Mejores discos de 2020 para Pedro Hernández (@picfromthepit)
A estas alturas de la película, huelga decir que 2020 ha sido un año atípico en el peor sentido imaginable. Empezábamos el año con grandes proyectos en el horizonte y llenos de ilusión, con visitas a España de las más grandes bandas: Paul McCartney, Guns and Roses, Foo Fighters, Queen… Eran sólo un adelanto de todo lo bueno que iba a deparar este 2020 y que esta maldita pandemia nos arrebató. Nuestra cita anual con Mad Cool con un cartel de infarto con Deftones, Faith no More y RHCP (entre muchos) cancelado. Músicos en la naturaleza, el festival familiar en un entorno privilegiado que recuerda a los festivales de los 70, también cancelado. Nuestro querido Noches del Botánico y su magia de las veladas estivales madrileñas donde teníamos cita obligada con Tom Jones o el Leyendas del Rock con el mejor cartel de su historia, Download, El Resu, RockFest. Todo cancelado. Era como una pesadilla de la que queríamos despertar.
Muchos amigos, músicos, promotores, dueños de salas de conciertos, técnicos, se han visto sin ingresos, abandonados a su suerte y sin alternativas que sí que han tenido otros sectores… Hablamos de personas, familias, que viven al día, bolo a bolo, un drama que no debemos olvidar.
Con todo esto en la mochila, se me hacía muy difícil hacer mi lista de los 10 mejores discos del año. Sinceramente no me apetece. Pensé hacer la lista de las 10 mejores salas del año, o de los 10 mejores técnicos del año, incluso de los 10 mejores músicos del año o los 10 mejores fotógrafos, para reivindicar el duro trabajo de todos ellos, pero sería algo tremendamente injusto para los miles de compañeros que merecen estar en ese top 10 y que tanto les hemos echado de menos este año. Ahora mismo el cuerpo me pide darles un abrazo a todos estos amigos y compañeros que hacen posible la magia de la música en directo, seres “anónimos” pero personas con nombre propio… Ana, Alberto, Danny, Luis, Pepe, Jimi, Mar, Chana, Marcos, Isaac, Sara, Raquel, Bea, Cesar, Alicia, Marcos… Son demasiados para nombrarlos a todos… Mis mejores deseos para este 2021 van para todos ellos, los que están al pie del cañón empujando y haciendo posible que la música nos llegue a todos.
Con el cuerpo raro que deja este 2020 voy a intentar hacer mi Top 10 de discos. Ha sido un año donde hemos pasado mucho tiempo en casa y hemos tenido mucho tiempo de escuchar música, y digo bien “escuchar”, es decir, prestar atención, en el salón, con una cerveza o un vino en la mano y sin prisas, que es como más se disfruta de los grandes discos. Quizá 2020 sea el año donde definitivamente dejamos de “oir” música para empezar a “escuchar” música.
10. Bunbury – Curso de Levitación Intensivo
Segundo disco de Enrique en menos de un año, demostrando que su creatividad se ha visto reforzada por el confinamiento. Es un disco muy diferente, un disco de los de escuchar con auriculares y disfrutar de todo lo que suena en segundo plano. Un trabajo complejo, pero a la vez delicioso a cada trago, donde todo mezcla a la perfección, electrónica, jazz, fusión, rock y pop, todo rodeado de unas atmosferas oníricas, como un buen coctel donde todos los ingredientes están en su justa medida y donde Enrique consigue un sonido muy orgánico. En Curso de Levitación Intensivo la producción no se come el alma del artista, al revés, la respeta y la potencia. Estamos ante un disco que cuenta una historia actual, que habla de un momento y de una situación, pero que es aplicable a muchas cosas. Un disco donde Enrique ha levitado y debe haberse encontrado con el espíritu de Bowie que le ha susurrado algún secreto al oído… Para escucharlo de principio a fin y reflexionar.
9. Bob Dylan – Rough and Rowdy Ways
Y van 39… esta vez con un trabajo doble. Gran culpa de ello lo tiene un tema titulado Murder Most Foul donde se narra la historia del asesinato de JFK en sus casi 17 épicos minutos. Con Rough and Rowdy Ways, Dylan rinde homenaje a la leyenda del country Jimmie Rodgers, autor de la canción homónima al título del disco de Dylan.
El disco es como un canto al pasado, pero con una mirada puesta en el futuro de una sociedad estadounidense cada vez más polarizada. Un disco que invita a reflexionar y a saborear lentamente sus letras repletas de menciones a otros artistas y escritores. No es un disco fácil, en absoluto, pero es una delicatesen. Sírvanse una copa de bourbon y siéntense en una mecedora para un viaje inolvidable por las raíces del viejo continente.
