El último día del Rock am Ring fue un torbellino de emociones. La adrenalina de los conciertos, la camaradería entre los asistentes y la nostalgia de saber que la fiesta estaba llegando a su fin se mezclaban en una coctelera perfecta. Desde el primer acorde del día, hasta el último grito del público, cada momento fue intenso y memorable.

ATREYU

El Mandoria Stage del Rock am Ring se convirtió en un hervidero de energía desde las primeras horas de la mañana gracias a Atreyu. Los californianos demostraron una vez más por qué son una de las bandas más queridas y respetadas del metalcore, ofreciendo un show lleno de fuerza y pasión que dejó al público con ganas de más.

Con su característico sonido, que combina elementos del metalcore, el post-hardcore y el metal alternativo, Atreyu logró despertar a los asistentes del festival desde el primer acorde. La voz gutural de Brandon Saller, combinada con los riffs poderosos de Dan Jacobs, crearon una atmósfera eléctrica que contagió al público desde el primer momento.

Uno de los momentos más memorables del concierto fue cuando Brandon Saller saltó al público durante la cuarta canción para chocar las manos con los fans y encender aún más la energía. Este gesto demostró la conexión especial que existe entre la banda y sus seguidores.

Atreyu no solo ofreció un espectáculo musical de primer nivel, sino que también demostró ser una banda con una gran energía en el escenario. Sus movimientos constantes, sus sonrisas y su interacción con el público hicieron que el show fuera aún más especial.

OF MICE & MEN

La jornada del Rock am Ring nos regaló momentos inolvidables, y uno de ellos fue sin duda el concierto de Of Mice & Men. La banda californiana, después de un tiempo fuera de nuestro radar, regresó con fuerza al Mandoria Stage, sorprendiendo a muchos y despertando emociones encontradas.

La nostalgia se apoderó de mí al verlos en el escenario. Hace mucho que no disfrutaba de su música en vivo y la emoción era palpable. Of Mice & Men logró crear una atmósfera emotiva y envolvente que contrastó con la energía desenfrenada que Atreyu había dejado en el escenario momentos antes.

Su sonido, caracterizado por una mezcla de metalcore melódico y post-hardcore, nos transportó a aquellos primeros años en los que descubrimos la banda. Temas como «Bones Exposed» y «Second & Sebring» resonaron con fuerza en el público, que coreó cada letra con pasión.

La banda demostró una madurez musical por sobre todo. Sus riffs pesados, combinados con las melodías pegadizas y la voz característica de Aaron Pauley están aun en marcha a prueba de todo.

HERIOT

THY ART IS MURDER

Poder ver a Thy Art is Murder a plena luz del día en el Rock am Ring fue una experiencia única. Sin las elaboradas luces de su último show en Barcelona, pudimos apreciar la brutalidad cruda y sin filtros de la banda australiana.

La elección de la intro, el clásico «We Like to Party» de los Vengaboys, fue un guiño divertido y sarcástico que nos preparó para lo que estaba por venir. Con «Destroyer of Dreams», los australianos nos sumergieron de lleno en un mar de riffs pesados y breakdowns demoledores. La energía en el escenario era palpable y contagió al público desde el primer momento.

Temas como «Make America Hate Again» y «Blood Throne» fueron recibidos con euforia por los fans, que corearon cada palabra y se entregaron a un pogo frenético. La combinación de la voz gutural de Tyler Miller y los riffs afilados de Andy Marsh crearon una atmósfera caótica y adictiva.

El cierre con «Puppet Master» fue la guinda del pastel. Un tema épico que puso punto final a un show lleno de intensidad y brutalidad. Seguramente todos nos los que presenciamos el show nos acordaremos eternamente por los oídos zumbando hasta el anochecer por el bolo y el corazón latiendo a mil por hora.

