Los discos que marcaron al equipo de Rock Culture
Hoy, 21 de junio, se celebra el Día Europeo de la Música, un día especial que hemos querido celebrar repasando los discos más importantes para parte de nuestro equipo. Aquellos trabajos que nos cambiaron la vida de una u otra forma.
Todos tenemos un disco que marcó nuestra vida, ¿Cuál es el tuyo?
Iron Maiden – No Prayer For The Dying (Álvaro Juanas)
Recuerdo de pequeño haber visto la portada de aquel disco en la casa de unos amigos de mis padres. Aquellos dibujos tan agresivos me impresionaron.
Unos cuantos años más tarde recién empezada la adolescencia, con unos 11-12 años uno de los amigos del cole, cuyo padre era un apasionado del rock y el heavy metal me quiso iniciar en el terreno del heavy. Yo por aquel entonces ya escuchaba bastante rock en castellano e inglés, pero aún tenía mis reticencias hacia el heavy, tan lleno de prejuicios e ideas preconcebidas.
Fue entonces cuando me dijo que escuchara aquel disco y recordé aquellas imágenes que de niño me habían marcado.
Me lo puse en la cadena del salón y fue toda una revelación.
Aquella intro tan potente que abre el disco con el tema Tailgunner me dejó sorprendido, cómo un par de guitarras y un bajo podía hacer tanto ruido y recordar al sonido de un motor de avión, aquello era una locura.
Poco a poco fui descubriendo los riffs de Holy Smoke, la preciosidad de balada que da nombre al disco, cuyo final acelerado era sorprendente, la velocidad de Public Enema Number One, la contundencia de Hooks in you o los dos últimos temas del disco, Bring Your Daughter… to the Slaughter con ese título tan sugerente y Mother Russia con esas guitarras que recuerdan al concierto de Aranjuez terminaron de despertar en mi una pasión por el género que jamás se ha apagado.
Después iría acercándome a otros géneros como el power metal con Rhapsody o Stratovarius, el thrash de Pantera o Slipknot, el metal sinfónico de Haggard y ya no hubo vuelta atrás.
Visto con perspectiva, no es ni de lejos el mejor disco de Iron Maiden, no puede hacer sombra a discos como The Number of the Beast, Piece of Mind o Somewhere in time pero es sin lugar a dudas No prayer for the dying es el disco que lo cambió todo en mi vida.
Europe – The Final Countdown (Vir del Real)
Mi vida en aquel momento estaba cambiando, este disco llegó en el momento justo. Por suerte, siempre he estado rodeada de buena música, pero recuerdo este vinilo como el primero de este estilo elegido por mí.
A esa edad, aquella imagen deslumbraba sin remedio, tan rubios, tan cardados, tan pintones, tan pegadizo el machacado The Final Countdown, tan fiestera Rock The Night y tan romántica Carrie, era prácticamente imposible no caer en la tentación.
También influyó en mis calificaciones escolares, de repente Inglés se convirtió en mi asignatura favorita, dada la necesidad de saber lo que decían las letras de sus temas.
No fue tomado muy en serio, considerado como un trabajo excesivamente comercial, hecho para adolescentes y denostado por la crítica más extrema. El tiempo ha hecho que se cambie la percepción de la banda y su evolución ha sido tan positiva como aclamada.
Siempre he pensado que la cara B del disco ha sido la más infravalorada e ignorada de la historia, cada vez que la escucho, porque lo sigo haciendo, pienso que Heart Of Stone o Love Chaser son tan buenas canciones como cualquier single de éxito de otros grupos.
Fueron los culpables de que me empezara a interesar por otras bandas parecidas, en aquellos tiempos, la oferta era generosa, aunque los medios limitados, los escasos programas de radio, las revistas mensuales y los hermanos mayores de los amigos, eran la principal fuente de cultura y conocimiento.
El paso del tiempo ha hecho que tanto Europe como yo evolucionemos de forma distinta, pero está claro que este plástico nos cambió la vida a ellos y a mí, le tengo mucho cariño porque gracias a este álbum, estoy en este loco mundo del rock.