8. Sepultura – Quadra
Los brasileños nos han traído este 2020 Quadra, un disco duro que recuerda tiempos pasados y que confirma que la incorporación de Eloy Casagrande a los tambores le ha sentado estupendamente a la banda. Esto es 101% Sepultura, sin más etiquetas. Si te gusta Sepultura lo amarás. A nivel de producción hay que destacar lo bien que suena todo, cada instrumento en su sitio, algo nada fácil con semejantes dosis de brutalidad, que siempre dan problemas a la hora de grabar este tipo de discos. No se echa de menos nada (ni a nadie), al revés, la madurez de esta formación la convierten en un cañonazo en directo y en el estudio. Comprometidos con la música, con sus raíces y con el planeta. En resumen, Sepultura.
7. Miley Cyrus – Plastic Hearts
Si, no me he equivocado, y os aseguro que yo mismo me sorprendo de meter este disco en mi top 10. Si me lo llegan a decir hace 10 años me hubiese dado la risa, pero las personas cambian, los gustos también, y Plastic Hearts es un discazo de rock.
Miley llevaba años tapando bocas con sus maravillosas sesiones en el jardín de su casa, las famosas backyard sessions (VÍDEO) y ahora ha dado el salto con su primer disco de rock, tras años versionando grandes éxitos de rock y hard rock de Led Zeppelin, Billy Idol o Pink Floyd entre otros.
Haciendo un paralelismo con Star Wars, puede que Miley sea el Anakin Skywalker que traiga el equilibrio a la fuerza y rescate a las nuevas generaciones del lado oscuro de la música (y del perreo y el “restregón”) y vuelva a hacer del rock un género mainstream como ocurrió en los 80 y 90… Desde luego su papel parece que será importante pues ha sabido juntar lo nuevo con lo clásico, y hacerlo con gusto. Esperemos que no le pase como a Anakin y caiga definitivamente en el lado oscuro con el que tanto coqueteó en su día Miley.
¿El disco? Espectacular, una producción de esas de millones de dólares (que decía Lars Ulrich), todo suena excepcionalmente bien, una maravilla para los oídos, e insisto, Miley canta como quiere. Fuera complejos.
6. Paul McCartney – III
Sir Paul no podía faltar. McCartney III es 100% Paul, y no sólo porque el Beatle toque todos los instrumentos del disco… Bajo mi punto de vista es 100% Paul porque muestra todas las facetas del artista…. Es como un greatest hits sólo que todos los temas son nuevos. Al escucharlo se me apodera una gran tristeza por no poder disfrutar este año de los temas de este disco en directo en Barcelona.
A todos los efectos se trata de un disco tremendamente personal y sencillo de escuchar, pero lleno de tesoros ocultos. “No es tan experimental como lo fueran McCartney I y II en su día” piensas mientras lo escuchas y de repente zas! El tema Slidin’ (VÍDEO) te pega en toda la cabeza… ¿Qué es esto? ¿Stoner? ¿El nuevo Helter Skelter? Y entonces lo escuchas una y otra vez en bucle. Discazo.
5. Ozzy – Ordinary Man
Si os soy sincero tenía serias dudas sobre este disco. ¿El Mad Man sin el salvaje de Zakk? Realmente habían conseguido una simbiosis donde era casi imposible entender al uno sin el otro, pero al mismo tiempo quizá lo bueno de este binomio era también su perdición, y es que últimamente Ozzy estaba un tanto encasillado en solitario, con un sonido que, pese a ser grandioso, podía suponer un desgaste para todos.
Ordinary Man suena a despedida, a repaso de una vida de un tipo que, junto con sus compañeros de Birmingham, inventaron esto del heavy metal hace ya unas cuantas décadas. Una despedida de un tipo que ha vivido a tope, un ser con fama de inmortal, de haber visto cosas que no creeríais, un tipo que junto con Lemmy han sido los únicos que conseguían asombrar con sus historias a otros grandes artistas (que se veían pequeños a la sombra de estas leyendas). Ozzy lo ha visto todo, lo ha hecho todo antes que tú, lo ha hecho de forma más salvaje, más intensa y durante más tiempo, un segundo en la vida de Ozzy seguramente cuente por 10 años en la vida de muchas personas y, pese a todo esto, Ozzy nos dice con este disco que es sólo un hombre “cualquiera”, uno más… o al menos él se siente así.
Imposible no emocionarse con este disco y, sobre todo, con este video.