HANABIE: Un huracán de energía japonesa

Confieso que, después del intenso show de Thy Art Is Murder, mi cuerpo pedía un descanso. Fue entonces cuando, de casualidad, me di cuenta de que me estaba perdiendo a Hanabie. La adrenalina volvió a tomar las riendas y, con la agilidad de un ninja, me abrí paso entre la multitud para alcanzar el Orbit Stage.

Al llegar, quedé atónita. A pesar de ser un horario poco convencional, el espacio estaba abarrotado. La energía era palpable y la expectación, máxima. Y entonces las vi: Hanabie. Con sus trajes coloridos y sus melenas al viento, irradiaban una energía desbordante que contagió al público al instante.

Su música era un torbellino de melodías pegadizas y riffs contundentes, que se mezclaban con una voz dulce y potente. Cada nota, cada movimiento, cada sonrisa, estaba cargado de pasión y entrega. Era imposible no dejarse llevar por su ritmo frenético y su actitud enérgica.

Lo que más me sorprendió fue la capacidad de Hanabie para conectar con un público tan diverso. Su música, a pesar de ser claramente japonesa, trascendía las barreras culturales y lograba unir a todos bajo un mismo ritmo. Era como si hubieran creado un universo propio, al que todos estábamos invitados a formar parte.

Sus vestimentas, aparentemente delicadas y femeninas, escondían una fuerza arrolladora. Cada salto, cada patada, cada gesto, demostraba la potencia física y vocal de estas jóvenes músicos. Era una combinación explosiva que dejaba al público sin aliento.

En resumen, el show de Hanabie fue una auténtica sorpresa. No esperaba que un grupo de chicas japonesas pudiera generar tal impacto en un festival de rock tan grande y diverso como el Rock am Ring. Su energía, su talento y su carisma las convierten en una de las bandas más prometedoras del momento.

POLYPHIA: Un viaje instrumental que deja huella

Si hay una banda que sorprendió y cautivó al público del Rock am Ring, esa fue sin duda Polyphia. Su propuesta musical, una fusión única de géneros que desafía las convenciones, nos transportó a un universo sonoro completamente nuevo. Como saben, desde Rock Culture nos volcamos de lleno a lo progresivo y esto ha sido una de las bandas que nos llevamos para seguirles los pasos.

Desde el primer acorde, Polyphia demostró por qué son considerados una de las bandas más innovadoras de la escena instrumental. Su virtuosismo técnico era evidente en cada nota, y sus composiciones complejas nos mantuvieron al borde de nuestros asientos. La mezcla de metal, jazz, funk y electrónica creaba una atmósfera hipnótica que envolvía al público por completo.

Temas como «Loud», «Chimera» y «Genesis» fueron recibidos con una ovación ensordecedora. Cada canción era una montaña rusa de emociones, con cambios de ritmo inesperados, solos alucinantes y melodías pegadizas. La energía en el escenario era contagiosa, y el público se entregó por completo a la música.

El cierre con «G.O.A.T.» fue la guinda del pastel. Un tema épico que dejó al público con ganas de más. La combinación de la guitarra rítmica precisa de Tim Henson y los solos melódicos de Scott LePage crearon un final inolvidable.

FEAR FACTORY: Un regreso triunfal y una nueva era

La presencia de Fear Factory en el Rock am Ring fue un auténtico regalo para los amantes del metal industrial. Después de su exitosa gira europea, la banda liderada por el carismático Dino Cazares demostró una vez más por qué son considerados leyendas del género.

Con un nuevo vocalista, Milo Silvestro, a bordo, Fear Factory inició una nueva era en su carrera. Sin embargo, la esencia de la banda permaneció intacta. Los riffs pesados, los breakdowns demoledores y la atmósfera característica de la banda inundaron el escenario y contagiaron al público desde el primer momento.

Dino Cazares, con su inconfundible estilo y su maestría con la guitarra, fue el centro de atención. Sus solos vertiginosos y sus riffs demoledores pusieron de manifiesto por qué es uno de los guitarristas más influyentes del metal. La química entre él y Milo Silvestro fue evidente, y el nuevo vocalista demostró tener una voz potente y versátil que encaja perfectamente con el sonido de la banda.