Streetlight Manifesto – Everything Goes Numb (Carlos Redondo)
¿Qué ocurre cuando se juntan los arreglos y complejidad de una orquesta con el Punk? Desde mi punto de vista: Maravillas. Everything Goes Numb es el primer disco de Streetlight Manifesto, formado en 2002 por antiguos miembros de Catch 22 y otras bandas de Nueva Jersey.
Hay muchas razones por las que este me parece un disco extraordinario. La sinergia de los instrumentos, la complejidad de cada línea, y más importante aún, la pasión con la que tocan. De principio a fin las letras, casi poéticas en muchos aspectos, cantan odas a la vida, a los caídos, y a aquellos que luchan por hacer el mundo mejor.
Linkin Park – Hybrid Theory (Melanie Silva)
El disco que me marco la vida es Hybrid Theory de Linkin Park, de ahí surgió mi amor por esta banda y en especial por su vocalista Chester, desde que les descubrí surgió mi interés por el metal alternativo. En concreto este disco les hizo ganarse un hueco dentro del panorama musical, y me marcó especialmente porque descubrí que uno de mis géneros favoritos como es el rap podía combinarse con el metal juntándolos y creando algo diferente. Por otra parte, la voz de Chester es algo inigualable, su tono desgarrador repleto de sentimiento es algo que muy pocos han sabido repetir haciéndole uno de los vocalistas más memorables del género y sirviendo de inspiración para otras bandas y marcando toda una generación con sus canciones.
Las letras de sus canciones estaban basadas en su propia vida y sentimientos, en concreto en este trabajo la mayor parte de ellas estaban basadas en los problemas que sufría, acercándole al público y consiguiendo que muchas personas que se ven en esta situación hayan podido sentirse más comprendidas con su música.
Además de la relevancia que ha tenido para la banda tuvo un gran impacto en el panorama musical, temas como Crawling, In The End, One Step Closer son icónicos e hicieron que sean recordados a lo largo de la historia como una de las bandas más influyentes del género siendo citados como influencia de muchas bandas actuales y marcando a toda una generación con su música.
Three Days Grace – One X (Sergio Vecino)
Hoy podría perfectamente estar escribiendo sobre el As Daylight Dies de Killswitch Engage pero a este grandísimo disco ya le dediqué unas palabras hace no mucho, hoy para el día de la música voy a rescatar un disco y un grupo que me han acompañado media vida. Si alguien me pregunta que disco me se de memoria este es el primero que me viene a la mente y se trata de One X de Three Days Grace, ya no recuerdo muy bien como acabé descubriendo a este grupo por aquella época (2009 o 2010) eran una banda poco conocida por aquí pero fue amor instantáneo, me devoraba todos los temas y el primer disco que cayó entre mis manos fue este.
Como en muchísimos trabajos en este disco su cantante Adam Gontier dejaba salir su lado más oscuro y escribía sobre sus problema con la adicción y el proceso de superación, desde siempre me llegó a lo más profundo, pensaba y pienso que eran capaz de escribir música que te calaba y conseguían un sonido íntimo e irrepetible., de hecho lo pondría a la par en mis vocalistas favoritos junto a Chris Cornell.
Aunque me cuesta decidirme por uno este trabajo cuenta con grandísimas canciones como Pain, Riot (la cual me costó horrores aprenderme en su momento en la guitarra) o la maravillosa Never Too Late la cual es aún a día de hoy mi canción favorita. Este disco influyó mucho en enorme amor que tengo a día de hoy por la música y me ha acompañado en tantos momentos de mi vida que ahora mientras lo escucho me despierta muchísimas emociones y me trae grandes recuerdos.
Por desgracia Adam dejó el grupo en 2013 pero dejó atrás este junto a otros 3 discos que recomiendo, todos llenos de grandes canciones y un sonido único y letras con mucho sentimiento, aunque para mi el mejor siempre será el One X.
Kiss – Love Gun (Borja Quiles)
El disco que más me ha marcado ha sido el Love Gun de KISS. Lo descubrí con unos 10 años. Por casualidad, haciendo zapping me topé con una película adolescente de finales de los noventa, Cero en conducta. Pese a ser una cinta malísima (el criterio cinematográfico de alguien de 10 años no es gran cosa), me llamó la atención la banda sonora y la trama. Un grupo de chavales que quería ir a ver a los KISS de finales de los 70. Recuerdo la primera escena y cómo suena I Stole Your Love y también los títulos de crédito, con Love Gun de fondo.