4. Pearl Jam – Gigaton
“Estos tipos sí son mis Pearl Jam de siempre” es lo primero que pensé al escuchar este disco. Automáticamente pasé de tener 40 a volver a tener 20 años ¿Dónde está mi camisa de cuadros? ¡La encontré! Al igual que los niños perdidos de Peter Pan por fin tengo mi bolsa de canicas ¡Y ahora puedo volar! Sólo hace falta que llueva y que tenga en mis manos una taza de café caliente de esas para llevar y poder pasear por la ciudad imaginando que recorro mi querida Seattle una vez más… Su Fish Market, el Space Needle, el MoPop, los grandes pesqueros, los clubs de la zona universitaria, su bella decadencia industrial mezclada con su naturaleza salvaje y sus maravillosos parques nacionales, su historia… En Gigaton cabe todo lo bueno de Seattle y todo lo bueno de Pearl Jam.
Los doctores recomiendan una escucha semanal para rejuvenecer 20 años. No hay mejor tratamiento que Gigaton. Gracias Pearl Jam.
3. Neil Young – Homegrown
A nadie se le escapa a estas alturas que soy un nostálgico musical… no diré que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero sí que casi cualquier tiempo pasado fue mejor (en lo referente a la música rock). La mayoría de discos actuales carecen de la sinceridad, la frescura y la espontaneidad de las grabaciones de los 70. Se ha avanzado mucho técnicamente pero gran parte de estos avances sirven para “mentir”, para perfeccionar la grabación y deshumanizarla hasta el punto que de mucha música de hoy en día resulta difícil de creer, y más aún difícil de interpretar en directo.
Con Homegrown pasa una cosa curiosa, es un disco grabado entre 1974 y 1975 que ha pasado 45 años en la nevera y que Neil Young ha decidido publicarlo este 2020. Realmente es como abrir una capsula del tiempo donde alguien enterró tesoros hace muchos años y han permanecido intactos, como abrir un vino de los que el azar ha querido conservar en perfectas condiciones durante décadas.
Homegrown es el eslabón perdido entre Harvest y Comes a Time y está grabado como se hacían las cosas antes… ¿Conocéis la moda un tanto ridícula del “relicado” de guitarras? Son esas guitarras nuevas que les han dado un montón de golpes falsos en la fábrica para hacer parecer que tiene una larga historia, pero que realmente lo que pagas son 25 céntimos de carisma y postureo. Sólo intentan parecer una guitarra antigua de verdad, bien construida y con golpes reales de mil bolos y anécdotas, pero realmente carecen del alma, el sonido y olor de antaño. Pues bien, este disco es esa guitarra antigua, la de verdad, llena de golpes (de verdad), llena de vida (de verdad), que ha aparecido 45 años después dentro de un cobertizo y a la que muchas intentan imitar con más o menos suerte. Un disco (de verdad) ideal para un viaje de costa a costa de los Estados Unidos.
2. Marilyn Manson – We Are Chaos
We are Chaos… Hace unos años Manson fue poseído por el espíritu de Ziggy Stardust para sacar el que, para muchos, fue su mejor disco: Mechanical Animals. En este 2020 ha vuelto a ser poseído por el Omega de Ziggy, el gran Duque Blanco, pero en su forma más oscura. Y es que el disco rezuma sabor a Bowie de principio a fin, pero con ese toque de mezcla de desidia y obscenidad que sólo Marilyn Manson sabe aplicar.
Con We Are Chaos Manson deja en casa las ametralladoras de su disco anterior y sale a herir conciencias con una pluma. Una pluma que corta y se clava, pero que al mismo tiempo es suave y delicada, inofensiva a simple vista, y es esta sutileza perdida la que mejor le ha sentado siempre a Mr Warner. Un disco fundamental para escuchar de principio a fin en un día de tormenta.
1. ACDC – Power up
La muerte de Malcolm Young nos pilló a todos un poco por sorpresa. Se iba el mejor guitarrista rítmico de la historia y el alma del sonido de ACDC (junto a Phil Rudd y Cliff Williams). Tras su muerte pensamos que nada sería igual, pero Angus se ha sacado de la manga este disco repleto de canciones compuestas por su hermano que tenía guardadas en algún lugar de Australia. El disco suena realmente bien, seguramente lo mejor desde Ballbreaker, y Stevie Young hace un papel muy digno respetando el legado de Malcolm. Un gran disco lleno de energía para un año fatídico, pero si ACDC no te levanta el ánimo es difícil que lo haga ninguna otra banda. No hay mucho más que decir, lo mejor es escucharlo, con un volumen considerable, al máximo de lo que permita la salud auditiva, y si no se te mueve la cabeza y el pie al ritmo de la música consulta a tu médico o farmacéutico, es posible que no tengas sangre en las venas.