Por fin llegó el día esperado, los míticos WASP en la Región Murcia deleitándonos con su gran álbum The Crimson Idol después de 5 años de su última visita por nuestras tierras.
La tarde se nos hizo larga esperando a la noche, debido a que los artistas invitados como teloneros en esta gira, Beast in Black, se quedaron sin vehículo y no pudieron llegar a la Región. Más tarde se descubriría que cancelarían toda la gira europea con WASP debido a problemas de trato recibido por parte de la banda. Algo que no sorprende demasiado conociendo la personalidad del Sr. Lawless. Los estadounidenses aún tocando ellos solos, siguieron a rajatabla el horario establecido, dejándonos hora y media larga de expectación y espera desde la apertura de puertas. Este problema de Beast in Black, avisado con tan poco tiempo de antelación y poco o nada en las RRSS, molestó a más de uno debido a las prisas por salir de trabajar para llegar a la hora y por perderse a la banda nórdica.
Después de aprovechar para llenar los estómagos y humedecer las gargantas, llegaba la hora de disfrutar del gran Mr. Blackie Lawless liderando con voz y guitarra, Mike Duda al bajo, Doug Blair a la guitarra y la nueva incorporación a la batería de Aquiles Priester, de uno de los mejores discos de heavy metal de la historia.
Un directo limpio, impoluto… con el cual pisaban fuerte el escenario de la Sala Gamma. A través de las pantallas colocadas en el escenario (dos a los lados y una al fondo tras la batería) se proyectó la película de The Crimson Idol para acompañar al maravilloso álbum en directo. Una puesta en escena sencilla, directa y sin parafernalias ni juegos de humo y luces espectaculares. »Lo que ves es lo que hay, heavy metal puro y duro» podríamos citar.
Sin embargo la presencia de Blackie y el resto de los integrantes, quitando momentos puntualísimos durante toda la velada, dejaron mucho que desear en lo referente a comportamiento hacía el público. La diva del heavy metal se pasó el concierto serio, sin saludar hasta prácticamente finalizar, dándonos la espalda cada 3 minutos y sin hacer demasiados esfuerzos en el escenario. Algo que a los primerizos en esta banda decepcionó un poco a pesar de tener claro a quién íbamos a ver subido al escenario.
Al margen de ese aspecto conocido por todos, es un grupo al que hay que ver, al que se va a disfrutar a estas alturas de una forma más tranquila, pero a disfrutar al fin y al cabo de la buena música y de los grandes éxitos que marcaron un hito en su momento.
Después de tocar impecablemente el The Crimson Idol con la historia de Jonathan Steel, unos 15-20 minutos de descanso darían paso al final de la noche, con la segunda y ansiada parte de los clásicos. Cambio de luces (a mejor) y un poquito de humo para empezar con L.O.V.E Machine revolucionando a la sala entera que por fin se ponía a gastar las pilas que habían estado cargándose en la primera parte. Seguido del gran Golgotha poniéndonos más de una piel de gallina y acabando con uno de sus mayores y más icónicos temas de toda su carrera musical, I Wanna Be Somebody donde Blackie descansó, dejándonos corear y prácticamente cantar al unísono la canción, en la cual finalmente se podía sentir algo, esa conexión entre los asistentes y la banda. Suponemos que lo bueno siempre llega en el final… Echando mucho de menos el Wild Child, qué menos, para una sala repleta que lo dio todo aquella noche.
Tras un gran final marcado por este gran tema, una segunda parte de grandes éxitos que extrañamente se hizo (y fue) demasiado corta, resultó poco grato descubrir tras investigar y dialogar con otros fans, que el nivel de ego llega a tal punto, que dentro de todas sus excentricidades, una última es que aquellos lugares en los que NO hacen SOLD OUT, no tocan el setlist completo, es decir, no tocan la parte de grandes éxitos entera. Algo bastante decepcionante.
En conclusión, un show que no te puedes perder si eres amante del heavy metal pero que como fan no debes esperarte demasiado. Solamente disfrutar de una gira redonda.