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Reseña: Spectral Wound – A Diabolic Thirst

Cuando hablamos de black metal la experiencia nos dice que lo razonable es mantenerse lejos de cualquier hype y dedicar nuestra atención a (literalmente) cualquier otra cosa. Sin embargo, esta vez no será necesario porque Spectral Wound van en serio. A Diabolic Thirst, su tercer disco, está destinado a ser uno de los favoritos del año para el público acostumbrado a sonidos oscuros y poco acogedores.

Empecemos por la base: A Diabolic Thirst es un estricto ejercicio de regreso a las esencias del black metal noruego y finlandés de la segunda ola. Un implacable raudal de atmósferas frías y melancólicas cuyo acercamiento minimalista (bajo, batería y guitarra) sigue la tradición de clásicos como Darkthrone, Horna o Sargeist. Caer en la tentación de las microetiquetas para hablar de “raw” o “atmospheric” black metal sería de lo más “trve” pero Spectral Wound siempre ha dejado claro que no atienden a epígrafes. Lo suyo es puro black metal, crudo y atmosférico, como muchos lo entendían allá en los noventa. La portada ya lo dice todo. Una oscura fotografía en blanco y negro, muy a la manera de Darkthrone, aunque sin acabados low-fi ni gimmicks por defecto. Aquí no hay trampa ni cartón, Spectral Wound abordan una fórmula clásica y reverenciada sin pretender copiar ni simular aquello que no son. La música de A Diabolic Thirst mira al pasado y se reconoce en sus influencias consiguiendo ser un ente – un agujero negro – en sí mismo.

Aunque en apariencia la fórmula es simple, muy pocos saben llevarla a buen puerto: trémolos y blast beats a destajo. Tal y como dicta el canon, la base se encuentra en las melodías mientras que ritmo y estructuras operan aportando texturas y atmósfera. En resumidas cuentas, sin buenos riffs no hay nada que hacer y precisamente en este apartado es en el que Spectral Wound brillan con más fuerza. Las melodías que componen A Diabolic Thirst rozan lo memorable y despliegan un enorme potencial para atrapar al oyente. Una abrasiva muralla de sonido compuesta por capas de harmonías, distorsión e imparables blast beats envuelve a los riffs, cerrando el paquete y dando al disco un halo de enormidad pero también de claustrofobia. A Diabolic Thirst es un disco con una producción nítida a la vez que áspera, sin aspavientos ni espacio para el confort. Todo muy “raw”, en efecto. Es un disco que parece haber sido grabado en una cueva sin techo ni confines, lejos de todas partes. El black metal que merece la pena suele surgir de lugares así.

Desazón existencial y decadencia inspiran y dan forma a los colosales seis temas de un álbum que crece con cada escucha. Su intensidad no baja un solo momento; ni siquiera con la monumental Mausoleal Drift, una canción de casi diez minutos que va creciendo entre malsanas atmósferas hasta colapsar sobre sí misma en un clímax de hastío y perdición. Salvo algunos pasajes más uptempo, casi todo el álbum es una avalancha de violencia, euforia suicida y belleza. Es lo que mejor sabe hacer el black metal militante: replegarse y buscar en lo recóndito para encontrar nuevas y contradictorias grietas.

La música de Spectral Wound es monocromática pero no unidimensional. Sus arreglos, precisos y variados, matizan el ensañamiento de su sonido. Y es que cuando tus ojos se acostumbran a la oscuridad no todo es tan borroso ni tan negro como parecía. El interludio acústico de Frigid and Spellbound o el arranque en modo punk de Diabolic Immanenceson algunos de los detalles de una propuesta que se extiende más allá del asalto sensorial, haciendo que sea un álbum imposible de agotar en unas cuantas escuchas. Al contrario, A Diabolic Thirst es un disco absorbente y adictivo; monopolizará todo vuestro tiempo y sus melodías se quedarán en vuestra memoria.

Profound Lore Records vuelve a acertar con el fichaje de Spectral Wound, ampliando de nuevo un catálogo cada vez más impresionante, plagado de referencias incontestables. No creo que A Diabolic Thirst sea esa obra maestra que mucha gente – presa del hype – dice por ahí, aunque sí es un disco importante y posiblemente uno de los mejores del año. Por cierto, a todo esto… ¿y qué es una obra maestra?

Escúchalo en: Spectral Wound Bandcamp
Más información: Spectral Wound Facebook

Julio Gómez
Julio Gómez
Diseñador gráfico a tiempo completo y activista cuando le da la vida. Durante el pleistoceno fue colaborador de Metali-K.O. y Absolut’zine entre otros.

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