Hay gente que sufre el día lunes ya que es el comienzo de una nueva semana laboral. Sin embargo, difícil fue pasarla mal el lunes 11 de noviembre al saber que a la noche veríamos una dupla espectacular. Hablamos de los norteamericanos Russian Circles, quienes acompañados de REZN llenaron la Salamandra con música pesada para volar, dando ambas agrupaciones una buena dosis de rock y metal para nuestro placer.
La apertura estuvo a cargo de REZN, coterráneos de la banda principal de la noche, quienes trajeron su versión de un doom metal muy psicodélico y con aire stoner para calentar los oídos del público.
REZN
Esta banda, compuesta por Rob McWilliams en guitarra y voces, Phil Cangelosi en el bajo y segundas voces, Spencer Ouellette en los sintetizadores y el saxo, y con Patrick Dunn a la batería, han desarrollado un estilo de música bien interesante. Nacidos en 2016 en la ciudad de Chicago, este conjunto se ha caracterizado por ser un híbrido entre el doom y el stoner, siempre incorporando la psicodelia como algo central en su sonido.
La noche la abrieron con la canción Instinct, de su más reciente lanzamiento Burden (2024), donde podemos apreciar esa lentitud característica que no carece de potencia y profundidad, con el sonido distorsionado clásico de sus bajos y guitarras que llevó al público a cabecear lento pero fuerte, que continuó con Chasm, tema que cierra el disco mencionado.
La cosa se puso interesante al viajar un poco al pasado y escuchar canciones de sus discos anteriores, esto considerando que mucha gente no conocía a la banda previamente (y vaya sorpresa que nos llevamos al verlos en el escenario). Al tocar el tema Optic Echo (del disco Chaotic Divine de 2020) vemos elementos más propios de la banda como la incorporación del saxo, lo que sumado a la psicodelia que da sello al sonido otorga una experiencia auditiva algo diferente, como probar un sabor nuevo, ese descubrimiento novedoso que muchos esperaban en una banda de este género. El setlist continua con Possession y Stasis, ambas presentes en su disco Solace de 2023.
Durante el set podemos notar los elementos que dan personalidad a esta banda, desde el uso de los efectos, con guitarras y bajos particulares, el saxo de Spencer, el aire pegajoso por el que transitan las notas y acordes distorsionados, las baterías pegadas y lentas, que no dejan de tener carácter, por el contrario, ayudan a ese sonido fangoso que tienen los oriundos de Chicago.
La banda continúa con el tema que abre su último lanzamiento, Indigo, para dar cierre con la intensa Scarab de 2023, cerrando con broche de oro una presentación que probablemente hizo descubrir una nueva y gran banda para seguir en el futuro.
Luego de la espectacular presentación de REZN, la Salamandra ya está llena de fans de Russian Circles, las camisetas delatan a quienes están deseosos de experimentar el viaje sonoro que saben que viene. Al poco rato, vemos a los músicos probar instrumentos, habiendo acabado la espera.
Russian Circles
El trío de Chicago se presentó en el escenario y luego de unos pequeños ajustes comenzaron con 309, tema de su disco de 2011 Empros, envolviendo en un aire oscuro, distorsionado, y con alta potencia instrumental, destacando cada miembro en su especialidad. La guitarra la maneja Mike Sullivan, quien logra teñir de bellas melodías los bajos pesados y densos de Brian Cook, siempre con Dave Turncrantz marcando los ritmos que permiten una mezcla explosiva que no necesita voces para transmitir emoción pura.
El show sigue con Harper Lewis, en un viaje al 2008 y a su segundo disco, Station, mostrando parte de lo que ha sido el camino recorrido en cuanto a composición, mostrando ya un acercamiento importante a los pasajes distorsionados. Luego, haciendo un contraste, suena Conduit, de su último lanzamiento Gnosis, publicado en 2022. En esta canción podemos ver como el sonido evolucionó a algo mucho más pesado y oscuro, con sonidos más cercanos al metal que al rock propiamente tal, estando el debate de si pertenecen más a uno o al otro. La verdad, nada de eso importa, pero si es interesante el contraste de un paso de un sonido que se acercaba un poco más hacia un post rock muy pesado, a algo ya directamente mucho más cercano al post metal, con recursos sonoros clásicos del género.
El público, mirando con detención el desplante instrumental de la banda, empieza a escuchar sonidos hipnotizantes con Quartered, presente en el disco Blood Year de 2019, atrapándose en los bajos profundos de Cook, para luego escuchar Mota, del álbum de 2016, Guidance. Esta canción integra muy bien la cara más suave y la más pesada de la agrupación norteamericana, con un comienzo quizás más cercano a lo que son Sigur Rós o Mogwai, pero luego reventar con la intensidad particular de Russian Circles.
El conjunto estadounidense participó de una gira en 2013 junto a Chelsea Wolfe, quien colaboró en el disco Memorial de 2013. La artista se acaba de presentar en España, y puedes leer la crónica de su show en Barcelona haciendo click aquí.
A continuación, nos presentaron Geneva, del disco que lleva mismo nombre, para reventar luego con Betrayal, un oscuro y agresivo tema de sus más recientes creaciones, el que podría acercarse al black metal. Siguen mostrando de lo nuevo con la canción que da título a su disco reciente, Gnosis, con su suave y misterioso inicio que, para variar, se tiñe de ritmos pesados que ponen a cabecear a todos.
A esta altura el público ya está completamente satisfecho, y demuestran lo exaltados que están generando un mosh pit al centro de la pista, levantando a alguno por el aire en algún momento, y aun queda tiempo para un poco más, y suena un clásico, Youngblood, destacando Sullivan en las guitarras, quien logra que no sea necesaria otra sobre el escenario para generar atmósferas complejas que integran lo melódico y lo rítmico, llenando espacios sonoros que cohesionan con la ayuda de Cook y Turncrantz, siendo este último quien aporta la intensidad rítmica que deriva en lo que es la banda.
Finalmente, la banda se despide con Mlàdek, cerrando el show con un tema del mismo disco con el que abrieron, y casualmente, o no, es la que le que le sigue a 309, con la cual abrieron. De esta forma cierran un show que recorrió parte importante de su historia en tan solo diez canciones, las que navegaron por las aguas de diferentes sonidos influenciados por diversos subgéneros del rock y el metal, demostrando a todos lo que se puede hacer con tan solo tres (pero muy talentosas) personas, quienes no temen en explorar la música más allá de los géneros, y que sin la necesidad de un vocalista ni de letras, son capaces de contar historias que cobran significados personales para cada uno.
Definitivamente fue un lujo tener a ambas bandas, el sonido doom y stoner de REZN, junto a la gloriosa y emotiva oscuridad instrumental de Russian Circles, lograron darnos un espectáculo intenso, complejo, y creativo, con guiños a diferentes géneros musicales, llenando de dinamismo una presentación que esperamos se repita pronto.