandas consagradas del metalcore y su actuación fue titánica. En otros años habían dado grandes bolos pero aquí se superaron, su último trabajo es el más flojo pero poco importa cuándo estás ahí y lo interpretan de esa forma, Sam Carter estaba desatado y todas  las líneas vocales calaban hondo pero la banda le siguió el ritmo sin problemas.

Es de las bandas que más airosas ha salido de perder a su compositor principal, Tom Searle que aún recuerdan al introducir Doomsday, ya no son los Architects castigados por perder a su gran amigo y es toda una alegría veros así de enérgicos sobre el escenario.

Contaban con una nueva incorporación en sus filas, Martyn Evans que se ha integrado de forma sorprendente con el poco tiempo que ha tenido para engancharse a la gira. Para cuando tocaron Black Lungus el público estaba entregadísimo pero también corearon a pulmón Giving Blood, Impermanence o Royal Beggars aunque la ya mencionada Doomsday fue la estrella de la noche.

El cierre fue un poco peculiar tocando Animals dos veces pero es el único fleco que le podemos sacar. Es una gozada verlos disfrutar tanto un directo con sonrisas y sonando así después de todo lo que han pasado, aún nos queda Architects para rato.

Como bien dice la camiseta de esta gira nada es eterno pero aún así duele ir al Chaos a despedir a Desakato.

Chaos que no estuvo más abarrotado en todo el festival, les hacían falta otra carpa para que la gente estuviese cómoda, lo que hicieron se queda ra el recuerdo, en todo el festival me cuesta imaginar un concierto tan emocional y con la gente tan entregada como este.

Desde que arrancaron con la primera frase de Cuándo Salga El Sol aquello explotó, con momento de canciones más cañeras y outras más tranquilas porque como dijo Pablo no solo de hardcore vive el hombre y la mujer. Octubres Rotos, Tiempo De Cobardes, Animles Hambrientos, Heridas Abiertas, La Cura… El setlist fue una selección perfecta.

Especialmente emocional cuando todo el público cantamos el inicio de Cada Vez, aún se me pone la piel de gallina al recordarlo. O con el estribillo de La Tormenta que ahora duele un poco más escuchar con su trozo de ‘este no es mi final, las despedidas de aterran’, dieron el broche de oro con Pánico En Frankfurt y como una cuenta atrás cada vez estamos más cerca de quedarnos sin una de las bandas más increíbles del panorama nacional. Hasta siempre.

A quién le pesó un poco su solape con Desakato fue a Amaranthe, aún así su actuación estuvo a la altura, con mucha soltura en el escenario el dueto de cantantes se compenetró a la perfección sobre todo su cantante Elize Ryd que tenía una gran soltura en el escenario.

Este año Parkway Drive demostró que ya juega en la liga de los más grandes, la producción del directo es increíble y los miembros de la banda se le ve más confiados que nunca.

Tanto la puesta en escena como las cantidades ingentes de fuego estuvieron a al altura de lo bien que sonaron. Todo empezó con una intro con una especie de monjes con antorchas mientras Winston entraba de blanco iluminado de fondo. Arrancaron con Glitch un setlist lleno de auténticos hits como Prey, Carrion, Vice Grip, Idols And Anchors o Sleep Walker.

En ningún momento decayó, incluso Winston surfeó el público para cantar un rato y volver al escenario. Con Shadow Boxing y Darker Still pudimos gozar de violinistas y chelo en directo. El despliegue más bestia fue cuándo en Crushed incendiaron todo el escenario y ellos estaban entre el fuego aunque cuando cerraron con Wild Eyes explotó todo el recinto tarareando su icónico punteo. Para muchos fue el mejor concierto del festival y no lo pongo en duda, aquello fue épico.

Y así cerraba una edición increíble, aún dura al resaca emocional , nos quedamos con ganas de mas el año que viene.