Con Rebelión Ilegales se han sacado de la manga su mejor disco en 23 años.

Que Ilegales publique un nuevo disco siempre es una buena noticia. Pero la publicación de este nuevo disco, con esta frescura, calidad y empaque (a estas alturas de su carrera), es realmente sorprendente.

La publicación del imprescindible documental Mi vida entre las hormigas ha servido como revulsivo tanto para la banda como para el público en general. Ha situado a la banda de Jorge Martínez bastante más arriba de donde se encontraba. Y de forma merecida.
La personalidad explosiva e incómoda de Jorge Martínez siempre ha jugado en su contra. Por suerte cada vez somos más los que pensamos que es uno de los mejores compositores que ha dado este país. Sus canciones son clásicos atemporales que han sabido retratar sin filtro alguno todas las caras de la época que nos ha tocado vivir. Hacer rock obliga a actuar sin filtro y no sólo centrarse en el aspecto hedonista. Y ellos lo han sabido combinarlo como nadie.

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Rebelión comienza con Si no luchas te matas, una canción anfetamínica y contundente que ha nacido ya siendo un himno. Para mi es la continuación lógica del clásico Tiempos nuevos, tiempos salvajes, donde ya nos advertía de que nadie regalaba nada y que nuestra vida es la consecuencia de lo que peleemos. Inmejorable comienzo de álbum. Sin dejarnos respirar, atacan con Mi amigo Omar, claro ejemplo de que Martínez nunca ha tenido pelos en la lengua con sus opiniones. Me parece una muy acertada reivindicación sobre la integración real de la homosexualidad en nuestra sociedad , sin snobismos y sin guetos que jueguen en su contra. Tiene también todos los ingredientes para que los guardianes de lo políticamente correcto le malinterpreten hasta el infinito.

La garagera No tanta, tonto es un ejercicio de responsabilidad bastante inédito dentro de un mundo (el del rock) al que se le supone autodestructivo, vicioso e irresponsable por definición. Yo personalmente me acuerdo de mucha gente al escucharla. Y es que es fácil: Si te pones , no tomes tanta, ¡tonto!. No hace falta añadir más. El riff macarra de Mundo carapijo, para mí el mejor del disco, nos introduce en la bofetada que le brindan a los responsables de que estemos inmersos en la precariedad como sistema. Las desigualdades entre ricos y pobres cada vez son más acusadas y los responsables de ello, que campan a sus anchas, tienen nombres y apellidos. Y Jorge lo deja claro: lo creas o no, esto pasa por mimar al mal. Hay que saber delimitar e identificar la maldad real, pues existe y se camufla entre nosotros.

Llevo un tatuaje empieza con el sonido esquelético y reggae que tanto ha caracterizado a Ilegales y que ha bebido directamente de los mejores momentos de The Police. La letra es una cruda referencia a las enfermedades que podemos estar incubando y que pueden asomar la cabeza y acabar con nosotros en cuestión de segundos. Horóscopo, con una psicodélica introducción que puede recordar a The Cult , describe el sin sentido de las creencias astrológicas, con sorna e ironía marca de la casa: he dejado de fumar tomando setas alucinógenas. Absolutamente genial. El característico e inconfundible bajo de Willy Vijande da comienzo a Suicida, canción con alma de interludio musical. Aquí Mike Vergara, la última y acertadísima nueva incorporación a Ilegales, se permite el lujo de hacer un elegante solo de teclados.

El siguiente tema es el más sorprendente del largo. Mi copa y yo supone la unión bastarda entre el tango y el rock de ritmos enmarañados. La letra, de vocación poética y reflexiva, describe la supuesta ruptura de alguien con la bebida y la noche. ¿Se cansó Jorge de alternar? ¿O, por el contrario, nunca ha sido de alternar demasiado? Ahí lanzo la pregunta… Contrasta mucho que preceda a la psychobilly Andad de día, canción que habla justo de lo contrario. Habla de vivos muy muertos y de muertos muy vivos, supongo… Me encanta cuando Jorge se pone en plan “asustaviejas” y saca todos sus demonios y fantasmas a la superficie. Si no les gusta su careto, ¡¡¡cambien de canal!!

La bucólica y melódica El bosque fragante y sombrío cierra el disco. Caminando por el Paseo de los Tristes, Martínez se despide de Granada poniendo rumbo a su guarida situada en el norte. Me gusta pensar que el hogar donde Jorge encuentra su refugio es en La casa del misterio, donde las sombras caen sobre él.

Los asturianos se han sacado de la manga su mejor disco en 23 años. No falta ni sobra nada, lo cual es realmente difícil de conseguir. Y no sólo a nivel compositivo pues la producción del disco (grabado por David Morei en los estudios La casa del Misterio, mezclado en Harreguy Estudios por Haritz y masterizado en Ultramarinos Costa Brava por Víctor García) es realmente brillante.

Escuché a Jorge Martínez decir que las despedidas hay que hacerlas cuando mejor y más feliz te encuentras. Y en este disco encontramos más de una. ¿Se encuentran Jorge y los asturianos plenos? Parece que sí. Espero que no aprovechen para despedirse (otra vez). ¡No seáis feldespatos!