Cuando “Jax” Teller se dirigía con su moto por la carretera Interestatal 580 East hacía su trágico final, una música de fondo nos hacía llegar al clímax de la afamada serie Sons Of Anarchy. El tema era el emotivo Come Join The Murder. Ese momento le dió una relevancia musical mundial a Jake Smith, más conocido como The White Buffalo.

Pero The White Buffalo es más que una banda sonora, es una pieza clave en lo que se denomina como “Rock Americano”, donde se aúna el sonido rock, con folk y country; y eso es lo que ha venido a demostrar en esta gira europea que consta de más de una docena de fechas y que en la península, pararía en Madrid y Barcelona.

La cita señalada para la capital española era la del 15 de octubre en la Sala La Riviera, y hacia allí nos dirigimos desde Rock Culture para dar testimonio del evento.

Las anunciadas lluvias no llegaron a Madrid y la tarde se presentó templada, lo que ayudó a los asistentes que querían estar en las primeras filas, a formar una gran cola para entrar al evento, lo que hacía presagiar una buenísima entrada, como finalmente fue, casi un lleno en una de las salas más grandes de Madrid. Muchos chalecos y estéticas moteras en los alrededores, y muchos, muchos guiños a Sons Of Anarchy.

En esta ocasión, la banda elegida para abrir el espectáculo fue L.A. EDWARDS. Esta banda californiana, comenzó como un proyecto en solitario del líder de la misma -y del que toma el nombre- Luke Andrew Edwards, al que ha sumado cuatro integrantes más, sus hermano Jay y Jerry Edwards (guitarra y batería respectivamente) y, Landon Pigg al teclado y Jesse Dorman al bajo. Si en sus orígenes la línea musical fue el folk americano, sus gustos han ido acercándose cada vez más a un sonido más rockero, en el que la guitarra ha ido cogiendo preponderancia.

Presentaban en la capital su último álbum Pie Town, que vió la luz este pasado mes de julio, y alrededor de él construyeron todo el concierto: Don’t Know Better, El Camino, Good Luck o Comin’ Around, fueron algunos de los temas elegidos de este novísimo disco. Si bien tuvieron mala suerte con el público que sólo ocupó la mitad del aforo hasta bien entrado el setlist, se lo fueron ganando poco a poco con esa fusión de folk, country y rock y sobretodo, con unas melodías suaves y emotivas, a las que sumaban los chascarrillos en castellano que Luke iba introduciendo entre canción y canción.

Tuvieron tiempo para cantar a cappella los tres hermanos, al estilo de los tres tenores, y cuando parecía que habían conseguido la comunión con el público -ya con La Riviera prácticamente llena-, e iban a llegar al clímax de su actuación con su más famoso tema, el rockero Let It Out, el mismo Luke tuvo que parar la actuación para avisar de un problema de salud de uno de los espectadores de la zona delantera que tuvo que ser atendido por los servicios sanitarios. Ya sin tiempo para más, el concierto de LA Edwards terminó de esta forma abrupta, dejándonos a todos los espectadores con la sensación de que faltaba algo más.

A pesar de este final extraño para todos, rápidamente se pasó del desconcierto a la expectación, ya que era la hora de la salida a escena de THE WHITE BUFFALO, y eso se notaba en los empujones y apretones de los rezagados para coger un buen sitio lo más delante posible.

Con La Riviera ya prácticamente llena, y con unos minutos de retraso, la luz se apagó para que de esa oscuridad emergiera la imponente figura de Jake Smith guitarra en mano. Unas luces naranjas dieron el ambiente suficiente para el comienzo del concierto, bajo una estruendosa ovación que se fue acallando según comenzaron las notas de Wish It Was True. Ahí estaba la portentosa figura de The White Buffalo, ahí estaban sus fans, y ahí estaba su prodigiosa voz. Seguidamente, comenzó Love Song #1, momento aprovechado para ir incorporando a los acompañantes de Jake Smith, Christopher Hoffee a la guitarra y Matt Lynott a la batería.