Mi primera acción tras ver la película fue ir a descargarme toda la música que pude de KISS. Un conocido mío me pasó un pen drive con todos sus discos y ahí comenzó la escucha enfermiza de Love Gun y de Destroyer, así como otros clásicos de la talla del Hotter Than Hell o Dressed to Kill.
Desde ese momento mi afición por el rock (concretamente por sus géneros más “duros”) ha ido in crescendo, siempre con ganas de descubrir cosas nuevas, de estar al tanto de las novedades o de encontrar bandas de culto que se me habían pasado por alto.
He escuchado cientos, quizá miles de discos desde ese momento. Hay álbumes que me han dejado sin respiración y otros que he escuchado en bucle hasta la extenuación. Pero el que más me ha marcado, por ser la puerta de entrada a un mundo musical, es el Love Gun.
Metallica – Kill ‘Em All (Iria López)
El disco que me cambió la vida fue Kill ‘Em All de Metallica. Podría decir algunos más, pero este fue el que marcó el camino musical que seguiría después. Tenía unos doce o trece años y se acercaba la Navidad. No tenía internet en casa, así que la música que podía descubrir la sacaba de leer revistas de metal. Algunas solían traer un CD variado de los últimos singles del momento, lo cual estaba bastante bien pero no era lo mismo que escuchar un disco entero. Así que le pedí a mi madre como regalo que me comprase un disco de Metallica en un videoclub de mi barrio donde también vendían discos y juegos. Doy gracias al dependiente de aquella tienda por hacerme llegar un disco de lo más salvaje y metal que había escuchado hasta entonces. Lo ponía a todo volumen en casa todo el santo día, lo conozco como la palma de mi mano. Cada riff, cada letra que me aprendí leyendo el libreto, cada detalle. Hasta que llegó un momento en el que mi madre se hartó de escuchar el mismo disco de siempre y entonces empecé la colección de discos que tengo hoy en día.
Más de una década y dos tatuajes de Metallica después, sigo amando este disco y guardándole el mismo cariño que le cogí aquellas Navidades. Además, me abrió camino a descubrir Megadeth, el siguiente amor de mi vida musical. Gracias a este disco supe qué era “lo mío”… y aquí estoy, con cientos de conciertos a las espaldas, fotógrafa musical y redactora en varios medios musicales de aquellos que leía de chavala. Gracias, Metallica!
In Flames – Reroute To Remain (Manu Hernández)
Desde finales de los 90 mi atención musical, en lo que a Metal se refiere, estaba orientada hacia estilos como el Nu-Metal y el Post-Grunge principalmente. Hasta que un tipo húngaro, probablemente el más heavy de tierras magiares, se dejó caer por Murcia y acabó como compañero de piso. Gracias a él descubrí el Death Metal Melódico o Melodeath y la escuela de Gotemburgo, no recuerdo bien si la primera banda que me recomendó fue In Flames o alguna de las otras importantes del género, pero sí estoy seguro de que el primer disco que escuché entero fue este Reroute To Remain. Antes de eso, mi buen amigo me había hablado maravillas sobre estos suecos y puesto 100 veces Colony, el tema que da título a su cuarto trabajo, que muestra a la banda en plena transición de su viejo sonido más Death y crudo a un estilo más propio y cercano al Industrial sin perder las guitarras super melódicas a la par que heavys marca de la casa.
Pero volviendo a Reroute To Remain, todo lo comentado sobre la evolución del estilo de In Flames llega a su cúspide (para mi gusto) con este disco. Con la que se considera la formación clásica, el Reroute me parece una hostia en la cara dada con mucha clase. La producción que destaca el trabajo tanto de Daniel Svensson a la batería como el de Peter Iwers al bajo da un brillo especial a las guitarras de Björn Gelotte y Jesper Strömblad. Con este trabajo la banda se lanzó a un público de Metal más mayoritario y empezaron a alcanzar más popularidad a nivel mundial que cualquier otra banda de la ya comentada escena Melodeath de Gotemburgo. A mí me sirvió de llave para abrir la puerta al metal nórdico y géneros más bestias, maravilloso camino que inicié con este disco y esta banda, que curiosamente ha generado mucha polémica y críticas a lo largo de su carrera por haber suavizado su sonido, lo que por otro lado les ha convertido en una banda a caballo entre lo mainstream y banda de culto. Para mí son desde entonces una de mis bandas fetiche, si no la que más, tras indagar en su discografía hasta 2002 y encontrar auténticos discazos, y acompañarlos hasta el día de hoy que siguen sacando buenísima música, con su sello particular, le pese a quien le pese.
