Anne O
es una banda de Death Metal formada en Valencia en el año 1997. La crudeza de sus temas se ha visto ya reflejada en 2 maquetas y 4 trabajos de estudio que se han repartido a lo largo de estos años, así como su colaboración en diversos recopilatorios. Ellos mismos definen la evolución de su sonido de forma muy interesante que procedo a citar de forma textual: «durante todos estos años la evolución ha sido una constante en la filosofía de la banda, y de ello son clara muestra nuestros trabajos discográficos, en los cuales queda reflejada de una forma bastante evidente esta evolución, en la composición de los temas hemos intentando siempre incluir matices a fin de enriquecer la base de nuestro estilo, pero sin restar por ello la intensidad y la crudeza en los temas».
Si bien es cierto que los tres primeros trabajos se lanzaron bajo Fragment Music, este último disco de nombre Presencias y Constancias se ha lanzado de la mano de la archiconocida Art Gates Records (In Mute, Noctem, Olvido…). Grabado en Stardust Studios con Sergio Devece y mezclado y masterizado por Álex Manzano, en diciembre de 2017 ve la luz este auténtico vendaval, dividido en 12 cortes, del cual os hablaré a continuación:
Perpetuo, Eterno e Inmanencia o cómo empezar un disco deseando reventarte la cabeza contra el suelo. Es increíble la potencia de su producción (no así tanto la calidad, lejos de ser perfecta pero sí haber conseguido un sonido muy fiel a ellos) y el desarrollo de los temas: Death Metal agresivo, sacado de la mismísima habitación de Belcebú, un oasis de riffs por el cual dejarse engañar. La estructura de los temas me resulta un tanto progresiva en tanto a que se notan multiplísimas influencias de este rollo (como Strapping Young Ladd o Gojira), pero sobre todo en la etapa pelanas del señor Devin Townsend en cuanto al desarrollo un tanto caprichoso de los temas y una resolución bestial a la par que inesperada. Se notan también influencias no tan progresivas y más cercanas al Death Metal clásico; a grupos como Entombed o Grave.
Como vengo diciendo, el disco en general presenta estructuras más complejas que las que no puede presentar un grupo de Death Metal convencional y unos cambios que, si te pillan a contrapie, te quiebran de arriba a abajo. Todos los temas son pepinísimos, desde el primero hasta el último. Quisiera destacar Intermitencias por ser, quizá, la canción más pesada (en el buen sentido) del plástico pero, por pesada que sea, no nos deja a medias ni con ganas de más puesto que su propia pesadez consigue sumergirte en el oceáno de bestialidad que nos ofrecen los ches. Ascenso, tras un par de escuchas al plástico, se ha convertido en mi tema favorito del disco y ha conseguido un puesto en mi lista de reproducción de metal extremo de Spotify (y en mi corazón). En Saudade demuestran que el rollito melódico también se les da guay, me gustaría ver más temas así en próximos trabajos.
Se me hace casi imposible no poner peros a un disco (muy poquitos, pero los hay que no tienen), siempre desde una posición constructiva y totalmente subjetiva. Quiero hablar de Ángel Pastor y de su desgarradora voz. Buenísima, en serio, el único pero que le pongo es el abuso de su propio registro (oscila entre scream y gutural). Quizá un poco plano en ese sentido pero, insisto, es una opinión meramente subjetiva y no resta ni un ápice de calidad a este quinteto valenciano ni a este, su último disco. Como batería que soy quisiera destacar también el trabajo de Fernando Iranzo a las baquetas, puesto que sus líneas me parecen acertadísimas a la hora de saber darle continuidad de forma sanísima a unos temas que, como he dicho antes, presentan complejos cambios de estructura. No he notado parones innecesarios ni recursos por mero lucimiento y eso es algo que, personalmente, agradezco muchísimo.