Haggard Galileo y la relación arte y ciencia

Contexto histórico.

El arte y la ciencia han vivido relacionados en múltiples ocasiones a lo largo de los siglos.

Ya vimos como en el Renacimiento los artistas trataron de alejarse de la figura del mero artesano potenciando su labor intelectual, formándose en aspectos más teóricos como las matemáticas para trabajar la perspectiva o las proporciones.

También hay figuras clave en la historia del arte que destacan por su carácter científico y artístico, como es el caso de Leonardo Da Vinci, e incluso como en el siglo XX, los artistas van a vivir ligados a los avances científicos y tecnológicos para la creación de sus obras.

La revolución científica de la Edad Moderna.

 

Con el surgimiento del pensamiento humanista a comienzos de la Edad Moderna, el ser humano comenzó a tener un mayor pensamiento crítico ante su realidad, desvinculando la figura de Dios como respuesta a aquello que no comprendía.

Durante los casi tres siglos que supusieron la Edad moderna, vamos a encontrarnos con una verdadera revolución científica, en la que múltiples científicos van a aportar algo más de luz sobre el conocimiento del universo. Pensadores como Descartes o Kant, junto a científicos como Kepler, Newton o Galileo Galilei, son solo algunos de estos ejemplos.

Galileo Galilei: “Eppur si muove.”

Una de las figuras clave de la revolución científica de la Edad Moderna fue el matemático, físico y astrofísico Galileo Galiei.

Galileo Galilei

Nacido en Pisa en 1564, sus avances en la mejora del telescopio le permitieron investigar más allá en el conocimiento del espacio llegando a descubrir satélites en Júpiter, viendo por primera vez los anillos de Saturno o comenzando a comprender la Vía Láctea. Además, se interesó por el conocimiento de las fases de la luna y fue dando claves para refutar la teoría heliocéntrica promulgada por Copérnico. Esta teoría decía que la tierra giraba alrededor del sol, lo cual chocaba directamente con el pensamiento tradicional de que todo giraba en torno al hombre y supuso para Galileo serios problemas con el Santo Oficio y los partidarios de la teoría geocéntrica. Tras ser juzgado y condenado, cuentan que Galileo dijo la célebre frase “Eppur si muove” traducida como “Y sin embargo, se mueve” aceptando su condena aunque no tuvieran la razón.

Haggard: Eppur si muove.

Esta frase de Galileo fue el título escogido por la banda de doom melódico orquestal, Haggard, para su tercer trabajo de estudio publicado en el año 2004, aprovechando el retrato que hizo Justus Sustermans en 1635 y que se conserva en la Galería florentina de los Uffizi

La banda ya había conseguido labrarse cierta fama con sus anteriores trabajos, especialmente con Awaeking the Centuries, cuyo hilo conductor era el mundo de las profecías sobre el fin de los tiempos.

En este trabajo, Haggard apostó una vez más por temas de largo desarrollo, complejas composiciones llenas de arreglos y matices, con fuerte peso en las secciones corales en temas como Per Aspera Ad Astra.

Velázquez, Galileo y la escultura de los 4 genios.

Seguramente, si has visitado Madrid habrás visto frente al Teatro Real, una escultura ecuestre del rey Felipe IV. Esta escultura es la primera vez que se realizaba un retrato ecuestre en corveta, es decir, apoyado únicamente en sus patas traseras y para su realización estuvieron colaborando hasta 4 grandes expertos.

 

Escultura Felipe Iv Madrid

El monarca quiso tener un retrato ecuestre al igual que su padre, Felipe III, pero quiso ser más ambicioso y pidió al escultor italiano Pietro Tacca que el caballo mantuviera las patas delanteras en alto. Para su realización, se enviaron a Italia unos retratos realizados por el pintor Diego Velázquez y un busto realizado por el escultor Juan Martínez Montañés, pero el reto era difícilmente realizable. Sin embargo, la dificultad técnica de la postura del caballo supuso un reto para Tacca, quién buscó asesoramiento en el físico Galieo Galilei quien dio unas claves para que la escultura se pudiera realizar. En una de las cartas, Galileo se mostró ilusionado por colaborar con Velázquez a quien admiraba profundamente. Finalmente la escultura se terminó en 1640, aunque el busto del rey no terminó de convencer y tuvo que rehacerse de nuevo en España.