Para terminar, decir que In Flames me ha proporcionado con sus diferentes facetas musicales sensaciones tan variadas como euforia, melancolía, positivismo o rabia. Sensaciones que encuentro todas en este disco, y si tuviera que recomendarlo con 3 temas serían Reroute To Remain, Trigger y Free Fall, con mención especial para Cloud Connected por haber sido uno de sus temas clásicos y que más he escuchado en bucle a lo largo de mi vida.
Nevermore – Dreaming Neon Black (Carlos Ribera)
The Cult – Sonic Temple (Monty)
Creo recordar que fue finales del verano del 89 cuando uno de mis mejores amigos se hizo con el vinilo del Sonic Temple. Yo no tenía ni idea de quienes eran esos The Cult o si alguna vez los había escuchado no me había fijado en su música, yo venía de sonidos como los de Depeche Mode y su 101 que también es otro disco y grupo de mi vida pero elijo Sonic Temple porque fue mi introducción al rock, al hard rock, a Zeppelin, Guns and roses, la escena Sleazy de L.A . Tardé un poco en hacerme con el vinilo pero lo tenía grabado en cinta que no hacía más que escuchar y escuchar. Compraba cada revista en el que viniera algo de ellos, fui haciéndome con toda su discografía y me flipaba la evolución de su sonido que a día de hoy sigue en evolución pues no tienen un disco igual.
Sonic Temple es perfecto de principio a fin, todos los temas están en su lugar perfecto, desde el increscendo de Sun King, pasando por la coreable Fire Woman y tarjeta de presentación del disco. Edie (ciao baby) y su homenaje a la desaparecida modelo Edie Sedgwick musa de Andy Warhol. El inicio de la cara B con la épica Soul Asylum. La hard rockera New York City con colaboración de Iggy Pop. La producción de Bob Rock con un sonido más épico y de arena rock. La portada con la pose icónica de Billy Duffy es una de mis favoritas de la historia del rock.
The Cult y Sonic Temple cambiaron mi vida ,¿porque qué mejor banda sonora para la adolescencia? CFFC
Metallica – Metallica (Pedro Hernández)
Si hay un disco importante en mi vida, es, sin duda, el conocido como Black Album de Metallica.
A nadie se le escapa a estas alturas que el disco homónimo de Metallica no sólo es uno de los mejores discos de la historia, es también el nexo que unió muchas cosas y tumbó las barreras de entrada al metal. Es el responsable de una estética que adoptaron muchas bandas y de un cambio radical en la forma de pensar, de tocar y de grabar el heavy metal. Y lo más importante, uno de los pocos discos de la historia donde todas sus canciones son excelentes. Gracias a Bob Rock todos mejoraron como músicos y James finalmente aprendió a cantar.
Todo esto no fue gratis… Costó la friolera de 1 millón de dólares de la época, una inversión impensable para una banda de thrash metal. En lo personal tampoco salió gratis, 3 divorcios salieron de los estudios “One on One”, los de Lars, Kirk y Jason, además de sendos problemas psicológicos para todos los participantes en aquellas sesiones, especialmente para Bob Rock que tuvo que aguantar todo tipo de disparates por parte de James y Lars.
Cuenta la leyenda que Ozzy Osborne, cuando estaban componiendo Crazy Train le dijo a su guitarrista Randy Rhoads: “Randy, no quiero un riff que impresione a los guitarristas, quiero un riff que haga que los niños quieran comprar una guitarra y tocar”, no sé si Crazy Train consiguió eso, pero os garantizo que el disco negro de Metallica si lo consiguió y muchos compramos nuestro primer instrumento tras escucharlo.