Desde este momento, y superados los problemas técnicos en los teclados, The White Buffalo realizó un apasionado repaso a su carrera, no centrándose en su último álbum de estudio Year Of The Dark Horse (2022), aunque por supuesto rescató, como es evidente, temas del mismo, como Kingdom for a Fool o C’mon Come Up Come Out, siempre acompañado de las voces y palmas del público, al que se dirigió en repetidas ocasiones.

Los asistentes estaban entusiasmados, entregados totalmente a The White Buffalo, que nota tras nota, acorde tras acorde, iba mostrando la fuerza de su voz y nos iba implicando en su espectáculo. Como nota anecdótica de la velada, podemos mencionar el momento en el que Jake Smith iba a dar un trago a su cerveza y desde el público se le animó con vítores y palmas a bebérsela de un trago, algo que le hizo mucha gracia pero declinó. Con lo que no contábamos, es que ahí estaba su guitarrista Christopher Hoffee,  que aceptó el envite; agarró su tercio, brindó y…a dentro.

Habíamos rebasado la mitad del show, cuando sonaron los acordes del tema por excelencia, el tema por el que muchos conocimos a The White Buffalo y por el que había muchísimas camisetas de la serie Sons Of Anarchy en la sala, la ya mencionada Come Join The Murder. Una marea de móviles se alzaron al cielo para inmortalizar la archiconocida canción, seguramente la más grabada y cantada de la noche. A partir de este momento, ya no hubo reposo y resonaron BB Guns & Dirt Bikes, Oh Darlin White Have I Done o The Whistler, dejando para el final la movida y rockera The Pilot, que te hace imaginarte recorriendo las carreteras desérticas de la serie de TV:

“I wish I was a pilot,
soaring over everyone and everything
Looking at the landscape
What a peaceful tiny scene”

Entrábamos en el momento de los bises, en mí opinión quizás excesivos en tiempo, y que rompían la energía que se sentía en esos instantes. Luces bajas, palmas, una guitarra y The White Buffalo abrieron el bis. El tema elegido fue Highwayman, dando paso de nuevo a los compañeros en Damned. Para cerrar eligieron de manera acertadísima How The West Was Won, un tema rapidísimo que nos hizo saltar y bailar a todos, siendo el broche perfecto a esa noche rockanrollera. Así se ponía punto y final al show y la gente fue dirigiéndose hacia las puertas de salida… ¡pero no! Nos esperaba una sorpresa. El trío volvió una vez más al escenario y nos hizo el regalo de un tema más, Rocky. Eso sí, unos se lo perdieron porque ya habían salido, otros estuvieron a punto, pero les dio tiempo a dar la vuelta.

Ahora sí, era el verdadero momento de la despedida y las luces de la sala iluminaron el camino a la salida, haciéndonos entender que no habría ningún presente más en forma de canción. La única pega, que podría poner a la noche, además del citado tema de los bises, es que no nos deleitó con su versión de House Of The Rising Sun, lo cual fue una pena.

En líneas generales, fue un auténtico lujo haber podido presenciar el concierto de Jake Smith, que posee una voz que no deja indiferente a nadie. Parece mentira que solamente con ella y la guitarra, llene una sala tan grande como es La Riviera de Madrid. Eso sí, cuando sumas la guitarra y la batería de sus compañeros de fatiga, el resultado es espectacular. El trío suena potente y enérgico, y da una clase magistral de lo que se denomina American Rock, que en el caso del concierto que nos ocupa, satisfizo a todos los asistentes, que salían por las puertas todavía tarareando algunas de las melodías con las que The White Buffalo nos había obsequiado. Quizás ayudó a esta sensación de éxito la selección de canciones, y es que el nuevo álbum que presentó en septiembre, A Freight Train Through The Night, es un álbum grabado en directo, por lo que no se vió en la tesitura de una presentación al uso, pudiendo hacer un repaso de toda la carrera musical.