El setlist incluyó una mezcla de clásicos y temas de su último álbum, demostrando que Fear Factory sigue siendo una banda relevante y capaz de evolucionar sin perder su identidad. El público coreó cada canción y se entregó a un pogo frenético, demostrando que la leyenda de Fear Factory sigue viva.

WHILE SHE SLEEPS

El Mandoria Stage del Rock am Ring se convirtió en un auténtico campo de batalla cuando While She Sleeps subió al escenario. Los británicos demostraron una vez más por qué son una de las bandas de metalcore más potentes de la escena actual, entregando un show lleno de energía y pasión que dejó al público sin aliento.

Desde el primer acorde, los músicos de Sheffield desataron un torbellino de riffs demoledores, breakdowns brutales y melodías pegadizas. La voz gutural de Loz Taylor resonaba con fuerza, mientras el público se entregaba a un pogo frenético que sacudió todo el recinto.

Canciones como «RAINBOWS», «THE GUILTY PARTY» y el clásico «ANTISOCIAL» se convirtieron en himnos que el público coreó al unísono. Cada tema era un puñetazo en el estómago, una descarga de adrenalina que invitaba a la catarsis.

Uno de los momentos más destacados del concierto fue la interpretación de «Sleeps Society», un tema que se ha convertido en un verdadero himno para los fans de la banda. La conexión entre el grupo y el público era palpable, creando una atmósfera de comunión y celebración.

El cierre con «Systematic» fue la guinda del pastel. Un tema épico que puso punto final a un show inolvidable. El público salió del recinto con los oídos zumbando y el corazón a mil por hora. Desde que los vi en Razzmatazz hace un año y eso trato de verlos siempre que puedo, realmente son una inyección de adrenalina necesaria de vez en cuando y sobre todo en un festival.

MACHINE HEAD: Fuego y Metal

Si hay una banda que definió el concepto de espectáculo en el Rock am Ring, esa fue Machine Head (perdón Maneskin). Con una puesta en escena que rivalizaba con cualquier gran producción, la banda liderada por Robb Flynn nos regaló un show inolvidable.

La palabra «fuego» se queda corta para describir lo que vivimos. Pirotecnia, luces cegadoras y una energía desbordante crearon una atmósfera infernal que nos transportó al corazón del metal más pesado. Y es que Machine Head no solo es sonido, es una experiencia sensorial completa.

Robb Flynn, con su carisma y su voz inconfundible, demostró una vez más por qué es uno de los frontman más icónicos del metal. Su guitarra, precisa y contundente, fue el motor de la banda, desatando un vendaval de riffs y solos que nos dejaron sin aliento.

El setlist fue un recorrido por la historia de la banda, con un claro enfoque en sus clásicos. Temas como «Davidian», extraído de su álbum debut «Burn My Eyes», provocaron una euforia desbordante en el público, que coreó cada palabra y se entregó a un pogo frenético. El cierre con «Halo» fue la guinda del pastel, un tema épico que puso punto final a una noche inolvidable.

Corey Taylor: Una terapia musical y un viaje por su carrera

El Rock am Ring fue testigo de un momento único: Corey Taylor, la poderosa voz de Slipknot y Stone Sour, nos regaló un show en solitario íntimo y lleno de emociones. Con una sonrisa que iluminaba el escenario, Corey compartió con el público alemán un pedazo de su alma.

En medio de un momento personal difícil, Corey encontró en la música un refugio y una forma de sanar. En cada presentación de esta gira, incluyendo el Rock am Ring, el vocalista ha sido honesto y abierto sobre los desafíos que ha enfrentado, convirtiendo sus conciertos en una especie de terapia colectiva.