En lo personal, fue mi primer disco de Metallica. Salió justo en los comienzos de mi adolescencia. Por aquella época yo iba por la típica tienda freaky, y el encargado tenía puesto el Disco Negro todo el día en un radiocasete. Al escucharlo por primera vez quedé enganchado… ¿Qué era aquello? ¿Por qué sonaba tan fuerte, tan duro, tan perfecto? Era tan distinto a todo lo que había, que el resto de discos de la época parecían grabados con una tecnología muy inferior. Siempre estaré agradecido a mi amigo Paco por la educación musical gratuita que impartía con aquel viejo radiocasete y sus cintas TDK.
No tardé en comprar el disco, ese y todos los anteriores. Me compré una guitarra, soñaba con ser James Hetfield. Al poco tiempo, me di cuenta de que el tipo que de verdad molaba en aquella banda era un tal Jason Newsted. Por culpa de aquel disco, me compré cientos de discos más, descubrí miles de bandas, incluso con los años aprendí que realmente lo “único” que hizo Metallica fue mezclar a Black Sabbath con Motörhead y perfeccionar un poco la fórmula.
Gracias a Metallica entendí la importancia de Black Sabbath y una vez que profundizas en Sabbath, tu visión sobre la música cambia para siempre, del mismo modo que ocurre con Led Zeppelin. Por cierto, Led Zeppelin también los descubrí gracias al Black Album, en concreto gracias al documental A Year and a Half donde muestran todo el proceso de grabación y donde, tras grabar el riff de Sad But True, Bob Rock le dijo a Kirk Hammet “Acabas de crear el Kashmir de los 90”. ¿Qué sería ese Kashmir que mencionaban?…
Pero no sólo me influenció en lo musical… A raíz de las geniales fotografías de promoción de aquel disco, descubrí a Ross Halfin, el fotógrafo de las bandas de rock de los 90. Así que puedo afirmar que el Disco Negro también fue responsable de que quisiera empezar con la fotografía musical. Debido a esto, además de mi primera guitarra, también compré mi primera Nikon, con el reto de poder fotografiarles algún día. No podía imaginar que ese sueño se cumpliría en 1999 en Barcelona durante la gira del Garage Inc.
Respecto al disco, sólo añadir que tardaron un año y medio en grabarlo. En el proceso volvieron loco a Bob Rock (su productor) y probaron absolutamente de todo… Usaron técnicas y tecnologías de grabación pioneras y, además, se alinearon los planetas, dando como resultado algo único e irrepetible. Consiguió sonar en todas las radios, volver loca a la MTV, ganar dos Grammys al mejor disco de Metal y mejor canción de Rock. Debutar como número 1 en el billboard americano. 16 discos de platino. Más de 30 millones de discos vendidos y, a día, de hoy, casi 30 años después, siguen vendiendo la friolera de miles de Black Album cada semana.
El Black Album de Metallica cambió mi vida y la de millones de personas. Feliz día de la música.
Extremoduro – Iros todos a tomar por culo (Alfonso Rock Culture)
Han sido muchos los discos que creo que han cambiado mi percepción de la música de una manera u otra; sobretodo porque han hecho que me introduzca en un estilo al que, hasta entonces, no le había prestado la suficiente atención. El Raining Blood de Slayer me introdujo en el thrash metal, el Keeper of the Seven Keys de Helloween en el Power; mientras que el Coal de Leprous terminó de introducirme en los sonidos progresivos más modernos.
Pero el disco que realmente me cambió la vida fue el Iros todos a tomar por culo de Extremoduro. No es, ni mucho menos, mi disco favorito del grupo, pero es el primer disco de rock que escuché gracias a una cinta pirata que llegó a mis manos con 13 años. Una cassette de una calidad ínfima dónde varias canciones se cortaban a la mitad y que terminaba con los primeros compases del Ama, ama y ensancha el alma.
A partir de este disco empecé a investigar y a descubrir nuevos grupos, luego vendrían Rosendo, Platero y tú, S.A., Avalanch, Blind Guardian, Helloween y un largo etcétera. Pero fue este disco de Extremoduro el germen de todo lo que vendría después, el álbum que contribuyó a cambiar mi personalidad para bien o para mal.