El setlist fue un viaje a través de la carrera de Corey. Los fans de Slipknot disfrutaron de clásicos como «Before I Forget», «Snuff» y el explosivo cierre con «Duality». La energía en el recinto se intensificó con cada nota, y el público se entregó en cuerpo y alma a estos himnos del metal.

Pero Corey también nos recordó su carrera junto a Stone Sour, interpretando temas como «Made of Scars», «Song #3» y «Through Glass». Estas canciones, más melódicas y emotivas, mostraron la versatilidad del vocalista y nos regalaron momentos de reflexión y nostalgia.

Más allá de la música, lo que destacó fue la conexión entre Corey y el público. Sus palabras sinceras, sus gestos y su energía contagiosa crearon un ambiente íntimo y especial. Fue evidente que para Corey, este concierto no era solo un show, sino una experiencia profundamente personal y terapéutica.

BIOHAZARD

A pesar de una concurrencia menor en el Utopia Stage, Biohazard demostró una vez más por qué son considerados uno de los pilares del hardcore y el metal. Los neoyorquinos irrumpieron en el escenario con la energía y la intensidad de sus inicios, demostrando que el paso del tiempo no ha mermado su fuerza.

Billy Graziadei, con su voz inconfundible y su carisma habitual, lideró a la banda en un recorrido por sus clásicos más emblemáticos. Los riffs pesados, los breakdowns demoledores y las letras cargadas de rabia y energía conectaron de inmediato con el público presente, que se entregó por completo al show.

A pesar de la menor afluencia, Biohazard no se dejó amilanar y ofreció un espectáculo lleno de intensidad y pasión. Los fans más fieles de la banda pudieron disfrutar de un setlist cargado de himnos.

PARKWAY DRIVE: Un cierre épico del Mandoria Stage

Casi nos quedamos fuera de Parway Drive por un problema técnico (gracias Seba por la ayuda) pero entraríamos gloriosos al foso para ver el cierre del Mandoria Stage.

Parkway Drive demostró una vez más por qué son considerados uno de los pilares del metalcore actual. Su presentación en el Rock am Ring fue un auténtico espectáculo de fuerza, energía y emoción, que coronó de manera épica el escenario Mandoria.

La banda australiana abrió su set con los contundentes «Glitch» y «Pray», temas que inmediatamente pusieron al público en modo pogo. La intensidad no disminuyó en ningún momento, y canciones como «Crushed» y «Wild Eyes», presentadas con arreglos de violín que le dieron un toque aún más dramático, se convirtieron en himnos que unieron a todos los presentes.

La puesta en escena de Parkway Drive fue impecable, con una iluminación espectacular y una pirotecnia que coronó un show de proporciones épicas. La banda demostró una vez más su capacidad para crear una atmósfera única en sus conciertos, convirtiendo el escenario en un auténtico campo de batalla.

BODY COUNT: Un puñetazo de cara al sistema

El Orbit Stage del Rock am Ring se convirtió en un hervidero de adrenalina y conciencia social cuando Body Count, liderados por el legendario Ice-T, se apoderaron del escenario para cerrar la jornada con un show contundente y lleno de significado.

A pesar de que el público tuvo que decidir por el cierre de jornada entre ellos y Parkway Drive el fervor se hizo notar, coreando los himnos de la banda y respondiendo a la provocación de Ice-T. El veterano rapero y actor demostró una vez más por qué es una figura icónica del rock y el hip-hop, combinando su carisma innato con una puesta en escena visceral y llena de actitud.

Uno de los momentos más emotivos de la noche llegó con la aparición sorpresa de la hija pequeña de Ice-T, quien subió al escenario para interpretar un par de frases de una canción y acompañar a la banda desde lo alto. Este gesto familiar y tierno contrastó con la brutalidad de la música, creando un momento de gran intensidad y conexión con el público.

Body Count no solo es una banda de metal, sino también un vehículo para expresar su compromiso social y político. A través de su música, Ice-T ha dado voz a los marginados y ha luchado por la justicia.